A finales del año 2018, Apple nos dio una ‘sorpresa’ que los usuarios habíamos estado esperando por cuatro interminables años: el lanzamiento de un nuevo nuevo Mac Mini. Se trata de un modelo de computador de escritorio en cuya caja solamente se encuentran el pequeño cuerpo de la máquina –por eso se llama Mini– y el cable de poder. El teclado, el ratón, la pantalla y todos los periféricos adicionales necesarios se deben conseguir por separado.
Como propietario de un Mac Mini del año 2012, tenía muchas expectativas con respecto a este anuncio. Ese equipo me ha servido por años para satisfacer mis instintos de productor musical casero y diseñador incipiente (en insipiente), con buenos resultados.
Para lograr un mejor rendimiento, hace un par de años dupliqué su memoria RAM (de 4 a 8 GB) y le puse una unidad SSD de 256 GB (un poco menos de la mitad que el disco duro de 500 GB que traía originalmente). En ese momento sentí que quedó volando.
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Durante el último mes he tenido la posibilidad de cacharrear con un Mac Mini 2018, y ese sí que vuela. Se trata del modelo con procesador Intel Core i3 de 3,6 GHz y 128 GB de almacenamiento, que se consigue por un precio alrededor de los 3,5 millones de pesos en Colombia. Existe otro modelo con procesador Intel i5 de 3.0 GHz con 256 GB de almacenamiento, que en el país vale alrededor de 4,7 millones de pesos. Ambos modelos tienen 8 GB de RAM y procesamiento gráfico Intel UHD Graphics 630.
Estas son mis impresiones generales con respecto al nuevo miembro de la familia de Apple.
Mac Mini 2018, a toda velocidad
Primero que todo, debo decir que no hice una evaluación exhaustiva del equipo. Simplemente, durante unas semanas hice en él los trabajos de producción musical casera que venía adelantando en mi equipo anterior. En general, puedo decir que voy a extrañar su rendimiento cuando deba regresar a mi modelo del 2012… aunque todavía no tengo claro que la solución para evitar la nostalgia sea comprar uno nuevo.
Pero empecemos por el principio: los nuevos Mac Mini 2018 ya no vienen con el tradicional color plateado que distinguió a las generaciones anteriores; ahora tienen un mucho más elegante color gris espacial. No sobra recordar que la cubierta está hecha con aluminio 100% reciclado. El tamaño es exactamente el mismo del modelo anterior.
¿128 GB? ¿En serio?
En cuanto a su configuración, debo decir que me sorprendió que Apple lanzara un modelo con almacenamiento de 128 GB. Esperaba 256 GB como mínimo, sobre todo de una empresa que recientemente lanzó tabletas que ofrecen 1 TB de almacenamiento. Para mi juicio, 128 GB es poco para un computador de escritorio, por más mini que sea. En cuanto a la memoria, los 8 GB parecen ser suficiente para la mayoría de aplicaciones, en especial si se tiene en cuenta que los 2.666 MHz de sus módulos DDR4 hacen que todo suceda como un suspiro.
La carga del sistema tarda alrededor de 15 segundos, frente a 30 en mi equipo anterior, hasta que aparece la pantalla para ingresar la contraseña; pero seguramente esta no es una medida objetiva teniendo en cuenta las aplicaciones instaladas en el equipo viejo que afectan el inicio del OS.
El inicio de Logic Pro, la aplicación de producción musical que uso en casa, toma 5 segundos en el modelo 2018, la tercera parte de lo que tomaba en mi modelo del 2012. Cargar un archivo relativamente grande, con samples de 10 instrumentos musicales, le toma al nuevo Mini entre 5 y 6 segundos, frente a los 45 que podía tomar en el equipo anterior (en ambos casos, el archivo estaba en una unidad externa conectada a un puerto USB convencional).
Más… por más
Para beneficio de los usuarios que tenemos dispositivos anteriores, los nuevos Mac Mini traen dos puertos USB 3.0, aparte de cuatro puertos Thunderbolt 3 (USB tipo C), puerto de red, HDMI 2.0 y conector de 3,5 mm para audífonos. Se agradece que los puertos USB anteriores no hubieran desaparecido del todo. El que desapareció fue el lector de tarjetas SD, aunque yo poco lo usaba; solía conectar los dispositivos que las contenían a través de un cable USB.
