En las últimas horas se filtraron imágenes del supuesto Samsung Galaxy S26 Ultra que revelan tres posibles acabados: plata, dorado y un llamativo tono naranja metálico. Este último, sin duda, es el que más ha encendido la conversación en redes y foros tecnológicos. ¿Samsung está tomando prestada la paleta del iPhone 17 Pro o estamos ante una nueva dirección estética en la industria móvil?
El naranja no es un color habitual en los smartphones premium. Tradicionalmente, las marcas han preferido tonos más neutros y sobrios, negro, blanco, plata, grafito o dorado, para proyectar elegancia y longevidad visual. Sin embargo, 2025 parece ser el año en que la tecnología adopta el color como elemento de identidad y diferenciación, no solo como accesorio visual.
Samsung, que en generaciones anteriores apostó por el verde oliva o el burdeos discreto, ahora parece decidida a romper la línea cromática conservadora con un acabado naranja metálico intenso, que podría interpretarse como una declaración de energía y renovación. Es, además, un color que transmite vitalidad, optimismo y creatividad, atributos que encajan con el enfoque de innovación que la marca surcoreana ha tratado de reforzar en sus últimos lanzamientos.
Pero la comparación con Apple es inevitable. El iPhone 17 Pro, presentado hace unas semanas, introdujo un tono “Copper Orange”, un cobre-anaranjado con acabado mate que rápidamente se convirtió en el más buscado de la serie. En ese contexto, el supuesto Galaxy S26 Ultra naranja podría parecer una respuesta directa al éxito visual del modelo de Cupertino.
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Sin embargo, hay matices que vale la pena analizar. El naranja de Samsung, al menos en las imágenes filtradas, se muestra más brillante, metálico y saturado, con reflejos que le otorgan una presencia más atrevida y menos sobria que la del iPhone. No es tanto una copia como una reinterpretación, un movimiento calculado para posicionarse dentro de la tendencia del color pero manteniendo una identidad diferenciada.
Desde el punto de vista del diseño industrial, esta elección también coincide con una tendencia global observada en automóviles, moda y tecnología: el regreso de los tonos cálidos y metálicos. Marcas como Tesla, Acer o incluso Sony han incorporado variaciones de cobre, naranja o bronce en sus productos más recientes. La lectura es clara: los consumidores quieren colores que destaquen, pero sin perder sofisticación.
El naranja, además, tiene un componente emocional. En diseño, se asocia con la creatividad, la innovación y la energía positiva, tres valores que encajan perfectamente en el discurso de renovación que Samsung suele aplicar en sus modelos Ultra. Si finalmente este color llega a producción, podría convertirse en una de las señas de identidad visual del Galaxy S26 Ultra.
Por ahora, Samsung no ha confirmado los colores oficiales del dispositivo. Pero si las filtraciones son reales, el movimiento sería una señal de que la marca quiere más que competir en cámaras o procesadores: quiere redefinir la estética del smartphone premium. Y en un mercado saturado de negros y grises, apostar por un naranja brillante puede ser justo lo que necesita para volver a destacar.
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