¿Les ofrece Microsoft lo suficiente a los desarrolladores?

Windows
El futuro de Windows está en juego.

La apuesta de Microsoft con Windows 10 es fuerte: “En dos o tres años tendremos 1.000 millones de pantallas con Windows 10”, dijo Terry Myerson, vicepresidente de sistemas operativos.

Eso depende, principalmente, de que Microsoft logre que la mayoría de usuarios de Windows 7 se pasen a Windows 10. Luego de seis años, el ya antiguo sistema operativo de Microsoft sigue estando instalado en el 58,4% de los computadores personales en el mundo, según cifras de NetMarketShare.

Cualquiera que tenga una licencia de Windows 7 podrá actualizarse gratuitamente a Windows 10 durante el primer año tras la salida comercial del nuevo sistema operativo. Aun así, no es claro que todos lo vayan a hacer. El mercado corporativo, que es el principal cliente de Windows, tiende a adoptar las nuevas versiones mucho tiempo después de su lanzamiento, cuando la estabilidad con sus programas internos está probada.

Las empresas en realidad nunca se pasaron a Windows 8. Esa versión, junto a Windows 8.1, está en el 14,6% de los PC, por debajo del 15,9% que todavía corre Windows XP.

No es claro que vaya a haber una migración en masa a Windows 10

En Windows 10, Microsoft ha hecho lo que está en sus manos para arreglar lo que salió mal en W8: reparar una interfaz malograda y confusa, y, especialmente, destorcer la fallida estrategia frente al ecosistema, que impidió que Windows se convirtiera en una plataforma centralizada bajo el control de Microsoft. Microsoft no logró que el ‘modo baldosas’ fuera atractivo porque no había muchas aplicaciones compatibles con él. Las tiendas de Windows –ninguna de ellas– no eran atractivas para los desarrolladores.

La tienda unificada es la respuesta al desastre de Windows 8 y, al mismo tiempo, el anzuelo que Microsoft espera que los desarrolladores muerdan. Pero no solo se trata de eso, también es importante que Windows sea buen negocio para ellos.

¡Ganancias! ¡Ganancias! ¡Ganancias!

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El futuro de Windows está en juego.

El viejo mantra de Steve Ballmer nunca ha abandonado del todo a Microsoft: “¡Desarrolladores! ¡Desarrolladores! ¡Desarrolladores!”. La energía maniática del antiguo CEO quizá ya no forme parte de la imagen pública de la compañía, pero ese enfoque sigue en el núcleo de los movimientos y las estrategias de la empresa de Redmond.

Y aunque las puertas abiertas para las apps de iOS y Android fueron la noticia más llamativa de la pasada conferencia Build 2015, son solo un plato del menú que Microsoft ofreció a los desarrolladores. ¿Quieren crear apps ‘cool’ e innovadoras? Aquí está HoloLens. ¿Quieren llegar a las empresas? Con Windows 10, eso será más fácil que nunca.

Pero falta algo importante. Pueden haber muchas pantallas, facilidades para portar las apps y posibilidades interesantes, pero la única forma de que Windows sea un ecosistema exitoso es que sea buen negocio para los desarrolladores estar ahí. Y no es claro que Microsoft pueda lograr eso.

Lo que ocurre con iOS y Android ha demostrado que más no siempre es mejor. A pesar de que la base instalada de Android es muy superior a la de iOS, y de que en general se bajan más apps de Play Store que de App Store, las ganancias para los desarrolladores en el mundo Apple son mucho mayores. Un estudio en enero de este año, publicado por App Annie –la firma de métricas más reconocida de la industria de apps móviles–, concluye que, aunque se descargan 60% más aplicaciones en Play Store, en App Store se reciben 70% más ganancias.

Otro estudio, de DigiCapital –una empresa de asesoría–, asegura que se hace tanto dinero con una descarga en App Store como con dos descargas en Google Play. Si se tienen en cuenta las tiendas de Android en China –Google no tiene presencia oficial en ese país–, esta cifra sube a ocho. Aunque el volumen de ganancias de Android, según esas cifras, es mayor que el de Apple, no es un ecosistema eficiente: hay que hacer demasiado trabajo para ganar dinero.

Supongamos que Windows 10 logra tener una base instalada con nueve ceros a la derecha. Aun así, debe superar un escollo crucial. Una proporción muy importante de usuarios de Windows están acostumbrados a la piratería. Según cifras de la BSA, el gremio global de la industria de software, el 43% del software instalado en los PC del mundo no fue licenciado adecuadamente.

La piratería reduce el valor de todo el software

El problema no es solo que casi la mitad del mercado esté fuera del ecosistema. También, que la disponibilidad de opciones piratas disminuye el valor total que el mercado está dispuesto a pagar por el software legal. La industria de la música es el caso extremo: hoy, el valor percibido de su producto, para la mayoría de los usuarios, es cero. ¡Cero!

A Adobe y Microsoft les tocó pasarse a los modelos por suscripción: pocos van a desembolsillar cientos de dólares de un solo golpe cuando pueden bajar y ‘crackear’ las mismas aplicaciones. Al final, cada usuario tiende a pagar menos, aunque al final el volumen puede aminorar el golpe. Eso suena más parecido al caso Android que al de iOS.

Windows Phone no ha sido tan golpeado por la piratería. Pero es un sistema minoritario, y aunque es claro que Microsoft está guardando lo mejor para después del lanzamiento final de Windows 10, hoy no les hace ni cosquillas a iOS y Android en volumen: al final de 2014, solo tenía el 2,8% del mercado, y había cedido 0,2% con respecto al mismo período de 2013, de acuerdo con la firma de investigación IDC. Si Windows quiere jugar en la misma liga de iOS, tiene muchísimo trabajo por delante.

A menos de que Microsoft se concentre en ‘¡ganancias, ganancias ganancias!’, no habrá suficientes desarrolladores en su ecosistema. Y sin ellos, la bola de nieve que la empresa ha cultivado con tanto esmero nunca va a bajar por la montaña.

Imagen: ENTER.CO

José Luis Peñarredonda

José Luis Peñarredonda

Un día me preguntaron sobre mis intereses y no supe por dónde empezar. Decidí entonces ponerlos en orden y dibujé un diagrama de Venn para agruparlos a todos: Internet, cine, periodismo, literatura, narración, música, ciencia, fotografía, diseño, política, escritura, filosofía, creatividad... Me di cuenta de que en toda la mitad de ese diagrama, en el punto en el que todos estos círculos confluyen, está la tecnología. Eso me llevó a ENTER.CO. Estudié Periodismo y Filosofía en la U. del Rosario. PGP: http://bit.ly/1Us3JoT

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