La revolución de la educación en internet

Shimon Schocken
Schocken durante una charla TED.
Shimon Schocken
Schocken durante una charla TED.

Una de las grandes tendencias, que de pronto ha pasado de agache en los medios y con los consumidores, ha sido la revolución de la educación gracias a la tecnología. Por eso, Telefónica organizó el primer Congreso iberoamericano scolarTIC: ‘Centros de Transformación’, para entender bien la influencia de las tecnologías de la información en la educación. Uno de los ponentes más importantes fue Shimon Schocken, una persona que tiene una trayectoria muy importante en el mundo de la educación.

Fundó la Escuela de Efi Arazi de la Computación IDC Herzliya, una universidad israelí que comenzó a operar en 1995. También ha sido profesor de NYU, Harvard y Stanford, tres de las instituciones educativas más importantes de Estados Unidos. Junto a Noam Nasin, desarrolló Nand2Tetris, un curso que muestra como construir un computador con código abierto y también es cofundador de Matific.com, una plataforma de aprendizaje temprano de matemáticas.

Tuvimos la posibilidad de hablar con Schocken para entender un poco la evolución de la educación en línea y la transformación que han tenido que vivir los estudiantes, los profesores y hasta las instituciones.

“Los Moocs [massive open online courses] ya han probado que son altamente exitosos en el nivel universitario”, dijo Schocken. “Sin embargo, todavía no se han probado al nivel de bachillerato y mucho menos en los niveles de primaria y realmente no creo que pueda funcionar muy bien en esos niveles”, explicó.

La principal diferencia entre el nivel universitario y escolar es la disciplina del estudiante. Muchos universitarios tienen la capacidad de tomar el curso por internet y presentar un examen, mientras que un joven de 15 o 10 años necesita mucho acompañamiento para seguir un curso a cabalidad. “Los Moocs son herramientas excelentes para personas que quieran aprender, pero tiene que ser autoaprendizaje”, dijo Shimon.

Pero más allá de los pequeños problemas que tengan estos cursos, Schocken ve unas importantes ventajas. Primero, por medio de internet y las diversas plataformas de aprendizaje que hay, cursos de excelente calidad con los mejores profesores del mundo puede llegar prácticamente a cualquier persona que tenga un dispositivo compatible y una conexión a internet. “Se pueden tomar los mejores cursos de MIT o de Harvard, y no son cursos especiales. Son los mismos cursos que ven los estudiantes de estas universidades”, contó.

La segunda es que los cursos en línea se han vuelto más interactivos. Ahora, hay un enfoque en proyectos, porque, como nos dimos cuenta en Coursera, los estudiantes no disfrutan una charla en video. Los profesores tienen que ser muy creativos e inventarse tareas y proyectos interesantes, que enganchen a los estudiantes y suban el nivel de aprendizaje. Finalmente, nos contó que los Moocs están funcionando muy bien, pero necesitan una importante parte del estudiante.

Otra tendencia importante que ha visto es que las mismas universidades están usando Moocs para complementar sus lecturas. “Por ejemplo, yo sé que el mejor curso de criptología lo dan en MIT y está colgado en Coursera. Yo puedo obligar a mis estudiantes a tomar ese Mooc y usar el tiempo en clase para discutir las lecciones y ver que aprendieron en su propio tiempo”, explicó el profesor.

Es más, Schocken dijo que los diplomas que están expidiendo los Moocs tienen el mismo valor que los títulos de las universidades porque las empresas están valorando mucho más las habilidades. Ahora, una organización no se fija tanto en la institución que sacó el diploma, sino en las habilidades que tenga la persona. Si sabe programar, no importa dónde aprendió. Y ese enfoque en habilidades permite que los Moocs y los cursos en internet se puedan ‘monetizar’, por decirlo de alguna manera.

Imagen: Ted.

Mateo Santos

Mateo Santos

En vez de un tetero, nací con un Mac Classic en mi cuarto. Esa caja con pantalla en blanco y negro fue mi primera niñera. Por ahí, también rondaba un balón de fútbol y una camiseta de Millonarios. Desde ese día, sabía que la tecnología y el fútbol iban a ser mi estrella de Belén. El primer juego que tuve en mis manos fue Dark Castle, también en un Macintosh. No me gusta la música. Soy un amante escéptico de la tecnología. Hago parte del proyecto de ENTER.CO para llenar el vacío en información de tecnología que hay en América Latina, o como dirían los enterados, en LATAM. Me gradué de Administración de Empresas en los Andes y después hice una maestría en periodismo en la Universidad Europea de Madrid.

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