[#TBT] Nostalgia de años atrás: ‘Super Mario Bros. 3’

El mundo está dividido en dos: están los que prefieren ‘Super Mario World’ y los que se inclinan más por ‘Super Mario Bros. 3’. Así como hace unos días dije que –por razones personales– me gusta mucho más ‘Banjo-Kazooie’ que ‘Super Mario 64’, esta vez voy a decirles algo que tal vez no les guste demasiado: el mejor juego en la historia de los hermanos Bros. es ‘Super Mario Bros. 3’. Lejos.

No estoy seguro de cuántas veces habré jugado este juego. Pero estoy seguro que no deben ser menos de unas 25 veces. Tantas veces que he saltado con el rechoncho y bigotón de traje rojo que los recuerdos fácilmente vienen a mi cabeza de épocas que creí haber olvidado con el paso del tiempo.

Era 1994. Un domingo. Exactamente el 26 de junio, día en el que Colombia le ganó 2-0 a Suiza en el Mundial de Fútbol de los Estados Unidos. Esa noche, conocí ‘Super Mario Bros. 3’.

En medio de la irremediable tristeza por la eliminación en primera ronda de Colombia que rondaba por la casa de mi abuela –en la que casi toda la familia de mi madre se había reunido– los únicos que estábamos felices eramos los pequeños: un tío, que por esos días no tendría más de 17 años, llegó a la casa; conectó el Super Nintendo que había sido desenchufado para ver el partido; sacó un casette y un pan de rollito de esos que valen 200 pesos de una bolsa negra, mordió el pan, puso el juego y dijo: «Yo juego; ustedes me miran».

No sé si les pasó alguna vez una situación como esa a ustedes. Solamente había un control, y era dominado siempre por los más grandes. En el grupo, yo no era el menor, pero tampoco estaba cerca del totalitarismo de los mayores. Pero realmente eso no importa. Disfruté viendo jugar a mi tío y primos mayores mucho más que si yo lo hubiera jugado: ellos tenían la pericia, yo caía siempre en el mismo precipicio.

Más brillante que una pepita de oro

‘Super Mario Bros. 3’ primero salió en octubre de 1988, siendo el último título de la saga en publicarse para el Nintendo. Luego fue republicado -para Super Nintendo- en el aclamado ‘Super Mario All Stars’ unos años después. Diseñado por el padre de los videojuegos modernos, el japonés Shingeru Miyamoto, ‘Mario 3’, como se le conoce popularmente, cuenta la historia de un nuevo ataque al Mushroom Kingdom por parte del rey de los Koopas, Bowser.

El espinoso dragón envía a siete de sus hijos (Koopalings) al reino para hacer lo que se les antoje. Cada uno de sus vástagos toma el control de cada zona del reino, apoderándose de la varita mágica de cada uno de los siete gobernantes. Marioy Luigi son llamados para poner orden en cada una de las zonas atacadas, solo para enterarse que en la octava zona, el mismo Bowser había raptado -como cosa rara- a la causante de las negras pesadillas de este par de hermanos: la princesa Peach.

Un juego de plataformas en dos dimensiones de desplazamiento lateral, de mecánica muy similar a sus antecesores, pero con la particularidad de contar con puzzles, minijuegos, zonas secretas, poderes y habilidades, y la posibilidad de interactuar directamente con el mapa de cada uno de los reinos. Realmente era un juego difícil, con detalles visuales muy agradables, cada uno con una atmósfera distinta.

Mi favorito siempre fue el mundo acuático, en el que tenías la chance de montarte en una diminuta barquita para explorar una zona atiborrada de ‘casas de honguito’ (esa que tenía tres cofres que te daban poderes) y de ‘casa de las picas’ (en la que debías formar una figura con tres partes).

Y ni qué decir de los mundos en los que tenías la posibilidad de disfrazar a los fontaneros de ‘ranita’,  ‘mapache’ y ‘soldadito’. O en el que te metías en una botica verde (Kuribo’s Shoe) para atravesar una zona atestada de plantas pirañas.

Después de eso solo «una bolsa de mango deshidratado», como diría el sujeto que tengo al lado mío.

Imagen: Captura de pantalla