Ahora la inteligencia artificial también hace periodismo

Un brazo robótico simula la escritura. Imagen: Gastev (vía Flickr).
Una empresa en Chicago ha logrado una tecnología que le permite a un computador escribir artículos y noticias cortas.
Un brazo robótico simula la escritura. Lo que hace Narrative Science es algo muy diferente. Imagen: Gastev (vía Flickr).

Para la gente que valora las palabras como una expresión humana, esta noticia puede parecer terrible. Una empresa en Chicago que se llama Narrative Science (Ciencia Narrativa) ha desarrollado una tecnología de inteligencia artificial bajo el mismo nombre con la que un computador tiene la habilidad de escribir reportajes y artículos basándose en datos básicos.

Ya tiene 20 clientes, entre los que se encuentra el Big Ten Network (la cadena de deportes universitarios de Estados Unidos), y la tecnología puede procesar palabras y números. Hasta ahora había sido usada primariamente para presentar resultados deportivos de ligas universitarias en Estados Unidos.

Lo siguiente fue escrito en menos de 60 segundos tras el pitido final de un partido de fútbol americano. Una velocidad sobrehumana que también tiene un costo mucho más competitivo, ya que la empresa estima que el costo por artículo ronda los 10 dólares:

«Wisconsin parece estar en la silla del piloto hacia una victoria, ya que lidera 51-10 tras el tercer cuarto de juego. Wisconsin amplió el marcador aún más cuando Russell Wilson encontró a Jacob Pedersen y logró un touchdown de 8 yardas para subir el marcador a 44-3».

Si se toma en cuenta que el campo del periodismo ya ha sufrido con los avances de la tecnología a causa de la caída en utilidades por publicidad impresa, uno podría suponer que esto va a traducir en otro duro golpe para los medios. (Aunque también el periodismo se ha alimentado de todos los avances generados por Internet, la computación móvil y otras tecnologías).

Que un robot sea capaz de escribir noticias no es totalmente nuevo, pero Narrative Science lo ha logrado con un lenguaje más natural, ya enfrentaron su tecnología a las habilidades humanas. Este año el sitio deportivo Deadspin, encontró un artículo en el sitio atlético de la Universidad de George Washington acerca de un partido de beisbol en el que el lanzador había tenido un juego perfecto (es decir, nadie logró pegarle a la bola), y el artículo omitió ese importantísimo detalle.

Los editores de Deadspin asumieron que había sido un artículo generado por la nueva tecnología de narrativa artificial. Resulta que no, el redactor era humano. Naturalmente, al oír la mala prensa, los dueños de Narrative Science ingresaron los datos del partido a su software y el resultado era un artículo que se enfocaba completamente en el hito del lanzador.

Pero como explicaba David Rosenblatt –un inversionista de la empresa– al ‘New York Times’, la verdad es que Narrative Science tiene fines un poco más cooperativos. «La industria de los medios puede ser el campo de prueba para esta tecnología, pero el verdadero resultado prueba ser en el análisis y reportaje de datos corporativos y gubernamentales.»

Esta es una ventaja sensible si se toman en cuenta las cantidades infinitas de estadísticas que procesan los gobiernos y las empresas –especialmente aquellas que hacen seguimiento en tiempo real de campañas virtuales, etc.–. Rosenblatt explicaba que el mayor impacto lo va a sufrir una empresa como Google, ya que su algoritmo de búsqueda tendrá que lidiar con flujos automatizados de texto con calidad, y diferenciarlo del contenido original de humanos.

Y aquí es donde la nueva tecnología narrativa puede tener su mayor impacto, ya que como concluía Rosenblatt, «un ayudante automatizado que navegue los datos, encuentre tendencias y presente sus conclusiones en lenguaje comprensible en vez de una tabla de Excel sería una herramienta poderosa».

En ese sentido, parece más beneficioso para la mente procesar algo de forma narrativa, aquí el éxito de los cuentos y las alegorías para explicar un concepto abstracto.  Pero como toda tecnología nueva desde el fuego, puede ser peligrosa también, ya que un robot no tiene –o aún no tiene– capacidad ética, y se le puede decir qué escribir, incluyendo mentiras.

Por otro lado, no se deben menospreciar las ambiciones humanas, ya que aunque la empresa dice tener fines que ‘benefician y ayudan’, también su director de tecnología, Kris Hammond, reclama que «en cinco años, un programa de computador se va a ganar el premio Pulitzer, y que me lleve el diablo si no es con nuestra tecnología».

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Sebastián Martínez

Sebastián Martínez

La verdad no me gusta la tecnología. La sigo como un fanático paranoico porque estoy convencido de que los robots van a erigir un imperio mundial algún día. Por eso me dedico a conocer al enemigo íntimamente y no me falta la pelea habitual con uno que otro aparato. Ya he asesinado consolas de juegos, PC, celulares y hasta dispositivos GPS.
Puedo decir, con orgullo, que hasta ahora el mundo no me ha puesto enfrente un robot que no haya podido someter a mi voluntad. Estudié letras y literatura en Estados Unidos para escapar a las exigencias del siglo XXI y la ansiedad de clase media. No me sirvió de mucho, y entonces ahora me dedico la cosa más difícil que he tratado de hacer en mi vida (escribir bien) y prepararme para la futura lucha contra la tecnología desde las filas de ENTER.CO.
PD.
No soy fanboy ni de Apple, ni de Microsoft, ni de Google. Los uso y abuso a todos, incluyendo Linux.

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