Casi todo lo que hay que saber de Google Glass

Si todo le sale a Google como tiene planeado, Glass será el dispositivo que impulsará la próxima revolución móvil. La página del producto es simplemente maravillosa; se puede ver como las gafas son capaces de buscar información al instante, tomar fotos y grabar video con simples comandos de voz y ser lo suficientemente conscientes para brindarle información al usuario dependiendo de la situación por medio de Google Now. Por ejemplo, si uno está en el aeropuerto, Glass le puede decir que el avión está a tiempo y cual es la puerta de salida.

Pero ese es el ángulo publicitario. En el mundo real la vuelta es diferente. Ya hemos reportado como en algunos lugares ya han prohibido el uso del dispositivo, y como está generando preocupaciones de privacidad entre la gente. Además, las pruebas de Google que se pueden ver en el video son seguramente en situaciones controladas, algo que rara vez ocurre en la vida diaria.

Google le dio a algunos clientes preferenciales –entre ellos algunos medios– una unidad de Google Glass y los resultados han sido mixtos.

Uno de los primeros que pudo ponerse las gafas de Google fue el editor de The Verge, Joshua Topolsky. Durante su día de pruebas, el reconocido periodista aseguró que la pantalla funciona tal como muestran en las demostraciones. «Eso no es CGI – así es el uso de Glass. Es limpio, elegante y es relativamente coherente», escribió Topolsky. Tim Stevens, de Engadget, parece estar de acuerdo, asegurando que partes de Glass son «lindas y elegantes«.

Sin embargo, casi todo el mundo que ha probado las gafas están de acuerdo que se siente extraño usar las gafas. «No estoy diciendo que tener una pantalla encima del ojo sea menos extraño», dijo el evaluador de TechCrunch. «Como hay que mirar para arriba para ver la pantalla, es imposible verse normal usando Glass», comentó Alyson Shontell de Business Insider.

Y la pantalla, ¿qué?

La parte más importante de las gafas es la pantalla, de eso no cabe duda. Google ha dicho en varias ocasiones que la pequeña pantalla de Glass es similar a una de 25 pulgadas que está a ocho pulgadas (20,32 cm) de los ojos del usuario. De acuerdo con TechRadar, el gigante de internet le ha recomendado a los desarrolladores trabajar sobre un lienzo de 640 por 360 píxeles. CNET asegura que es equivalente a 720p. La pantalla es el medio por el cual el sistema le transfiere toda la información al usuario y es la razón de ser del diseño de las gafas. Por las restricciones de tamaño y batería, la calidad es promedio. «La pantalla es brillante y nítida, pero bajo la luz del sol es difícil de ver», explicó CNET. Este sentimiento se repitió en varios de los escritos de otros medios.

Ola k ase, oyendo mi voz o k ase

Otra de los aspectos fundamentales de Glass es la interacción por voz. Dejando a un lado las restricciones de idiomas y acentos –presentes en todos los dispositivos con reconocimiento de voz–, parece que Google tampoco ha podido solucionar el gran enigma que es hablarle a las máquinas. «El desempeño de Glass es sorprendentemente pobre para recibir comandos de voz y tacto», aseguró la evaluadora de Business Insider. «Tuve problemas con Glass cuando los comandos de voz llegaban muy rápido», aseguró Topolsky.

El reconocimiento de voz de Glass no es ni mejor ni peor que el resto de dispositivos en el mercado. Casi todas las máquinas tiene problemas para reconocer la voz humana en condiciones diferentes a las ideales.

La batería, una pesadilla

Aunque Google ha dicho que la batería del dispositivo debería durar todo el día, varios usuarios han reportado que por mucho dura unas 5 a 8 horas, dependiendo del uso. «La batería de Glass es mala […] Me gaste toda la batería en 1-2 horas de uso intermitente», aseguró uno de los evaluadores de CNET. «El tamaño de la batería todavía es desconocido, pero el desempeño es pobre», sentenció Engadget.

Era de esperarse. La industria de tecnología todavía no ha podido solucionar esa restricción en móviles y tampoco lo hizo Google con su nuevo dispositivo, que tiene menor espacio. Aunque la pantalla es muy pequeña, Glass todavía necesita una conexión a internet que requiere de mucha batería. Hay varios reportes que aseguran que un video de 10 segundos se come casi el 20% de la batería.

Aunque no se pueden despreciar los detalles puntuales, hay varios puntos globales a tener en cuenta. Primero, la versión que liberó Google se llama Explorer y está en beta. Esto quiere decir que todavía hay mucho espacio para mejorar. Es más, los encargados del proyecto le mencionaron a Topolsky que actualizarían el software de Glass cada mes.

Por otro lado, cabe mencionar que Glass es pionero y está abriendo el camino. Eso le da un poco de margen de error.

En todo caso, Glass tiene la oportunidad de cambiar el mundo. Teniendo en cuenta las preocupaciones de privacidad, no es descabellado decir que Google está ad portas de una revolución. Si Glass logra ‘suavizar’ el diseño y se une con fabricantes de gafas como Ray-ban, podrá masificar el producto y recoger todavía más información de sus usuarios. Al tener millones de cámaras, Google tendrá muchas personas en las calles recolectando información, tanto de las mismas personas como de los alrededores.

Analizando globalmente el negocio de Google, Glass es una pieza angular del futuro del gigante de Internet. Para bien o para mal, Google logró identificar hasta los rincones más oscuros de internet. En otras palabras, la búsqueda de contenidos en la red ya maduró. El siguiente paso de Google es intentar registrar el mundo análogo. Ya lo empezaron a hacer con Google Maps, pero todavía falta demasiado trabajo. Y por qué no pensar que Glass es el mecanismo perfecto para que las masas proporcionen ese tipo de información.