Apple aún no ha presentado oficialmente su primer iPhone plegable, pero la información que se ha filtrado hasta ahora desde analistas y la cadena de suministro permite anticipar varias de sus decisiones técnicas. El dispositivo marcaría la entrada de la compañía en un segmento que hasta ahora ha avanzado con cautela.
La información disponible apunta a un producto centrado en ingeniería, control del grosor y durabilidad. En lugar de apostar por soluciones radicales, Apple buscaría trasladar su experiencia habitual a un formato plegable con cambios medidos y un enfoque conservador en aspectos clave.
Formato y experiencia de uso
Según el filtrador Digital Chat Station, Apple estaría desarrollando un plegable tipo libro, descrito como un dispositivo “plegable ancho”. Este formato permitiría una gran superficie interna y un uso convencional cuando el equipo está cerrado, mediante un panel externo independiente.
El prototipo de ingeniería actual incorporaría una pantalla interna plegable de 7,58 pulgadas, equipada con una cámara frontal bajo el panel (UPC). Esta solución elimina recortes visibles cuando la cámara no está en uso, priorizando una experiencia visual continua en el modo desplegado.
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La pantalla externa tendría un tamaño aproximado de 5,25 pulgadas y utilizaría un diseño de cámara perforada mediante tecnología HIAA, que reduce el área inactiva alrededor del recorte. Por ahora, no está claro si Apple mantendrá la Dynamic Island en este formato.
Ingeniería, autonomía y diseño estructural
El grosor sería uno de los principales focos del proyecto. Las filtraciones sitúan el espesor del iPhone plegable entre 9 y 9,5 milímetros cuando está cerrado, y en alrededor de 4,5 a 4,8 milímetros al desplegarse, cifras que reflejan un esfuerzo claro por reducir el volumen del chasis.
Para lograrlo, Apple habría optado por integrar Touch ID en el botón lateral, descartando Face ID 3D y sensores ultrasónicos bajo pantalla. Estas tecnologías, según el filtrador, habrían sido eliminadas por su impacto en el espacio interno y en el grosor del dispositivo.
La bisagra también sería un elemento prioritario. Las filtraciones la describen como especialmente resistente, en línea con el objetivo de mejorar la durabilidad y reducir la marca del pliegue, uno de los puntos más criticados en los plegables actuales.
En cuanto a la batería, no hay datos confirmados. Las estimaciones actuales apuntan a una capacidad superior a la de los iPhone convencionales, con un rango aproximado de 5.000 a 5.800 mAh, necesario para alimentar dos pantallas de gran tamaño.
El sistema fotográfico trasero estaría compuesto por dos cámaras de 48 megapíxeles, con sensores de gran tamaño orientados a mejorar la captación de luz y la calidad general de imagen, más allá del conteo de píxeles.
Las estimaciones iniciales sitúan el precio del iPhone plegable en torno a los 2.000 euros o dólares, una cifra coherente con el formato y comparable a modelos como el Samsung Galaxy Z Fold7, lanzado por 2.109 euros. Un informe de Fubon Research eleva la previsión hasta los 2.499 dólares, aunque se trata de una estimación financiera, no de un dato oficial ni de una filtración.
Con una llegada prevista para 2026, el primer iPhone plegable de Apple se perfila como un producto estratégico. Más que redefinir el mercado, la compañía buscaría entrar en el segmento con un dispositivo tipo libro que priorice fiabilidad, control del diseño y decisiones técnicas bien ajustadas.
Imagen: Generada con IA / Gemini