¿Nos emocionamos con la nueva generación de consolas?

Partamos de lo que sabemos. Con la salida al mercado del Xbox One el próximo 22 de noviembre se cerrará el ciclo de lanzamientos de la nueva generación de consolas. Sabemos especificaciones, controles, juegos y características esenciales que las hacen diferentes entre ellas: el Kinect del Xbox, el Wii Pad del WiiU, el cross control entre el Vita y el PS4. Más allá de eso, vienen detalles que pueden agregarle sabor, pero no serán cosas tan grandes como para significar la caída o la victoria de una u otra.

Pero miremos el contexto en el que estamos. Acaba de salir uno de los juegos más ambiciosos de la historia, GTA V. La grandeza de ese juego, la magnitud en la inversión de desarrollo y las increíbles ventas que dejó, además de dejarnos asombrados, nos generan muchas interrogantes sobre la próxima generación. ¿Qué viene? ¿Qué significa que las empresas más importantes de la industria se aventuren a sacar una consola? ¿Qué cosas van a cambiar con respecto a esta generación que ya termina?

¿Qué significa una nueva generación de consolas?

Una vez cada seis o siete años, todas empresas deciden que es el momento de cambiar su línea actual de consolas. Esto se da por varias razones: la primera y más obvia es el cambio en la tecnología. Con la llegada de nuevas tarjetas de video, procesadores, discos duros, etc., las nuevas consolas tienen el objetivo de renovarse para ofrecer experiencias mejores que pueden brindar los nuevos componentes. Además, los desarrolladores de videojuegos piden las mejoras para crear mejores juegos. Volviendo a lo mismo: GTA V es el abrebocas de lo que podrán hacer las compañías con las nuevas consolas.

En la historia de las consolas, los cambios de una generación a otra se sienten mucho, pero con esta nueva generación no se siente tanto. Antes mejoraban las gráficas, el sonido y los juegos: son más grandes -ya sea en historia o en el tamaño del mundo- y además tienen más opciones. Los héroes de la nostalgia rechazan la nueva generación porque antes los juegos eran más sencillos y los controles no tenían tantos botones. Pero el cambio no solo significa un avance técnico, significa la introducción de nuevos servicios y nuevas modalidades de juego. Con la llegada del PlayStation 3 y Xbox 360, jugar en línea adquirió un nuevo significado. Se creó toda una nueva dinámica de jugar videojuegos, que involucraba tener una buena conexión a internet, pagar una membresía a Xbox Live, conseguir amigos para finalmente competir contra -y con- ellos. Este tipo de cambio no se encuentra con la llegada del WiiU, Xbox One y PlayStation 4.

Cambiar de generación significa, entonces, crear un nuevo tipo de consumidor. Esto nos obliga, como clientes, a sufrir una transformación que cambia sus prácticas de consumo para poder ser parte de la nueva experiencia. Antes del PS3 y Xbox 360, era improbable pensar en comprar un juego digital. Gracias al boom de venta y distribución de contenido digital se logró que los jugadores crearan cuenta en PlayStation Plus y servicios similares para poder acceder al servicio y obtener sus beneficios.

¿Necesitamos una nueva generación de consolas?

Dicho todo sobre los cambios, todavía no es claro cuál es el camino que quieren seguir las empresas con esta nueva generación. Había más claridad cuando Microsoft presentó el Xbox One (aun sin estar de acuerdo) y anunciaron toda una lista de cambios en las prácticas de consumo: el bloqueo regional, la necesidad de estar conectado a la red una vez cada 24 horas y las limitaciones a juegos usados. Todo eso indicaba que las empresas buscaban tener más control sobre el ecosistema de consolas y servicios.

Pero Microsoft dio reversa. Los gamers usaron la nueva palabra del pueblo -las redes sociales- para manifestar su disgusto con las nuevas medidas propuestas para nuevo Xbox. Después de que pasó la tormenta, la empresa de Redmond no tuvo más opción que decir que la nueva consola funcionará «tal cual como funciona el Xbox 360». Todas esas medidas, que enfurecieron a miles de posibles consumidores, fueron retiradas. No queda claro, entonces, qué será lo innovador que viene con esta nueva generación.

Lo que se lee y lo que se especula no va más allá de un conjunto de teorías que debemos confirmar una por una. Una de las más fuertes asegura que las consolas tendrán un enfoque más social. Hoy, esa palabra, ‘social’, se presta para comprender una serie de actividades en línea que necesitan de la participación de muchas personas para funcionar. Entonces nos dicen que Twitter y Facebook y las demás redes sociales van a tener un papel importante. Las personas podrán compartir todo lo que hacen con sus amigos y hasta con desconocidos. ¿Dónde está lo nuevo? Sony y Microsoft ya tienen la infraestructura suficiente para integrar sus sistemas de hoy entre ellos y al mismo tiempo hacer la experiencia más ‘social’. La práctica de compartir cómo se juega en redes no es nueva, basta con sentarse dos minutos en YouTube y buscar ‘Call of Duty’ o ‘World of Warcraft’ o ‘Worms’, ‘Tetris’, ‘Pacman’, ‘Guitar Hero’, ‘Batman’ o el título que quieran. De hecho, esa novedad de la próxima generación no parece más que un afán por ponerse al día con los consumidores de hoy.

