Bre-B inicia el 23 de septiembre: ¿cómo deberán usarlo los usuarios y qué cambiará al pagar o recibir dinero?

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El próximo 23 de septiembre, el Banco de la República pondrá en funcionamiento el mecanismo operativo que permitirá la interoperabilidad plena de Bre-B, la plataforma de pagos inmediatos diseñada para integrar a todo el ecosistema financiero del país. Esta fase, que se desarrollará en conjunto con la industria bancaria, abrirá la puerta a una nueva etapa en la manera en que los colombianos usan su dinero.

Entre el 23 de septiembre y el 5 de octubre se llevará a cabo una operación controlada con un número limitado de usuarios. El objetivo es probar el engranaje entre los cinco sistemas de pagos inmediatos existentes y las 227 entidades financieras que hacen parte del proyecto. Será un ensayo para verificar que la maquinaria funcione sin tropiezos antes de abrirla al público en general.

A partir del 6 de octubre, los colombianos verán en las aplicaciones y páginas web de sus bancos un nuevo botón o zona Bre-B. Desde allí podrán enviar y recibir dinero de manera inmediata, sin importar si la transacción se realiza entre diferentes bancos o billeteras digitales. Lo que hasta ahora era un reto técnico y un obstáculo cotidiano para millones de usuarios —las transferencias demoradas o las limitaciones de compatibilidad entre entidades— comienza a quedar en el pasado.

Más allá del anuncio institucional, lo que está en juego es la forma en que los ciudadanos se relacionan con su dinero. Bre-B no es solo un sistema de pagos más; es la promesa de un terreno financiero sin barreras. Si antes un usuario debía esperar horas, incluso días, para ver reflejada una transferencia interbancaria, ahora podrá hacerlo en segundos. Si un comerciante dudaba en aceptar pagos digitales por temor a los retrasos, ahora tendrá en su bolsillo la certeza de una liquidación inmediata.

Este cambio no solo impactará la velocidad de las operaciones, sino también la confianza en el sistema financiero. En un país donde la informalidad sigue siendo dominante, la posibilidad de realizar pagos inmediatos y seguros desde cualquier entidad puede convertirse en un incentivo para migrar hacia lo digital. No es un asunto menor: la interoperabilidad reduce costos, amplía la cobertura y disminuye las brechas entre quienes están dentro y fuera del sistema bancario.

Por supuesto, el desafío no está únicamente en la tecnología. El éxito de Bre-B dependerá también de la pedagogía. Los bancos y el propio Banco de la República deberán explicar de manera clara cómo funciona este nuevo botón, cuáles son sus beneficios y cómo usarlo sin complicaciones. Si la ciudadanía no entiende el cambio, el sistema corre el riesgo de convertirse en una innovación desaprovechada.

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También habrá que vigilar la seguridad. La inmediatez es un valor, pero trae consigo mayores riesgos de fraude y ciberdelito. Las entidades financieras tendrán que reforzar sus mecanismos de autenticación y control, y los usuarios deberán aprender nuevas prácticas de autoprotección. La confianza, al fin y al cabo, será el motor que mueva este engranaje.

El arranque de Bre-B coincide con un momento en que los colombianos están más habituados que nunca a las transacciones digitales. Las billeteras móviles, los pagos con código QR y las transferencias en línea se han vuelto parte de la cotidianidad. Lo que faltaba era un lenguaje común, una plataforma que eliminara las fronteras entre los distintos actores. Eso es lo que Bre-B promete entregar.

En términos prácticos, para un ciudadano de a pie, esto significa que podrá enviar dinero desde su banco a una billetera digital sin preocuparse por si “son compatibles” o no. Para un pequeño negocio, significa que podrá recibir pagos de clientes de cualquier entidad sin esperar horas para disponer de los recursos. Para las familias, significa que enviarle dinero a un hijo en otra ciudad será tan rápido como enviar un mensaje de texto.

El Banco de la República habla de “una nueva era en el funcionamiento del dinero en Colombia”. Puede sonar ambicioso, pero lo cierto es que la interoperabilidad es un requisito indispensable para que el sistema financiero responda a las necesidades del siglo XXI. Bre-B no solo es un proyecto técnico; es una pieza clave para democratizar el acceso, reducir la informalidad y acercar el dinero digital a la vida diaria de millones de colombianos.

Digna Irene Urrea

Digna Irene Urrea

Comunicadora social y periodista apasionada por las buenas historias, el periodismo literario y el lenguaje audiovisual. Aficionada a la tecnología, la ciencia y la historia.

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