La inteligencia artificial ya es capaz de programar. El fenómeno conocido como vibe coding permite a desarrolladores generar código a partir de instrucciones en lenguaje natural, sin necesidad de escribir manualmente cada línea. Esta transformación en la forma de desarrollar software está cambiando los flujos de trabajo y plantea nuevas preguntas sobre el futuro del rol del programador.
Cuando la IA escribe código y el humano observa
En una sala en Kirkland, Washington, el ingeniero Steve Yegge mira cómo la IA trabaja en cuatro terminales a la vez. Se ejecutan pruebas, se generan planes, se codifica en paralelo. Él lo resume con una frase directa: “Estoy quemando tokens”, haciendo referencia al costo computacional de los modelos de lenguaje. Esta escena refleja una práctica cada vez más extendida: delegar tareas de programación a sistemas automatizados.
En este contexto, Andrej Karpathy, investigador de IA y exdirector de IA en Tesla, introdujo el término vibe coding para describir una forma de desarrollo guiada por lenguaje natural, en la que el programador plantea una necesidad y la IA genera una solución funcional sin requerir código escrito manualmente.
¿El fin de la escritura manual?
Cuando OpenAI lanzó sus primeros asistentes de codificación, generaban fragmentos de ayuda. Hoy, modelos como GPT-4, Claude o Gemini pueden crear productos enteros. Esto ha dado lugar a casos reales de reducción de equipos, automatización de tareas y reestructuración de funciones en empresas de software.
Pero automatizar no es lo mismo que reemplazar. Según Dario Amodei, CEO de Anthropic, es posible que en menos de un año las IAs generen la mayor parte del código utilizado en proyectos reales. Sin embargo, expertos como David Autor, economista del Massachusetts Institute of Technology (MIT), advierten que escribir código no es la parte más compleja del desarrollo. El verdadero valor está en aplicar criterio, entender el contexto del sistema, evaluar riesgos y garantizar la calidad del software. Estas son tareas que la inteligencia artificial, al menos por ahora, no puede ejecutar con fiabilidad.
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El nuevo perfil del desarrollador
La función del desarrollador cambia. Ya no es solo quien escribe, sino quien decide. Diseñar prompts efectivos, revisar lo que produce la IA, integrar con cuidado, aplicar pruebas y pensar en arquitectura. Esas son las nuevas responsabilidades.
Yegge, ahora defensor del enfoque, publicó junto a Gene Kim un libro sobre vibe coding. Ahí plantea una forma de trabajar basada en bases de código modulares, pruebas frecuentes y diálogo constante con la IA. Lo que antes era escritura secuencial ahora es construcción iterativa.
Riesgos, límites y decisiones
El código generado por IA puede ser útil pero también puede traer problemas como errores, brechas de seguridad o comportamientos inesperados. Christine Yen, CEO de Honeycomb, explica que en sistemas críticos la IA no es aún lo bastante confiable. Naveen Rao, de Databricks, agrega que se necesita menos personal pero con mayor nivel de especialización.
La automatización no elimina la necesidad de saber programar. Cambia su valor. Comprender cómo funcionan los sistemas, cuándo confiar en la IA y cómo escalar lo que se construye es lo que distingue al profesional técnico en este nuevo escenario.
El futuro no es sin desarrolladores
La inteligencia artificial ya escribe código, pero el desarrollo de software requiere más que eso. Se necesitan diseño, contexto y responsabilidad técnica. Lo que se aproxima no es una sustitución, sino una nueva forma de colaboración. Los desarrolladores que sepan guiar y trabajar con IA seguirán siendo fundamentales, porque aunque la IA pueda generar código, las decisiones clave siguen dependiendo de las personas.
Imagen: Generada con IA / ChatGPT