Las compras navideñas se han convertido en un deporte de velocidad: los usuarios quieren escoger rápido, pagar rápido y recibir antes del 24 y el 31. Ese ritmo, sin embargo, es el que más dolores de cabeza deja en el comercio electrónico colombiano.
Durante la última temporada de fin de año, la Cámara Colombiana de Comercio Electrónico registró un incremento superior al 50 % en las transacciones virtuales, y las proyecciones para 2025 apuntan a una curva similar. Con el impulso también llega el caos: aumentan las devoluciones por tallas fallidas, los reclamos por mala calidad y los reportes de tiendas fantasma que desaparecen minutos después de confirmar el pago.
En moda, la categoría reina de diciembre, los errores se multiplican por compras impulsivas y poca verificación de datos. Para reducir tropiezos, Zulay Daniela Rivera Matiz, docente de Diseño de Modas de Areandina Bogotá, propone cambiar la prisa por método. “En esta época la gente compra con afán, y ese afán es el camino directo a equivocarse”, advierte.
Medidas reales, materiales reales
El error más frecuente en diciembre es confiar en la talla habitual. Rivera explica que no hay uniformidad entre marcas: una M puede convertirse en S o incluso en L según la tabla del fabricante. Por eso insiste en que la cinta métrica es la mejor aliada. Antes de agregar cualquier prenda al carrito, recomienda registrar medidas básicas: contorno de pecho, cintura y cadera, además del largo de brazo o pierna según el tipo de diseño.
En calzado, la referencia clave es la longitud del pie en centímetros, desde el talón hasta el dedo más largo. “Cuando se conoce esa medida exacta, el margen de error baja inmediatamente”, asegura.
Las reseñas son otro filtro determinante. Diciembre deja una ventaja: hay miles de comentarios nuevos que describen si la prenda “corre pequeña”, si el zapato es más ancho de lo normal o si la tela se estira más de lo esperado. Para la experta, esos patrones son una radiografía honesta del producto.
En materia de materiales, aconseja desconfiar de publicaciones demasiado pulidas. Si un anuncio promete seda y la imagen muestra una tela rígida, o si presume algodón pero se ve brillante y sintética, es mejor pasar de largo. Las fotos retocadas y las imágenes tomadas de otras tiendas aumentan durante la temporada. En cambio, vale la pena elegir mezclas de poliéster densas, algodón de buena calidad o elastano, además de calzado en cuero o sintéticos reforzados. Examinar la caída, textura y costuras permite anticipar qué tan fiel será la prenda al recibirla.
¿Cómo evitar estafas y compras sin respaldo?
El tráfico digital también atrae vendedores improvisados. Rivera recomienda verificar reputación, comentarios reales y canales de contacto activos. “Cuando una tienda tiene muchos seguidores pero ningún comentario útil, es una señal de alerta. La transparencia es parte de la calidad”, afirma.
Cuatro pasos básicos reducen riesgos: leer opiniones recientes, revisar fotos reales de compradores, confirmar que existan políticas visibles de cambios y envíos, y desconfiar de precios irrealmente bajos para la temporada.
En devoluciones, la Ley 2439 de 2025 exige respuesta en máximo 15 días. La mayoría de comercios ofrece entre tres y cinco días hábiles para gestionar cambios, siempre que el producto esté sin uso y con etiquetas. Notificar rápido es clave. La evidencia fotográfica facilita el proceso, sobre todo cuando el artículo no coincide con la talla o descripción.
Por último, la docente invita a no dejarse arrastrar por las prendas virales del momento: “Las tendencias pasan; los básicos bien hechos duran mucho más”. Entre tanta oferta, el mejor filtro sigue siendo elegir desde el estilo propio, no desde la presión de la temporada.
Imagen: Bevan Goldswain
