Una columna… de relleno

En la pasada edición de ENTER (diciembre del 2003) me referí al tema de los cartuchos de tinta, de su alto precio y de cómo al final de cuentas la relación costo/beneficio favorece a las impresoras láser, pues en ellas cada página sale mucho más barata, así el valor inicial del equipo sea considerablemente mayor.

Como era de esperarse, al poco tiempo recibí un mensaje de una persona que me planteaba la opción de los cartuchos reentintados. Lo sorprendente del asunto es que solamente haya sido un mensaje, pues este mercado ha crecido tanto, que hoy día prácticamente no hay calle en la ciudad en la que no haya un local que ofrezca este servicio.

El fenómeno no se extiende únicamente por Colombia y otros países donde las condiciones económicas impiden gastar 200.000 pesos en cartuchos un par de veces al año, en el mejor de los casos. En el mundo (lo que incluye Estados Unidos y varios países de Europa) se realizan grandes convenciones de empresas que se dedican al rentable negocio de la remanufactura y la venta de kits de reentintado o rellenado.

Porque, y esto se aplica a fabricantes de marca, de cartuchos compatibles y a empresas de remanufactura en general, el negocio de vender impresoras no está en los equipos, sino en los suministros. Una verdad tan evidente y conocida que olvidé mencionarla explícitamente en la columna pasada. Y no son solo los cartuchos: averigüe cuánto cuesta un paquete de 25 hojas de papel fotográfico y empezará a pensarlo dos veces antes de comenzar a imprimir sus fotos en casa, en lugar de llevarlas a Foto Japón¿ y que los competidores me perdonen, pero fue la primera casa fotográfica que se me vino a la cabeza.

De regreso al asunto de los cartuchos, recuerdo que hace un tiempo hablar de remanufactura y reentintado era un atentado contra la industria informática. Los grandes fabricantes se hacían cruces y se les erizaban los pelos con tan solo escuchar estas palabras. Hoy, aunque en general siguen firmes en su posición de no aceptar la práctica, algunos se han tenido que dar cuenta de que esta es una alternativa que tiene cada vez más aceptación entre los usuarios, debido al beneficio económico que representa.

En general, sus comentarios apuntan a que la gente puede optar por rellenar o mandar remanufacturar sus cartuchos, pero que deben atenerse a las consecuencias: si la impresora se daña, ellos no responden. Pero, ¿la impresora se daña? No sé¿ los fabricantes originales dicen que sí; las empresas de remanufactura, que no. Personalmente, nunca he rellenado un cartucho ni he acudido como cliente a una de estas últimas compañías.

Lo que sí he tenido es la oportunidad de visitar (como periodista) empresas locales de remanufactura, así como la planta de fabricación de cartuchos de Lexmark. En las primeras me he llevado todo tipo de impresiones, desde la certeza de saber que buscan las mejores condiciones para realizar su trabajo, hasta el íntimo deseo de no volver a pasar siquiera por el frente. En la segunda ¿y eso se aplica también a los demás fabricantes¿, debo decir que el ambiente es más limpio que el de un quirófano (instalación que también he visitado) y que me cuesta mucho trabajo pensar que cualquier proceso posterior que se realice al cartucho fuera de la fábrica pueda alcanzar un grado de limpieza igual.

Al final, uno se da cuenta de que los humanos somos propensos a los procesos de remanufactura para prácticas más delicadas que imprimir una hoja de papel: almorzamos con el ¿calentao¿ del día anterior, rellenamos decenas de veces la misma botellita de agua que compramos hace un mes, convertimos en torta el pan viejo al que ya no le entra el diente¿ y no conozco el primer médico que se niegue a atendernos por estos motivos. A lo sumo, nos aconsejarán preparar comida fresca con más frecuencia que ¿calentao¿ y cambiar la botellita de agua más a menudo.

Personalmente, seguiré fiel a mi política de comprar cartuchos nuevos cada vez que se me acabe la tinta¿ al menos hasta que el bolsillo aguante, pero apoyado en el hecho de que la mayoría de mis copias salen por mi más económica impresora láser.

Sin embargo, tampoco puedo desconocer el atractivo económico que representa para los usuarios la alternativa del reentintado. Si optan por este último, lo único que puedo hacer es aconsejarles que prefieran poner el proceso en manos de una empresa seria, tal como ponen su salud en manos de un médico responsable. Y no automedicarse¿

Si quiere saber más sobre los pros y contras del rellenado y la remanufactura, visite los sitios web de los diferentes fabricantes (Hewlett-Packard, Lexmark, Canon, Epson, entre otros) y otros como el del Grupo de Información para Usuarios de Inyección de Tinta (www.inkjet-cartridges.net). En este último encontrará la diferencia entre rellenado, remanufactura y otros términos, así como algunos consejos relacionados con la práctica.

Lo mejor es que vea todos los argumentos y decida por usted mismo.

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