Samsung ha cerrado el ciclo de su línea más icónica con el reciente lanzamiento del Galaxy S25 FE, completando la familia S25, que marca la llegada oficial de una nueva era para la marca: la de la inteligencia artificial integrada en el corazón del teléfono. Sin embargo, entre las promesas de innovación y los precios de alta gama, surge una pregunta clave: ¿vale la pena dar el salto desde el S24 o conviene aprovechar las rebajas de su antecesor?
La respuesta no es tan obvia como parece. Porque aunque el S25 representa un avance en potencia y software, su evolución es más refinamiento que revolución.
Un salto técnico con rostro de IA
El cambio más relevante del Galaxy S25 está en su procesador. Samsung incorporó el Snapdragon 8 Elite, una versión más eficiente y centrada en la inteligencia artificial, capaz de ejecutar tareas complejas directamente en el dispositivo. Esto mejora la velocidad, reduce la dependencia de la nube y refuerza la privacidad. Es, en esencia, un teléfono que no solo responde, sino que empieza a anticiparse al usuario.
Además, el S25 amplía la memoria base a 12 GB de RAM, una mejora significativa frente a los 8 GB del S24. En la práctica, esto se traduce en una experiencia más fluida, con multitarea más estable y mejor rendimiento en apps exigentes o de edición. El equipo se siente ágil, rápido y preparado para las funciones de IA que dominarán los próximos años.
El diseño no cambia radicalmente, pero sí se pule; Samsung mantiene su línea elegante con bordes más delgados y un acabado mate más sofisticado. La pantalla AMOLED LTPO de 120 Hz conserva la excelencia visual, aunque ahora se suma el motor ProScaler, que usa IA para mejorar la definición de videos o imágenes antiguas.
En los modelos Ultra, el nuevo cristal Gorilla Armor 2 aporta mayor resistencia a caídas y reduce reflejos, un detalle práctico que se agradece. No es un salto espectacular, pero sí una mejora tangible.
Cámaras, batería y software
En fotografía, el S25 mantiene la configuración del S24: sensor principal de 50 MP, ultra gran angular de 12 MP y telefoto de 10 MP. Lo nuevo está en el procesamiento. Gracias a la inteligencia artificial, las fotos presentan colores más naturales y mejor rendimiento nocturno. El modo retrato es más preciso, y el enfoque automático responde más rápido.
El S25 Ultra, por su parte, sí ofrece un cambio más visible con un sensor principal más grande y un zoom óptico más limpio. Es el modelo que realmente muestra de lo que Samsung es capaz en fotografía profesional.
En batería, no hay sorpresas, el S25 mantiene los 4.000 mAh del S24, con carga rápida de 25 W. La eficiencia energética mejora gracias al nuevo chip, pero no lo suficiente como para hablar de un cambio radical. En los modelos Plus y Ultra, la autonomía sí se alarga un poco más, aunque sigue lejos de la competencia china que ya roza los 100 W de carga.
Donde el salto es claro es en el software, pues el S25 estrena One UI 7 con Android 15, y promete siete años de actualizaciones, el ciclo más largo en la historia de la marca. Las nuevas funciones de IA permiten desde resúmenes automáticos de notificaciones hasta traducción instantánea de llamadas. El teléfono se adapta al contexto, aprende del uso y personaliza la experiencia.
El S24 también recibirá parte de estas mejoras, pero sin la misma integración con el hardware optimizado. Por eso, aunque se mantendrá vigente, no alcanzará el mismo nivel de fluidez.
¿Comprar el S24 o apostar por el S25?
Si tienes un Galaxy S24, el cambio no es urgente. Las diferencias no justifican el gasto completo, salvo que la inteligencia artificial integrada sea una prioridad. El S24 sigue siendo rápido, sólido y visualmente impecable. Además, con la llegada del S25 y del S25 FE, su precio caerá, convirtiéndose en una de las mejores compras de gama alta para 2025.
Pero si vienes de un modelo anterior o buscas un dispositivo preparado para los próximos años, el S25 tiene sentido. No solo por su potencia, sino por la promesa de larga vida útil y actualizaciones extendidas. Es, en cierta forma, el primer Galaxy que se piensa a futuro, no solo en rendimiento, sino en inteligencia.
El lanzamiento del Galaxy S25 FE demuestra que Samsung entiende bien su juego: ofrecer opciones para distintos bolsillos, sin perder coherencia tecnológica. La serie S25 no revoluciona, pero sí redefine el estándar de lo que significa un teléfono “inteligente”.
Imagen: Samsung