[#TBT] Nostalgia de años atrás: ‘Yo soy Betty, la Fea’

Cuenta la leyenda que antes se veía televisión en familia. Después de comer, hacer las tareas y la hora del noticiero, todos los miembros se reunían para ver la franja de novelas de la noche (niños incluidos). En un país como Colombia, con tradición novelera, este ritual era tan sagrado que al menos un 70% de la parrilla del día estaba compuesta por melodramas. Pero los de la noche eran los niños consentidos, la charla de almuerzo y el plan seguro de todo.

Y entre todas estas historias de mujeres pobres encontrando a su príncipe azul, malas celosas y hermosas, primeros planos de caras asombradas y dramas para aspirar y suspirar, no habrá una serie más importante para la TV Colombia como ‘Yo soy Betty, la Fea’.

Escrita por Fernando Gaitán, que falleció esta semana a sus 58 años, ‘Yo Soy Betty, la Fea’ se estrenó en el país el 25 de octubre de 1999 a las nueve de la noche. En su primera emisión marcó 37 puntos de rating (un poco menos de la mitad del país vio el inicio de esta fea). Para su punto más alto alcanzó 54,7 puntos de audiencia.

El Patito Feo de RCN

Gaitán se demoró cuatro años en escribir ‘Yo Soy Betty, la Fea’. Para cuando la llevó a RCN, el canal no tenía el presupuesto para invertir en otra mega producción. Había dos motivos que tampoco inspiraban mucho a la cadena a hacer la inversión. En ese momento, ya contaba con un drama estrella: ‘Me llaman Lolita’ (protagonizada por Carla Giraldo y Marcelo Cezán). La segunda razón era que se trataba de una apuesta arriesgada. La historia le daba un giro a uno de las reglas sagradas de las novelas: mujer bella, pero pobre como protagonista.

Para llevar a cabo el proyecto, RCN le dio a Gaitán dos condiciones: tendría que ser grabada en su mayoría dentro de un estudio y no podría contratar a ninguna estrella importante. El primer punto se cumplió, gracias a que se ajustó el libreto para que la mayoría de la acción ocurriera en ECO Moda (la empresa donde trabajaba Betty).

También vale la pena hacer memoria y recordar que, aunque hoy en día los rostros de todo su elenco son reconocidos, cuando se estrenó la serie ninguno pasaba de haber tenido algún éxito menor. Al final Ana María Orozco se llevó el rol de Beatriz (Betty) Pinzón Solano y Jorge Enrique Abello se inmortalizó como el doctor Armando Mendoza Sáenz.

La clave de ser feo es tener personalidad

Es probable que la razón por la que muchos todavía recuerdan a ‘Yo soy Betty, la fea’ está en sus personajes. A diferencia de otras novelas, el peso de la historia no solo estaba en los dos protagonistas, sino en todo el elenco de la historia.

La particular risa de Betty se convirtió en una de las marcas de la historia, incluso más que su peinado o frenos. Lo mismo se puede decir de su mejor amigo, Nicolás Mora (Mario Duarte), que a menudo era un anticipo de risas garantizadas. En el caso de ambos, era su visión sobre su fealdad lo que impulsaba ese cariño que les tenía la gente.

Fue un cultivo de frases que se hicieron ‘virales’ mucho antes de que el Internet convirtiera chistes en Memes. ¿Quién puede olvidar que la Peliteñida (Lorna Paz) estudió “seis semestres de finanzas en la San Marino”?, o ¿cómo desaprovechar esa sabiduría ancestral de don Hermes Pinzón (Jorge Herrera) que nos advirtió más de una vez que “el diablo es puerco, mija”?

El mensajero que se creía ejecutivo de modas, el diseñador que odiaba a las feas, el cuartel de las feas o incluso el portero del edificio con complejo de alto militar. Todos los personajes en ‘Yo Soy Betty, la Fea’ son dignos de recordar.

¿Cómo se dice ¿’Yo soy Betty, la Fea’ en alemán?

La novela de Gaitán es uno de esos productos nacionales que fueron un éxito en el exterior. ‘Yo Soy Betty, la Fea’ ha sido emitido en más de 180 países en todo el mundo. Más interesante es que su historia ha sido adaptada en lugares que uno no se imagina que sean tan noveleros como Colombia. Al menos 28 veces se tradujo la novela colombiana a diferentes idiomas. Se cambió el tono, se le agregó una hermana gemela sexy, una familia que se ganó la lotería o un par de kilos de más. Algunas veces el centro no era el romance, sino un mensaje de empoderamiento o los valores morales en un mundo de personas superficiales. Pero algo siempre se mantenía: la protagonista era fea.

Yo soy Betty, la Fea

Por esto, Betty tuvo que cambiarse el nombre para que se ajustara al país en el que se iba a emitir.

En Venezuela se llamó Valentina; en México y Portugal, Alicia. Los españoles y brasileros la conocieron como Bela. Los noveleros de Polonia la llamaban Ula, mientras que los que la veían en India se referían a ella como Jassi. En Grecia la bautizaron Maria, en Turquía su nombre era Gönul, para China su fea se llamaba Wudi.

Cuando se emitió en Rusia era Alicia, pero para Bélgica era Sara. En Malasia su nombre era Manjalara, en República Checa era Katka, en Holanda era Lotte, en Serbia era Nina y en Vietnam era Huyền Diệu.

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El día que el presidente fue extra en una novela

En este país de noveleros, hasta experimentamos la política a través de los dramas en la caja chica. Por eso, cuando ‘Yo soy Betty, la Fea’ explotó en popularidad se usó a menudo para hablar de los problemas del país. Durante el momento de la historia en el que Armando le pidió a Betty que modificara los libros de la empresa, no solo se habló de ese tema en las charlas de almuerzo, sino en las columnas políticas del país. Alfonso Gómez Méndez, Fiscal General de la Nación, publicó una columna en la que acusaba a Betty de, además de ser fea, ser una criminal que merecía estar en el Buen Pastor.

Un artículo del portal Kienyke resumen este debate moral que generó una novela sobre una fea enamorada. Al parecer, la situación llegó a un punto en el que Gaitán debía consultar con varias entidades del Estado antes de atreverse a poder escribir sobre negocios de otros países o de contrabando. “¡Cómo se escandalizan con 80 mil dólares de una empresa privada cuando al país se lo roban a diario, a borbotones, en la más absoluta impunidad!”, le dijo alguna vez el guionista a la prensa.

El tema llegó al punto en el que Fanny Kertzman, entonces directora de la Dian, apareció para dar lecciones sobre cómo prevenir el ingreso ilegal de telas al país. ‘Betty la Fea’ era tan grande, que incluso contó con el Andrés Pastrana, en ese momento el presidente de Colombia’, como personaje secundario.

Imágenes: static.t13.cl y eldictamen.mx

Jeffrey Ramos González

Jeffrey Ramos González

Mi papá quería que fuera abogado o futbolista. Pero en vez de estudiar o salir a la cancha, me quedé en la casa viendo 'Dragon Ball Z', jugando 'Crash Bandicoot' y leyendo 'Harry Potter'. Así que ahora que toca ganarse la 'papita' me dedico a escribir de lo que sé y me gusta. Soy periodista graduado de la Javeriana, escritor de ficción. He publicado en El Tiempo, Mallpocket, entre otras revistas.

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