La Academia Colombiana de Artes y Ciencias Cinematográficas anunció que El Poeta, dirigida por Simón Mesa Soto y protagonizada por Ubeimar Ríos, será la encargada de representar a Colombia en los Premios Óscar 2026. La noticia llega tras un recorrido exitoso en festivales, incluido el premio Un certain regard en Cannes, y marca un paso más en la búsqueda de un lugar para el cine colombiano en la conversación global.
La historia se centra en Óscar Restrepo, un poeta envejecido y frustrado, cuya vida parece naufragar entre la nostalgia y las aspiraciones incumplidas. La llegada de Yurlady, una adolescente humilde con talento poético innato, le da un respiro, pero también lo arrastra a nuevas tensiones. Lo que inicia como un intento de cultivar la voz de una joven termina convertido en un espejo incómodo sobre la manera en que la cultura, las instituciones y hasta el mercado del arte moldean las voces de quienes escriben.
Una película fuera de los clichés colombianos
La realizadora audiovisual y artista plástica Margaret Sánchez compartió con nosotros su lectura de la cinta. Confiesa que al inicio pensó que sería una sátira ligera sobre esos hombres pretenciosos que abundan en los espacios académicos y culturales. Sin embargo, se encontró con una obra mucho más compleja.
“Es una película que tensiona todo el tiempo”, explica. “Óscar se cree un artista superior y proyecta en Yurlady sus frustraciones, pero ella solo quiere vivir con dignidad, trabajar, comprarle una casa a su mamá. Esa resistencia a aceptar el rol que él le impone me pareció brutal. Lo que empieza como una relación de enseñanza se convierte en un reflejo de las desigualdades que marcan la vida real”.
Sánchez celebra además que El Poeta se aleje de los tópicos con los que tradicionalmente se asocia a Colombia en el exterior. “No es una historia de narcotráfico ni de violencia directa. Y eso me parece valioso, porque muestra que nuestro cine puede hablar de otros conflictos: la desigualdad, la pretensión cultural, el choque entre el arte y la vida cotidiana. Es refrescante ver que se representen otras realidades”.
También destaca la autenticidad que Ubeimar Ríos aporta al papel. Profesor y amante de la poesía, Ríos no es actor profesional, pero encuentra en Óscar un reflejo de su propia vida. Esa cercanía hace que el personaje cobre una verosimilitud difícil de lograr con intérpretes formados en el oficio.
El reto de los premios y la industria
Que El Poeta haya sido seleccionada para representar a Colombia en los Óscar 2026 es motivo de celebración, pero también abre un debate sobre el sistema de premios internacionales. Margaret Sánchez asegura que “estos galardones no siempre premian la mejor película, sino la que tiene detrás una estrategia fuerte de lobby y promoción. Se necesitan recursos para viajes, proyecciones privadas, publicidad en revistas de cine, entrevistas en Los Ángeles. Y eso cuesta mucho dinero”.
Para ella, la nominación ya es en sí una victoria, pues significa que el cine colombiano está buscando su voz propia. Sin embargo, advierte que competir con países que tienen industrias cinematográficas sólidas —como Francia, Alemania o España— revela la desigualdad del sistema. “No basta con tener una obra poderosa, hay que tener un aparato de mercadeo cultural. Esa es la realidad de los Óscar”.
La artista también subraya cómo la Academia de Hollywood tiende a premiar películas que encajan en sus imaginarios sobre cada país. En el caso de América Latina, suelen destacar historias de pobreza, violencia o exotismo. Por eso, dice, no siempre quedar por fuera implica que una película sea menos valiosa, sino que a veces el guion no encaja en esa mirada “agringada” de lo que esperan ver.
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Aun así, Sánchez rescata el impacto que la película ya generó en Colombia. Su amplia distribución en salas —inusual para una producción nacional— permitió que llegara a más espectadores y generara conversación. “El trabajo de difusión fue increíble. Usaron canales nuevos, redes sociales, activaciones en universidades, y eso creó expectativa. Además, Cine Colombia la mantuvo en cartelera varias semanas, lo que no suele pasar con nuestro cine. Esa combinación de calidad y visibilidad explica en parte por qué llegó tan lejos”.
En marzo de 2026 se sabrá si la cinta logra entrar oficialmente en la competencia por el Óscar. Mientras tanto, su selección ya se siente como un triunfo: una película colombiana que, sin recurrir a los clichés, logró abrirse espacio en la escena internacional y mostrar que nuestras historias pueden contarse de otra manera.
Imagen: Montaje ENTER.CO