Puede sonar provocador, pero el más reciente estudio del Centro Nacional de Consultoría para .CO Internet sugiere que sí. Al menos para el 62% de quienes hoy ejercen su oficio desde casa, la productividad no solo se mantiene, sino que aumenta. Un dato que desafía las viejas estructuras de control laboral y reabre el debate sobre cómo se mide realmente el desempeño.
El informe, basado en 1.040 encuestas aplicadas en 11 ciudades del país, muestra que el teletrabajo no es ya un experimento post-pandemia, sino una modalidad con efectos concretos sobre la vida diaria. El 59% de los encuestados afirma tener mejor calidad de vida desde que dejó la oficina, y el 83% destaca el ahorro de tiempo al eliminar los desplazamientos.
Pero más allá del confort doméstico, el trabajo remoto ha empujado a las empresas a mejorar su infraestructura digital. El 79% de los teletrabajadores considera que sus compañías están bien o excelentemente preparadas para esta forma de operar. Esto sugiere que la virtualidad no depende solo del individuo, sino de un ecosistema funcional que facilite procesos, comunicación y resultados.
Sin embargo, no todo está resuelto. Aunque el 72% de los teletrabajadores usa plataformas colaborativas como Teams o Google Meet, solo el 22% emplea herramientas especializadas para organizar tareas y equipos. En un entorno donde la autonomía es clave, la falta de planeación estructurada podría convertirse en un nuevo cuello de botella.
Otro hallazgo interesante: el 74% de los teletrabajadores reporta haber reducido sus gastos diarios. Esto implica que el impacto económico del trabajo desde casa no es solo positivo para las empresas, que ahorran en recursos físicos, sino también para los empleados. La flexibilidad, valorada por el 80% de los encuestados, no se traduce solo en libertad de horario, sino en capacidad real de administrar mejor el tiempo y el bolsillo.
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A pesar de estos beneficios, el estudio también pone en perspectiva la proporción real de teletrabajadores: solo el 13% trabaja 100% desde casa, mientras que el 19% alterna entre lo presencial y lo remoto. El grueso, un 68%, sigue asistiendo a una sede física, lo que indica que, aunque el modelo híbrido gana terreno, la transformación cultural todavía va paso a paso.
Desde .CO Internet, su gerente Eduardo Santoyo interpreta estas cifras como evidencia de un cambio profundo: “Detrás de cada número hay una historia de equilibrio entre lo laboral y lo personal. El teletrabajo ha sido una herramienta poderosa para mejorar la calidad de vida en Colombia”.
Lo cierto es que los resultados no son concluyentes, pero sí abren nuevas preguntas: ¿cómo medimos la productividad en un entorno sin supervisión directa? ¿Qué tan preparada está una empresa para liderar sin ver? ¿Y hasta qué punto el bienestar del empleado puede —y debe— traducirse en valor empresarial?
La productividad en casa no depende solo de internet rápido o un buen escritorio. También exige liderazgo adaptativo, metodologías claras y, sobre todo, confianza. Una palabra que, en muchos entornos corporativos, sigue siendo más difícil de instalar que cualquier software.
Imagen: Marcela Vieira