Las peleas de Steve Jobs que Apple siguió peleando

Temperamental y mediático como era, Steve Jobs no solía evitar los conflictos. Por el contrario, a menudo los atizaba con sus decisiones, sus declaraciones públicas o sus incendiarias confesiones privadas –que por fortuna quedaron consignadas en la biografía que le hizo Walter Isaacson.  Muchas de esas peleas trazaron parte del camino que Apple y el mundo tecnológico en general han seguido tras su muerte, ocurrida hace exactamente un año. ENTER.CO hace un recuento de cómo nacieron y cómo se han desarrollado algunas de ellas.

La «guerra termonuclear» contra Android y Google.

“Voy a destruir Android porque es un producto robado. Estoy dispuesto a ir a una guerra termonuclear […] Quiero que dejen de utilizar nuestras ideas en Android, eso es todo lo que quiero«. Esos eran los términos con los que Steve Jobs se refería al sistema operativo de Google, según el libro de Isaccson. La historia es bien conocida. Antes de Android, Google y Apple eran empresas socias y tenían tan buenas relaciones que Eric Schmidt era presidente de la de Mountain View y, al mismo tiempo, miembro de la junta directiva de la de Cupertino. Pero el pequeño robot mordió la manzana de la discordia, y lo hizo cuando Schmidt jugaba en los dos terrenos al mismo tiempo. Eso fue visto por Jobs como una traición.

Lo de ‘guerra termonuclear’ era en serio: parecía sugerir que Jobs era consciente de las posibles consecuencias de la guerra de patentes que desató Apple en 2011, cuando decidió demandar a Samsung por, presuntamente, violar su propiedad intelectual. Aunque varios tribunales le han dado la razón a la firma de la manzana, el desenlace final del litigio legal y las consecuencias que tendrá para la industria son insospechadas, y potencialmente muy graves.

Tim Cook, el sucesor de Jobs al frente de Apple, envió el mismo mensaje, aunque lo hizo de una manera más diplomática: «Desde nuestro punto de vista, es importante para Apple no ser el desarrollador de todo el mundo. Queremos que los demás inventen sus propias cosas«, dijo en una entrevista con AllThingsD.

El otro frente en el que se sigue dando esta pelea es el de las aplicaciones nativas de iOS 6. El iPhone 5 fue el último teléfono en el que Jobs estuvo directamente involucrado, y parece que muchas de las decisiones sobre ese modelo fueron influenciadas por él. Por ejemplo: el proyecto de mapas de Apple –que tan mal ha salido para la compañía– habría sido iniciativa suya, según le dijeron a Bloomberg personas dentro de la compañía.

¿Con qué objetivo? Jobs creía que Google «copiaba características del iPhone mientras se guardaba una funcionalidad clave de Google Maps, que les permite a los teléfonos inteligentes dar indicaciones sonoras giro a giro«. Incluso, el cofundador de Apple habría pensado en sacar a Google de las búsquedas en los dispositivos con iOS, pero se habría dado cuenta «de que los consumidores rechazarían ese movimiento«.

Flash: la pelea que Jobs le ganó a Adobe.

«La era móvil se trata de dispositivos de bajo consumo, interfaces táctiles y estándares Web abiertos –todas ellas áreas en las que Flash se queda corto«. Esa es la explicación que ofreció Jobs, en una comunicación publicada en la página de Apple en 2010, sobre las razones por las que los dispositivos móviles de Apple no soportaban la tecnología de Adobe. La carta fue tan contundente que muchos medios se preguntaron si se trataba de una sentencia de muerte.

La noticia de que ni el iPhone ni el iPad podrían reproducir archivos de Flash fue tomada con sorpresa y tristeza por el mundo tecnológico. En el momento del lanzamiento del iPhone, parecía un sueño contar con un dispositivo que se pudiera llevar a todas partes y replicara fielmente la experiencia interactiva y multimedia de la Web de escritorio, la cual era posible en gran medida gracias a Flash.

Jobs argumentó que el sistema de Adobe no solo perjudicaba el rendimiento de los equipos y era ineficiente para la limitada batería de los dispositivos móviles, sino también que «fue diseñado para PC que se usan con ratones, no para pantallas táctiles que se usan con los dedos«. Flash, escribió Jobs, era un sistema que obstaculizaba la adopción de nuevas herramientas de parte de los desarrolladores y limitaba la evolución de iOS. El CEO de Adobe,  Shantanu Narayen, se defendió diciendo que no era cierto que Flash fuera inestable ni ineficiente, pero lo cierto es que hasta hoy los dispositivos de iOS no son compatibles con él.

Durante un tiempo, muchos fabricantes de dispositivos Android convirtieron la compatibilidad de sus equipos con el sistema de Adobe en un argumento de competencia contra el iPhone y el iPad, mientras que algunos de los campeones de Flash, como YouTube o SlideShare, comenzaron a migrar a lenguajes como HTML 5.

En noviembre de 2011 Adobe se rindió y dijo que suspendería el desarrollo de Flash para móviles, aunque mantuvo su soporte para Android hasta agosto, cuando la firma anunció que dejaría de ofrecerlo y sacaría el Player de Google Play Store. Jobs ganó esa pelea de forma tan contundente que hasta la competencia tuvo que darle la razón.

iPad mini e iPhone grande: ¿sí o no?

«Nadie va a comprar un teléfono que no pueda agarrar con una sola mano«. En una conferencia de prensa en 2010, Jobs le lanzó ese dardo a la generación de teléfonos Android con pantalla de más de cuatro pulgadas que competía con el iPhone 4, que tuvo una de 3,5 pulgadas. Mientras Samsung, Motorola, LG, Sony y HTC les daban esteroides a sus touchscreens en 2011 y 2012, Apple mantuvo las tres pulgadas y media como una cuestión de dignidad. Tuvo que morir Jobs para que viéramos un iPhone –el 5– con pantalla (solo un poco) más grande, un movimiento que muchos interpretamos como un (tímido) desmarque de la doctrina Steve Jobs.

Algo similar ocurrió con el tablet de siete pulgadas. En una famosa rueda de prensa, Jobs dijo que la única manera de que una tableta de ese tamaño fuera un buen producto es que «incluyera una lija, para que las personas pudieran lijarse los dedos hasta dejarlos de un cuarto de su tamaño actual». El problema, dijo entonces Jobs, era que el espacio libre que le quedaba a la mano para operar la pantalla era insuficiente: solo el 45% del que dejaba un iPad de 10 pulgadas.

Tanto el iPhone 5 como el inminente iPad mini parecen una contradicción con estas ideas. Pero ahora, alguien está intentando convencernos de que Jobs no estaba tan en contra de ellos como había dicho que lo estaba. Según Bloomberg, Jobs alcanzó a supervisar el desarrollo del smartphone que salió en septiembre, por lo que cabe suponer que la decisión de ampliar la pantalla tuvo que haber pasado por él. Además, se reveló hace poco que Jobs había sido «muy receptivo» a la idea de un iPad de tamaño reducido, de acuerdo con un correo escrito por un ejecutivo de Apple y mostrado como prueba en el juicio contra Samsung.

Es posible que en esto haya un poco de novela, impulsada desde Cupertino para minimizar el golpe del cambio de dirección. Pero, de todos modos, es una muestra que las posiciones y peleas de Jobs marcaban, y aun marcan, la agenda de la compañía de la manzana y, al menos en parte, la del resto del mundo tecnológico.