El reclutamiento y utilización de niños, niñas y adolescentes por parte de grupos armados no estatales en Colombia sigue en aumento. Solo en el primer trimestre de 2025, la Oficina de Derechos Humanos de la ONU verificó 51 casos, una cifra que representa un preocupante incremento del 25% frente al mismo periodo del año anterior, según el informe Atrapados en las redes del conflicto, publicado este viernes.
Más allá de las cifras, el documento advierte sobre un fenómeno cada vez más visible y difícil de contener: el uso de plataformas digitales para atraer a menores de edad a las filas de los grupos ilegales. Redes como TikTok y Facebook, que deberían ser espacios de entretenimiento o socialización, se han convertido en escenarios de reclutamiento, normalización de la violencia y apología de la guerra.
A través de perfiles falsos o reales, miembros de estos grupos interactúan con adolescentes, principalmente en foros públicos o por mensajes privados, ofreciéndoles supuestas ventajas, estatus, dinero o protección. Lo que comienza como una conversación informal, termina por ser el primer paso en un camino sin retorno hacia la violencia y la ilegalidad.
Este uso de las redes sociales agrava la situación de comunidades históricamente vulnerables. Según el informe, entre 2022 y 2024, el 48,3% de las víctimas de reclutamiento infantil verificadas por la ONU pertenecían a pueblos indígenas y comunidades afrodescendientes. En total, se confirmaron 260 casos de niños indígenas y 58 de menores afrocolombianos atrapados en el conflicto armado.
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Además, el impacto es particularmente grave sobre las niñas y adolescentes mujeres, quienes representan casi el 40% de las víctimas. Más allá del reclutamiento, estas niñas enfrentan violencia de género, abuso sexual y explotación con fines reproductivos, en un contexto en el que la violencia se sigue expandiendo territorialmente.
La preocupación internacional se centra no solo en el incremento de casos, sino en la sofisticación de las estrategias de los grupos armados. Según Scott Campbell, representante en Colombia del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, el fenómeno parece agravarse aún más en este 2025, en un contexto preelectoral y de aumento de tensiones sociales.
El reclutamiento de menores no solo fortalece el pie de fuerza de estas organizaciones, sino que también facilita sus operaciones ilegales, como la expansión de cultivos ilícitos y el tráfico de drogas. En zonas donde el Estado tiene poca o nula presencia, los grupos armados se consolidan como la única autoridad, utilizando a los niños no solo como combatientes, sino también como piezas clave de sus economías criminales.
Frente a este panorama, la ONU insta al Estado colombiano a redoblar los esfuerzos en la protección de los derechos de los menores, con especial énfasis en la prevención, la desmovilización y la reintegración efectiva de quienes ya han sido reclutados.
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De igual forma, se hace un llamado urgente a las empresas de redes sociales para que asuman su responsabilidad y fortalezcan los mecanismos de detección y prevención de este tipo de actividades en sus plataformas. La falta de control y la permisividad frente a estos contenidos contribuyen directamente a que la violencia se expanda y a que los niños se conviertan en víctimas de un conflicto que, lejos de extinguirse, sigue mutando y atrapando nuevas generaciones.
La realidad es contundente: mientras las redes sociales sigan siendo usadas como un canal de reclutamiento, el conflicto armado en Colombia tendrá un rostro cada vez más joven, y las esperanzas de paz seguirán diluyéndose entre los algoritmos y la desprotección estatal.
Imagen: Archivo ENTER.CO