¿Vale la pena aprender a programar si no quieres ser programador?

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Cada vez más personas aprenden a programar sin intención de dedicarse profesionalmente al desarrollo de software. Lo hacen para adquirir una nueva forma de pensar, mejorar sus habilidades laborales o simplemente entender mejor el mundo digital que los rodea.

Programar no es solo escribir código; es resolver problemas, automatizar procesos, estructurar datos y tomar decisiones basadas en lógica. Estas habilidades son valiosas en áreas como mercadeo, diseño, educación, salud o gestión de proyectos.

Muchos roles actuales exigen algún nivel de interacción con herramientas tecnológicas. Saber cómo funcionan por dentro permite comunicarse mejor con los equipos técnicos, diseñar soluciones más eficientes y evitar depender completamente de otros para tareas clave.

Aprender a programar sin ser programador

Holberton Coderise es una academia de formación en software que ofrece una alternativa a la educación tradicional. No entrega títulos ni exige experiencia previa, pero sí proporciona una formación intensiva, práctica y centrada en la solución de problemas reales desde el primer día.

Su metodología se basa en el “peer learning”: no hay profesores como en un aula convencional. Los estudiantes trabajan en proyectos colaborativos, con acompañamiento de mentores y una plataforma diseñada para aprender a pensar como desarrollador, sin memorizar conceptos.

Los contenidos están organizados por módulos de nueve meses. El primero cubre fundamentos de programación en C, Shell, Python, Git y desarrollo web. A partir de allí, el estudiante puede especializarse en áreas como inteligencia artificial, machine learning, blockchain, desarrollo móvil, AR/VR o desarrollo full stack.

Los programas están diseñados para adaptarse a distintos perfiles: personas que trabajan pueden optar por la modalidad part-time, mientras que quienes buscan una reconversión laboral más rápida pueden cursar tiempo completo. Todo el aprendizaje es 100% online, con sesiones en vivo y en español.

¿Por qué es una herramienta que abre oportunidades?

Quienes han pasado por este tipo de formación provienen de carreras tan diversas como educación, biología, comunicación, derecho o administración. La mayoría no buscaba convertirse en desarrollador, sino ampliar su perfil y mejorar su empleabilidad en la era digital.

Al aprender a programar, lograron automatizar tareas repetitivas, construir sus propias plataformas, acceder a mejores salarios o simplemente entender mejor las dinámicas tecnológicas que afectan su trabajo. En muchos casos, fue una decisión estratégica más que vocacional.

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La demanda por habilidades digitales sigue creciendo. Según datos de la OCDE, América Latina necesitará millones de personas con competencias tecnológicas en la próxima década, y no todas deberán ser ingenieros. También se necesitan líderes, creadores, analistas y pensadores que comprendan la lógica del software.

Aprender a programar es, en este contexto, una nueva forma de alfabetización. Así como leer y escribir permite participar en la sociedad, programar permite participar en el entorno digital. No se trata de un fin en sí mismo, sino de una herramienta para entender, crear y decidir con autonomía.

En tiempos de cambio acelerado, adquirir este tipo de habilidades puede marcar una diferencia importante. Incluso si nunca escribes una línea de código en tu trabajo, haber aprendido a programar puede ayudarte a tomar mejores decisiones, colaborar de manera más efectiva y adaptarte con más facilidad a los retos del futuro.

Imagen: Archivo ENTER.CO

Digna Irene Urrea

Digna Irene Urrea

Comunicadora social y periodista apasionada por las buenas historias, el periodismo literario y el lenguaje audiovisual. Aficionada a la tecnología, la ciencia y la historia.

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