En el corazón del Centro Espacial Johnson, en Houston, la NASA puso en marcha una pieza clave para el regreso humano a la Luna. Se trata de la Sala de Evaluación Científica (SER, por sus siglas en inglés), un nuevo centro de control especializado que coordinará las actividades científicas durante la misión Artemis II y las siguientes expediciones tripuladas del programa Artemis.
La primera prueba real de esta sala tuvo lugar a principios de junio, cuando el equipo científico lunar de Artemis II realizó una simulación completa. Por primera vez, los científicos trabajaron en el entorno exacto que utilizarán durante las misiones, probando tecnologías, herramientas de comunicación, análisis de datos y toma de decisiones en tiempo real.
Esta sala no reemplaza, sino que complementa el tradicional Centro de Control de Misión Christopher C. Kraft Jr., sirviendo como su “trastienda científica”. Allí se evaluarán imágenes, se interpretarán datos lunares y se definirán prioridades científicas a medida que los astronautas realicen observaciones durante su vuelo de 10 días alrededor de la Luna.
El SER fue diseñado desde cero con el programa Artemis en mente. Su configuración permite una colaboración fluida entre disciplinas y una rápida respuesta ante nuevas observaciones o hallazgos inesperados. “Integrar la ciencia directamente en el entorno operativo de la misión garantiza que la NASA pueda maximizar los descubrimientos de Artemis”, explicó Kelsey Young, directora científica de Artemis II.
En esta misión específica, los astronautas no alunizarán, pero sí realizarán observaciones detalladas del satélite natural, recolectando información sobre su superficie. Las imágenes y reportes ayudarán a seleccionar sitios de alunizaje para futuras misiones, como Artemis III, donde sí se planea un descenso tripulado.
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Durante la simulación reciente, el equipo científico ensayó todo el proceso operativo. Desde establecer prioridades de observación hasta procesar los datos enviados por la tripulación, pasando por la gestión de horarios y el análisis colaborativo. Esto permitió detectar posibles fallos, mejorar protocolos y afinar la coordinación entre áreas.
El diseño de la sala también refleja la inspiración lunar. Una línea azul cercana al techo representa la Tierra, mientras que la alfombra imita la estructura cristalina del mineral más abundante en la Luna: la anortita. No es solo un detalle estético, sino un recordatorio permanente del objetivo de la misión.
En cuanto al personal que trabaja en el SER, está dividido en diferentes niveles. En el centro se encuentra el equipo Scrum, un grupo reducido de científicos que lidera la ejecución de los objetivos específicos. A su alrededor, en una disposición en forma de U llamada “la zanja”, se ubican los especialistas en imágenes, cronogramas y datos geográficos. Detrás de ellos se sitúa el liderazgo general del SER, incluida la única persona autorizada para comunicarse con el equipo principal del Centro de Control de Misión.
Esta estructura organizativa permite una toma de decisiones eficiente, con distintos niveles de especialización y responsabilidades claramente definidas. La coordinación entre todos los actores será fundamental para asegurar que cada minuto de observación lunar rinda frutos científicos.
Con el SER ya activo y operativo, la NASA da un paso importante hacia su ambicioso objetivo de establecer una presencia sostenida en la Luna. Además de explorar nuestro satélite natural, Artemis sienta las bases para las futuras misiones tripuladas a Marte, haciendo de esta sala de control un punto de partida hacia el espacio profundo.
Imagen: NASA/Robert Markowitz