Unas de cal y otras de arena para el software libre

La llegada de un nuevo ministro de Comunicaciones que según los medios de comunicación es cercano a las empresas de software comercial, despidos y renuncias entre los líderes de los proyectos de tecnología del gobierno, y la aparente presión de Microsoft al gobierno brasileño ¿mencionada por medios como la agencia de noticias Carta Maior¿ tienen a la comunidad de Linux y el software libre en alerta máxima.

Brasil es uno de los países que desde el gobierno ha apoyado con más ahínco el software libre, sobre todo durante la presidencia de Luiz Inácio Lula da Silva. Desde su campaña electoral, ¿Lula¿ dio una gran importancia a la lucha contra la ¿desigualdad digital¿ y por ello ofrecía acceso a la tecnología para los más pobres, con proyectos de ¿inclusión digital¿ como el portátil de 100 dólares, el montaje de 6.000 telecentros con acceso a Internet en lugares apartados y el PC Popular.

El software libre sería el principal aliado de estos proyectos, gracias a que el país podría ahorrarse cientos de miles de dólares en licencias de software. Este tipo de software se caracteriza porque puede ser usado, copiado, modificado y distribuido libremente ¿frecuentemente es gratis¿, a diferencia del software comercial o propietario, sobre el cual tiene absoluto control la empresa que lo desarrolla.

Dentro del gobierno, el software libre ganaba terreno y aceptación, e incluso el Instituto Nacional de Tecnología de Información (ITI), organismo encargado de liderar todos estos procesos y dirigido por Sergio Amadeu, alcanzó mucha influencia en las decisiones del presidente, según medios como la revista ComputerWorld Brasil.

Comienzan los problemas

Todo parecía ir viento en popa, pero se presentaron retrasos en la implantación del software libre en las propias entidades gubernamentales. Por otra parte, el proyecto del PC Popular, que llevaría Linux a cientos de miles de hogares, al final permitió que Microsoft participara con una versión reducida de Windows XP (y los PC con Linux se han vendido mucho menos que los que tienen Windows), y el presupuesto para los proyectos del ITI se redujo.
Todo esto llevó a Sergio Amadeu, director del ITI y principal impulsor del sofwtare libre en el gobierno, a presentar su renuncia a finales de julio (se retirará de su cargo hacia el 15 de septiembre).

Amadeu puso el dedo en la llaga cuando le dijo al sitio web IDG Now que ¿existe una presión por parte de las empresas que monopolizan el mercado mundial de software; hacen ¿lobby¿ dentro del propio gobierno para paralizar la acción del software libre¿. Medios de comunicación brasileños y sitios web internacionales relacionados con el software libre señalaron específicamente a Microsoft como blanco de estas acusaciones, pues esta es la compañía más afectada con los avances logrados hasta el momento.

A todo esto se sumó que el presidente Lula da Silva nombró a mediados de agosto a Hélio Costa, muy cercano al sector empresarial según la agencia Carta Maior, como ministro de Comunicaciones.

Entre sus primeras declaraciones a la prensa, puso en duda que el software libre eliminara costos, y dijo que lo que se ahorra en licencias se pierde en gastos de mantenimiento. ¿¿Estos proyectos proponen una gran revolución tecnológica o son solo un modelo de negocio?¿, se preguntó el nuevo ministro en entrevista al sitio web IDG Now.

Durante la semana siguiente, el responsable del proyecto del portátil de 100 dólares, Jean Claude Frajmund, renunció por sus divergencias con el ministro; el director de Servicios de Inclusión Digital, Antonio Bezerra de Albuquerque Neto, fue destituido por Costa, quien a su vez decidió paralizar las licitaciones en curso relacionadas con el software libre en el ministerio.

La comunidad de Linux y el software libre, que se reúne en el sitio SoftwareLivre.org (www.softwarelivre.org), teme que el gobierno dé un ¿reversazo¿ a sus políticas ¿por lo pronto la mayoría de proyectos sigue su marcha¿, y que inicie una cacería de brujas en contra de su movimiento. Por esto, busca la dimisión de Costa en su sitio web y con peticiones en línea y cartas al presidente.

Documentos abiertos en E.U.

Pero también hay buenas noticias para el software libre. El estado de Massachusetts tiene en sus planes cambiar su software de oficina (Microsoft Office, Adobe Acrobat y otros programas comerciales) por aplicaciones libres, incluidas las que apoyen el nuevo estándar OpenDocument, como OpenOffice.org (www.openoffice.org).

Según el proyecto, las entidades públicas del estado tendrán hasta el primero de enero del 2007 para hacer la migración hacia estos programas libres, e incluso hacia otros que den soporte a OpenDocument, como el paquete Workplace, de IBM.
Massachusetts es uno de los estados que han demandado a Microsoft por prácticas monopólicas, y ya ha manejado otros proyectos para impulsar el software libre.

 

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