Julio cerró con una cifra que pocos anticipaban: más de 112 mil motos nuevas se matricularon en Colombia, lo que representa un salto del 56% frente al mismo mes del año pasado. Es un récord que ratifica el rol protagónico de la moto como vehículo de trabajo, ahorro y escape para millones de colombianos.
Detrás del número hay un fenómeno que no se detiene. El país vive un auge acelerado en el segmento de cilindrada media: entre 100 y 125 cc se concentran casi la mitad de las ventas. Allí es donde brilla la AKT NKD 125, la moto que, por séptimo mes consecutivo, lidera el mercado con más de 8.200 unidades registradas solo en julio.
No es casualidad. Su mecánica sencilla, bajo consumo, y facilidad de mantenimiento la convierten en la favorita de quienes buscan una herramienta confiable para moverse, trabajar o emprender. Le sigue de cerca la Bajaj CT100, símbolo de resistencia en el segmento, mientras Yamaha mantiene doble presencia en el ranking con la NMAX 155 y la XTZ150.
Pero no todo es cuestión de modelos. Las marcas viven su propia batalla silenciosa, con AKT al frente. No solo fue la más vendida del mes, sino que ha logrado afianzarse en municipios donde antes dominaban gigantes como Honda o Suzuki. Precisamente estas dos últimas también reportan números destacados, con un crecimiento del 84% y 64% respectivamente.
Te puede interesar: Renault y Toyota pierden la corona: una nueva marca lidera las ventas de carros en Colombia
El mayor salto, sin embargo, vino de un nombre menos habitual: Fratelli. Esta marca, poco conocida hasta hace poco, creció más de un 239% en julio. Un dato que sugiere que hay espacio para propuestas nuevas o de nicho, siempre que respondan a la ecuación que domina el mercado: economía, resistencia y repuestos disponibles.
Sabaneta y Funza, dos municipios que combinan crecimiento urbano y economía popular, se consolidan como focos de esta expansión. Desde allí, miles de motos salen a diario para cubrir rutas, domicilios, entregas, trabajos informales o simplemente para llegar más rápido y más barato a cualquier parte.
Con un acumulado anual que ya supera el 36% de crecimiento, la industria de las dos ruedas en Colombia parece inmune al freno. Ni la inflación ni los temores por la inseguridad o la accidentalidad han logrado apagar el entusiasmo por este vehículo que, más allá de su diseño o marca, representa independencia y movilidad propia.
Las cifras lo dicen todo, pero también lo dicen los talleres llenos, las calles repletas, y los negocios que florecen alrededor del mundo moto. Colombia ya no solo adopta la moto como una solución: la celebra, la adapta y la transforma en parte esencial de su día a día.
Imagen: Archivo ENTER.CO