Por: Andrés Raigosa – Cámara de Emprendimiento y Aceleración ANDI del Futuro
En un país que necesita oxígeno, el Gobierno decidió cerrar las ventanas. iNNpulsa, una de las pocas entidades que hablaba el idioma de la innovación y el crecimiento empresarial con propósito, ha sido desfinanciada hasta quedar irreconocible. En 2021 tenía un presupuesto de COP $150.000 millones. En 2024, apenas $69.000 millones. Una caída del 54%.
¿Cómo se explica esto cuando el país vive el mejor momento histórico en creación de startups?
Colombia avanza… pero sin timón nacional
Según el Colombia Tech Report 2025, Colombia creció un 22% en número de startups activas entre 2022 y 2024. Hoy hay más de 2.100 empresas innovadoras activas. Este ritmo de crecimiento nos posiciona al nivel del top 10 de ecosistemas emergentes más dinámicos del mundo, impulsado especialmente por sectores como FinTech, SaaS, HealthTech, EdTech, EnergyTech y DeepTech.
No lo decimos con nostalgia sino con datos: este es un momento de expansión real del ecosistema. Modelos escalables, B2B, con enfoque global están consolidando negocios con vocación de impacto. Pero lo hacen sin Estado.
Mientras tanto, el Plan Nacional de Desarrollo ignora el emprendimiento tecnológico de alto impacto y lo reduce a economía popular y trabajo informal. No hay planes para escalar, no hay apuestas por internacionalización, no hay visión digital. No hay iNNpulsa. El emprendimiento innovador quedó huérfano.
Pero los territorios… sí están remando
Afortunadamente, algunas ciudades sí entendieron de qué se trata esto. Estas son las apuestas que sí construyen país:
– Bogotá: Atenea fue designada con el rol de coordinar los servicios de CTeI del Campus, con un aporte de la Alcaldía de $12 mil millones (2025–2028). Más de 130 organizaciones de CTI están vinculadas. La ciudad representa el 50% del ecosistema nacional de startups.
– Medellín: transformada en Distrito de Ciencia, Tecnología e Innovación. Ruta N sigue siendo una de las plataformas más sólidas del país. Reconocida entre los 150 ecosistemas emergentes globales.
– Cali: con el programa NIDO, fortalece industrias creativas y tecnológicas con una articulación sólida entre alcaldía, cámara de comercio y gobernación.
– Barranquilla: Emprende+ Caribe es ejemplo de inclusión y formalización para economía popular con impacto real en la base emprendedora.
Estos territorios no esperan al Gobierno. Reman, empujan, lideran. Y sobre todo, no matan lo que funciona.
¿Qué estamos perdiendo?
Con el desmonte silencioso de iNNpulsa, perdemos política pública, articulación nacional y visión de futuro. No es una nostalgia romántica: es perder una herramienta técnica que acompañaba el crecimiento empresarial con enfoque de innovación y escalabilidad.
Mientras tanto, los territorios están solos. Y lo peor: están solos justo cuando mejor les está yendo.
Colombia no se salva sola. Y tampoco se salva sin innovación.
La innovación no es una moda. Es la única forma de resolver los desafíos estructurales del país con soluciones nuevas. Y eso no se construye desde la improvisación.
Por eso hoy más que nunca necesitamos una política de Estado, no de turno. Una estrategia nacional, no municipal. Una apuesta por el futuro, no un encierro en el pasado.
Imagen: Generada con IA / ChatGPT