Los carros depreciados son una realidad que muchos conductores enfrentan apenas salen del concesionario. Algunos modelos pierden valor más rápido que otros, según su segmento, tecnología o percepción de marca. De acuerdo con plataformas especializadas en el mercado automotor, hay vehículos que se devalúan considerablemente en su primer año, lo que representa tanto un riesgo como una oportunidad para quienes buscan comprar un usado.
Sedanes de lujo
Modelos como el BMW Serie 7 o el Mercedes-Benz Clase S impresionan al estrenarse, pero su valor se reduce con rapidez. El precio inicial elevado y la tecnología que envejece rápido contribuyen a esta caída. A eso se suman los altos costos de mantenimiento, que alejan a muchos compradores de segunda mano, limitando la demanda y acelerando la depreciación.
Eléctricos de primera generación
Vehículos como las primeras versiones del Nissan Leaf se devalúan rápidamente, en parte por su autonomía limitada y el rápido avance de la tecnología de baterías. Aunque pueden seguir siendo funcionales, la llegada constante de modelos más eficientes y con mayor rango los vuelve menos atractivos. En este segmento, la obsolescencia tecnológica pesa tanto como el desgaste físico.
Sedanes grandes no premium
Autos como el Chevrolet Impala o el Ford Taurus, antes muy comunes, hoy pierden valor por el cambio en las preferencias del consumidor. El mercado se ha volcado hacia SUV y crossovers, lo que deja a estos sedanes fuera del foco. Su tamaño, consumo y falta de atributos aspiracionales contribuyen a su acelerada depreciación.
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Marcas de lujo con fiabilidad cuestionada
Algunas marcas premium pierden valor rápidamente por su historial de fiabilidad incierta. Cuando los costos de reparación aumentan tras vencer la garantía o ciertos modelos muestran fallos frecuentes, el mercado de segunda mano responde con desconfianza. Aunque pueden parecer atractivos por su equipamiento, el riesgo de gastos imprevistos reduce su valor de reventa.
Deportivos de volumen
Coupés y deportivos accesibles, como el Ford Mustang o el Chevrolet Camaro, también enfrentan una depreciación acelerada, especialmente en versiones estándar. Su enfoque emocional y diseño llamativo los hace poco prácticos para el uso diario, lo que limita su atractivo de reventa. Además, los constantes rediseños y mejoras los vuelven rápidamente obsoletos en términos de mercado.
Aunque la depreciación puede parecer una desventaja para quien compra nuevo, representa una oportunidad para quienes buscan un auto usado. Muchos de estos modelos, tras unos pocos años, ofrecen lujo, tecnología y diseño por una fracción de su precio original.