Uno de los planes que Elon Musk llevará a cabo cuando se cierre oficialmente la compra de Twitter, es eliminar los bots de spam de la red social y autenticar a todos los humanos que tienen una cuenta en ella. El empresario es tan enfático en su objetivo, que el mismo día que se anunció que la compañía había aceptado su oferta, tuiteó de forma exagerada que «estaba dispuesto a morir hasta lograrlo». Sin embargo, y pese a su eufórica intención de hacer de Twitter una red social en donde personas de carne y hueso puedan interactuar libremente, este lunes varios medios comenzaron a revelar que, irónicamente, más de la mitad de sus 90.1 millones de seguidores en Twitter son falsos.
Es importante aclarar que no siempre, toda cuenta cuya identidad real sea sospechosa o inexistente califica como «bot». Sin embargo, dentro de esta categoría sí entran las cuentas automatizadas. Independientemente del término que se use, una herramienta dedicada a calcular el número de seguidores falsos que tiene una cuenta llamada SparkToro, la cual reveló que, en el caso de Elon Musk, al menos 48 millones de las cuentas que lo siguen en Twitter, realmente son perfiles inactivos, falsos, dedicados a la propaganda o bots.
De acuerdo a las cifras entregadas por SparkToro, el 10 % de ese número de cuentas cuyos dueños no tendrían una identificación clara, son perfiles que están inactivos desde hace al menos tres meses, el 62 % son cuentas creadas entre marzo y abril del 2022, el 42 % son cuentas spam y el 90 % de ellas tiene una cantidad sospechosamente baja de seguidores.
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Algunos análisis de portales web como Business Insider llaman la atención sobre el futuro de los planes de Musk contra los bots de spam (es decir, con aquellos que son automáticos y que contienen mensajes repetitivos), pues de combatirlos, el magnate perdería el 53.3 % de los seguidores con los que cuenta hasta la fecha.
Lo cierto es que no sería el único personaje que perdería más de la mitad de sus números, pues la herramienta reveló que el 41 % de los seguidores de las cuentas que tienen un tamaño similar a la del hombre más rico del mundo, sufren del mismo mal.
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