Esa novedad de la próxima generación no parece más que un afán por ponerse al día con los consumidores de hoy.

¿Y las especificaciones técnicas? Nosotros hicimos una tabla en la que comparamos las ‘tripas’ del WiiU, el PS4 y el Xbox One, pero hay que comprender que esos números y esas cifras no le importan a la mayoría de los consumidores. Las personas quieren juegos buenos y experiencias emocionantes, algo que todavía se consigue con la generación actual. Los consumidores quieren algo que esta generación no pueda ofrecer porque simplemente le queda imposible hacerlo y hoy, 6 de noviembre de 2013, todavía no se sabe bien qué es.

En el fondo, son las empresas las que más necesitan la nueva generación, no lo consumidores. Los fabricantes quieren imponer prácticas y converger todo el entretenimiento en una sola caja. Quieren ofrecerle al consumidor la opción de tenerlo todo: TV, películas, juegos y lo ‘social’ en un solo lugar. Además, quieren brindar una experiencia integrando varias pantallas: celulares, tabletas, consolas y PC. Como cualquier conglomerado, los fabricantes de consolas quieren que el consumidor se case con una sola marca y la nueva generación parece ser la herramienta para lograrlo.

El papel del PC como plataforma de videojuegos

Los escépticos de la nueva generación voltean su mirada al que siempre ha estado ahí: el PC. Aunque no es una consola, es el equipo de entretenimiento por excelencia y el que ya cumplió todas las promesas de la nueva generación. Gracias a servicios como Steam y Origin, la venta de copias digitales de juegos se volvió algo cotidiano. El jugador ya no tiene ningún problema con adquirir su copia por un precio similar -y a veces hasta menor- al que encontraría en una tienda física.

El problema es que el PC no tiene un equipo de desarrollo de juegos exclusivos de la misma manera que tienen Sony y Microsoft. Los computadores son competidores mochos cuando se enfrentan a las consolas, pues no tienen todo un equipo de desarrollo y producción que gira en torno a sus productos. El PC, al no ser una sola consola y un solo producto no tiene una sola empresa madre que lo potencie y lo cuide. Los desarrolladores que eligen PC, lo eligen porque les permite crear una experiencia que no podrían con consolas de mesa, y en términos de negocio el PC puede ofrecer todo lo necesario para hacer un juego más que rentable.

El computador depende de la acogida de los juegos en su plataforma. Depende de la capacidad de los distribuidores digitales para potenciarlo y ofrecerlo como una alternativa viable. Hoy en día casi todos los juegos importantes salen para PC, eso es gracias a esas iniciativas. En términos técnicos, con lo mismo que cuesta un Xbox One, una persona puede armarse un computador que puede correr los juegos de última generación sin inconvenientes. Los límites se encuentran en los juegos que hayan.

Todo depende de los juegos

La razón por la que el WiiU no ha despegado es la misma razón que puede frenar la llegada de la nueva generación en pocos días. Los juegos que acompañarán los lanzamientos, en este momento, no generan ningún tipo de alternativa. En el momento en el que la fecha de lanzamiento de GTA V fue corrida de mayo a septiembre, muchos especulamos que ese sería el juego abriría las puertas de la siguiente generación. Tenía todo el sentido del mundo, pero luego nos enteramos que no era así y nos volvimos a preguntar ¿cuál es ese juego de la próxima generación?

La lista de juegos de lanzamiento de PS4 y la de Xbox One son sosas y más que generar una expectativa, nos hace mirar a nuestras consolas viejas con nostalgia. Claro, valdrá la pena jugar ‘Assassin’s Creed IV’, ‘Call of Duty: Ghosts’ o ‘FIFA 14’ en las nuevas consolas ya que la experiencia será más rica con mejores gráficas y alguna que otra especificación técnica, pero todos esos juegos ya salieron, ya los jugaron y los probaron en PS3 y Xbox 360. No encuentro ese juego que arrastra a los consumidores a la consola: no encuentro en la lista el ‘Pokémon X y Y’ que dispara las ventas del 3DS o el ‘God of War’ o ‘Metal Gear Solid’ que nos antojó del PlayStation 3 en un principio. Si no hay juegos, no hay nada.

¿Entonces qué viene?

Yo no sé si decirles que no se emocionen por la nueva generación, pero sí les puedo decir que en este momento es más emocionante tener un PlayStation 3 o un Xbox 360. El próximo año promete cosas: ya sabemos que Metal Gear Solid: Ground Zeroes llegará al mercado en lo primeros meses de 2014, de la misma manera que Watchdogs.

Sabemos que Nintendo tiene entre manos una serie de juegos que todos los más grandes aficionados van a querer jugar: Zelda, Mario Kart, Super Smash Bros., en fin. Queda ver qué rumbo cogen las empresas con sus sistemas de entretenimiento ¿Qué van a vendernos y cómo lo van a hacer? Por ahora, no esperamos demasiadas sorpresas para cerrar el año.