Donald Trump lanzó oficialmente TrumpCard.gov, un sitio web que marca el debut de la llamada “Trump Card”; una tarjeta dorada que, según el expresidente, permitirá a sus portadores obtener residencia permanente en Estados Unidos a cambio de 5 millones de dólares. Aunque la propuesta ha sido recibida con escepticismo por muchos sectores, el anuncio ha despertado un fuerte interés global, especialmente entre inversionistas de alto perfil.
Más allá de la retórica política o los debates migratorios, lo que ha capturado la atención de muchos es el canal digital elegido para su difusión, un sitio de una sola página, con una estética rudimentaria, fuentes desproporcionadas y el sello repetido de “sitio oficial del gobierno de los Estados Unidos”. Pese a su apariencia amateur, TrumpCard.gov está en línea y funcional, y permite a personas de ocho regiones del mundo (desde Europa hasta África) iniciar el proceso de inscripción.
¿Qué es la Trump Card?
La Trump Card es una iniciativa privada con envoltura institucional que busca atraer a millonarios interesados en establecerse en Estados Unidos. A diferencia de las tradicionales visas de inversionista EB-5, que exigen montos de entre 800 mil y 1 millón de dólares, esta tarjeta eleva la apuesta a los 5 millones. A cambio, promete una vía expedita a la residencia permanente y, eventualmente, a la ciudadanía estadounidense.
Aunque los términos legales y las garantías aún no están del todo claras, el discurso oficial sugiere que se trata de una especie de “membresía élite” al sueño americano, diseñada para generar ingresos que, según el secretario de Comercio Howard Lutnick, podrían contribuir a saldar parte de la deuda federal, estimada en 36 billones de dólares.
En tanto a cómo es el proceso de inscripción, los interesados deben ingresar a TrumpCard.gov, seleccionar su región de origen (entre ocho disponibles), y especificar si desean hacer una solicitud personal o empresarial. El formulario solicita información básica de contacto y confirma que la persona será notificada cuando el acceso esté disponible.
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Por ahora, el sitio funciona más como una lista de espera que como una plataforma de trámite formal. No hay detalles sobre plazos, documentación adicional ni garantías legales. Tampoco se especifica qué agencia procesará las solicitudes ni cómo se validará el origen del dinero, un punto crítico considerando los antecedentes de interés por parte de oligarcas rusos.
Por otro lado, cabe mencionar que, uno de los aspectos más cuestionados del lanzamiento ha sido el diseño del sitio web. Con tipografías disonantes, escasa información y sin mecanismos de seguridad visibles (como certificados HTTPS destacados), TrumpCard.gov parece más un prototipo que una plataforma oficial. Aun así, en dos ocasiones se afirma que es un “sitio web oficial del gobierno de los Estados Unidos”, algo que no ha sido confirmado ni desmentido por la Casa Blanca actual.
Lutnick, en su cuenta de X (antes Twitter), celebró la apertura del sitio con un mensaje: “La espera terminó”. Y aunque el diseño haya sido blanco de burlas en redes sociales, el trasfondo económico de la propuesta sigue generando debate.
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Finalmente cabe decir que desde la perspectiva tecnológica y social, TrumpCard.gov representa una intersección polémica entre migración, capital privado y tecnología digital de bajo umbral. En vez de desplegar una infraestructura robusta, el equipo detrás de la tarjeta parece haber optado por lo mínimo viable, un formulario sencillo y un dominio llamativo.
No obstante, el trasfondo es complejo, pues si se materializa, este mecanismo podría redefinir el acceso migratorio en Estados Unidos, abriendo una puerta directa, aunque costosa, para quienes puedan pagarla. Y en un mundo donde la residencia en países del norte global se convierte en una mercancía más, la Trump Card podría inaugurar una nueva categoría de “ciudadanía premium”.
Por ahora, lo único claro es que la lista de espera está abierta, y el experimento digital ya comenzó.
Imagen: Trump Card