A lo largo de la historia, los terremotos han sido uno de los fenómenos naturales más devastadores e impredecibles para la humanidad. Hasta ahora, ninguna tecnología ha logrado anticipar con precisión cuándo ni dónde ocurrirá uno. Sin embargo, eso podría estar cerca de cambiar. El nuevo satélite NISAR (Radar de Apertura Sintética de NASA-ISRO), desarrollado por Estados Unidos e India, promete ser una herramienta sin precedentes para entender mejor cómo se comporta la Tierra antes de un sismo.
Aunque NISAR no predice terremotos como quien pronostica el clima, sí podrá detectar señales geológicas clave que antes eran invisibles. Su capacidad para observar desplazamientos mínimos de las placas tectónicas —de apenas centímetros— permitirá a los científicos identificar zonas donde se acumula tensión y, con ello, anticipar posibles escenarios de riesgo. Más que un detector de desastres inminentes, se trata de un sistema que ofrecerá conocimiento detallado para la prevención.
Con dos radares de apertura sintética (SAR) a bordo, uno de banda L (aportado por la NASA) y otro de banda S (proporcionado por la ISRO), NISAR escaneará la superficie del planeta con una precisión sin precedentes. Estos radares permiten generar imágenes tridimensionales incluso en condiciones de lluvia o nubes, lo que garantiza monitoreo constante de zonas sísmicas, glaciares, cultivos e infraestructuras clave.
Un radar que observa lo que antes era invisible
Gracias a su capacidad para identificar deformaciones milimétricas en el suelo, NISAR podrá distinguir entre fallas geológicas que se mueven lentamente y aquellas que están completamente trabadas. Esta diferencia es crucial: las fallas bloqueadas son las que tienen mayor probabilidad de liberar energía en forma de terremotos. Así, los datos del satélite ayudarán a las autoridades a priorizar la vigilancia en ciertas regiones y a tomar decisiones estratégicas de mitigación del riesgo.
El satélite también podrá detectar señales tempranas de deslizamientos de tierra o actividad volcánica, así como evaluar el estado estructural de represas, puentes o acueductos al monitorear si el terreno a su alrededor está en movimiento. Esto lo convierte en una herramienta clave para la gestión del riesgo, tanto en zonas rurales como urbanas.
Además, los datos de NISAR estarán disponibles de forma abierta y gratuita. Se estima que generará unos 80 terabytes diarios, equivalentes a llenar 150 discos duros de 512 GB cada uno. Toda esta información será procesada en la nube y compartida con científicos, gobiernos y comunidades de todo el mundo, sin restricciones de acceso.
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Más allá del componente técnico, NISAR simboliza una colaboración histórica entre la NASA y la ISRO. Es la primera vez que ambas agencias lanzan una misión satelital conjunta de esta escala, lo que también refuerza la cooperación internacional en torno a desafíos climáticos, geológicos y humanitarios.
Aunque todavía no podemos saber con exactitud cuándo ocurrirá un terremoto, NISAR representa un cambio de paradigma: por primera vez, se podrá observar el comportamiento de la Tierra en tiempo real antes de un desastre. Este nuevo nivel de información no elimina el riesgo, pero permite estar un paso adelante. En un mundo donde la preparación puede salvar miles de vidas, contar con datos precisos ya no es un lujo, sino una necesidad.
Imagen: Nasa