Carlo Acutis es proclamado santo: el primer millennial y “influencer de Dios” en los altares

Carlo Acutis ya ocupa un lugar singular en la historia de la Iglesia católica, pues con solo 15 años, falleció en 2006 a causa de leucemia y, casi dos décadas después, se convirtió en el primer santo de la llamada generación millennial. Pero lo que lo diferencia de otros jóvenes que llegaron a los altares no es únicamente su corta edad, sino la manera en que utilizó las herramientas digitales de su tiempo para hablar de fe y espiritualidad.

Apodado “el influencer de Dios”, Acutis se adelantó a un fenómeno que hoy parece natural, la evangelización en internet. Con conocimientos básicos de programación, creó un portal que documentaba milagros eucarísticos alrededor del mundo, un archivo digital que todavía circula y que muchos consideran su mayor legado. En una época en la que las redes sociales apenas daban sus primeros pasos, el adolescente entendió que la fe también podía tener presencia en línea.

Un santo en jeans y con PlayStation

Lejos de la iconografía tradicional de los santos, Carlo es recordado con jeans, camiseta y tenis deportivos. Sus fotos virales lo muestran sonriendo, con una imagen cercana a la de cualquier joven de su edad. Jugaba videojuegos —aunque se limitaba a una hora por semana para evitar adicciones—, hacía videos caseros con sus mascotas imitando escenas de Star Wars y disfrutaba de internet como cualquier adolescente del nuevo milenio.

Sin embargo, lo que lo hace único es que ese mismo universo digital lo usó para otro fin, construir un puente entre lo religioso y lo tecnológico. Mientras sus compañeros exploraban redes sociales, él diseñaba un sitio web para recopilar y explicar fenómenos eucarísticos. Su madre, Antonia Salzano, asegura que esa capacidad de integrar lo cotidiano con lo espiritual explica por qué su figura conecta con generaciones que crecieron en medio de pantallas.

“Carlo decía que internet debía usarse para el bien”, recordó en una entrevista. Esa visión fue reconocida incluso por el papa Francisco, quien lo llamó “influencer de Dios”.

Te puede interesar: Jesús y sus discípulos regresan, todo sobre la 5 temporada de The Chosen (Los Elegidos)

La canonización de Acutis se celebró en la Plaza de San Pedro junto a la de otro joven, Pier Giorgio Frassatti. Fue la primera ceremonia presidida por León XIV, el papa estadounidense elegido en 2024. Miles de peregrinos —en su mayoría jóvenes— asistieron al acto, confirmando que el atractivo del nuevo santo no reside en un modelo antiguo de devoción, sino en su cercanía cultural.

En Asís, donde reposan sus restos en la iglesia de Santa Maria Maggiore, multitudes visitan su tumba, expuesta con ropa informal y zapatillas Nike. Incluso una webcam transmite en vivo el lugar, lo que refuerza la relación entre su legado espiritual y la conectividad permanente de la era digital.

Su rápido camino a los altares ha estado acompañado por dos milagros atribuidos a su intercesión: la sanación de un niño en Brasil y la recuperación de una joven costarricense en Italia. Ambos casos fueron reconocidos por el Vaticano y abrieron la puerta a la canonización.

El atractivo para la Generación Z

El fenómeno Acutis no se limita a la devoción católica. En un contexto donde los jóvenes occidentales suelen alejarse de la religión institucional, su figura se percibe como una excepción. Para muchos, simboliza que la santidad no es exclusiva de figuras lejanas o de épocas pasadas, sino posible en una vida que combina memes, videojuegos y redes sociales.

El arzobispo Domenico Sorrentino ha destacado que más de un millón de personas visitaron su tumba en 2024. Al mismo tiempo, surgen comunidades en línea que comparten frases, imágenes y testimonios vinculados al joven italiano. Su mensaje, “nacemos originales, no debemos morir como fotocopias”, circula como mantra digital entre usuarios que lo citan en Instagram o TikTok.

La crítica no ha estado ausente. Algunos teólogos advierten que su énfasis en los milagros eucarísticos puede fomentar visiones “problemáticas” de la fe. Sin embargo, la resonancia de Carlo parece estar más ligada a su manera de integrar lo digital y lo espiritual que a debates doctrinales.

En última instancia, la canonización del primer santo millennial marca un giro simbólico, ya que, la Iglesia reconoce como modelo a un joven que no fue sacerdote, ni mártir, ni fundador de congregaciones, sino un adolescente con PlayStation y conocimientos de informática que supo traducir la fe a un lenguaje digital. Un santo que representa la era de internet y que, paradójicamente, usó lo virtual para dejar una huella real.

Imagen: Montaje ENTER.CO

Digna Irene Urrea

Digna Irene Urrea

Comunicadora social y periodista apasionada por las buenas historias, el periodismo literario y el lenguaje audiovisual. Aficionada a la tecnología, la ciencia y la historia.

View all posts

Archivos