Como uso dos pantallas en casa (los programas de producción musical tienen muchos módulos que da pereza estar activando y desactivando), conecté una al puerto HDMI y otra, mediante un adaptador, a uno de los puertos Thunderbolt (USB tipo C). Sin inconvenientes por ese lado, y se pueden conectar hasta 3 monitores. Tampoco tuve problemas para conectar la interfaz de audio con la que hago las grabaciones en mi estudio casero. Todo funcionó perfectamente y rapidísimo.
Sin embargo, tengo dudas con respecto a si debería comprar un Mac Mini 2018 para mi uso personal. El primero de ellos, como de costumbre, es el precio: 3,5 millones de pesos por un computador con 128 GB de almacenamiento… no me seduce; y 4,7 millones por el modelo de 256 todavía me generan dudas. Recomendaría comprarlo en Estados Unidos, donde –al cambio de hoy– se ahorra un millón de pesos.
Aunque la memoria DDR4 de 2.666 MHz es costosa, duplicarla no estaría mal y es posible hacerlo. Pero el almacenamiento… ese es otro cuento. Hasta el modelo anterior, abrir un Mac Mini para añadirle memoria y cambiarle el disco duro era una tarea relativamente fácil. «Relativamente» quiere decir que se debía tener un mínimo conocimiento de las entrañas de un computador y, de todas maneras, apoyarse en las decenas de buenos videos en la Red que explican cómo hacerlo paso a paso. Los recomiendo.
Difícil de actualizar
Sin embargo, como dicen varios medios especializados que han evaluado el Mac Mini 2018, parece como si Apple hubiera hecho intencionalmente difícil actualizar este computador. Claro, no sobra decir que uno no debería abrir el equipo en su casa mientras la garantía está vigente; pero uno de los atractivos del Mini era precisamente ese: poder abrirlo y cambiarle la memoria y el disco duro.
Aparte de la dificultad que implica hacerlo ahora, los nuevos dispositivos de almacenamiento SSD tipo PCIe están soldados a la tarjeta madre. Es decir, ni siquiera lo intentes. Por eso, especialmente, es que un modelo con 128 GB no me convence por completo, si no hay manera de hacerlo crecer.
A Apple se pueden encargar directamente versiones con memoria RAM de 16, 32 y 64 GB, y con almacenamiento de 512 GB, 1 y hasta 2 TB. Por supuesto, son más costosas que los equipos que se distribuyen en el mercado de manera estándar.
Ya para terminar…
Como se mencionó durante su lanzamiento, una de las grandes ventajas que tienen los Mac Mini 2018 es que se pueden conectar varios de ellos para utilizarlos en conjunto, en tareas particularmente demandantes: edición de video intensiva, aplicaciones empresariales. Esta idea suena bastante bien, quizás no en el ámbito de mi estudio casero de producción musical, pero sí en el mundo profesional.
¿Eres usuario de productos Apple? Averigua cuáles son obsoletos desde el 2017.
Debo confesar que me encantaría reemplazar mi viejo Mac Mini del 2012 por uno de los nuevos modelos del 2018. En particular, por el que tiene almacenamiento de 256 GB –de nuevo, encuentro que 128 GB es realmente poco para un computador de escritorio y para mis necesidades–. Y preferiría comprarlo en Estados Unidos, para ahorrarme ese milloncito de pesos que no viene mal para proteger la economía doméstica.
Si eres un usuario actual de Mac Mini, uno de los nuevos equipos del 2018 realmente ofrece un rendimiento notoriamente superior. Pero si las tareas que realizas no son particularmente intensivas en capacidad de procesamiento, es posible que tu reliquia del 2012 (o más reciente) solamente necesite más memoria y una unidad SSD, al menos mientras piensas si vale la pena hacer el cambio. Y mientras entra a la lista de equipos obsoletos de la marca, lo que seguramente no tardará mucho en suceder.
Imágenes: Apple.
