ENTREVISTA | Nacemos con plástico: la científica colombiana que descubrió microplásticos en la placenta y el cordón umbilical

Desde una sala de investigación en Manizales, la doctora Elisabeth Restrepo Parra y su equipo confirmaron lo impensable. Los seres humanos están expuestos a los microplásticos incluso antes de nacer. Una investigación liderada por la Universidad Nacional de Colombia sede Manizales, en alianza con la Universidad de Caldas y el Hospital Universitario de Caldas, halló estas diminutas partículas en placentas humanas.

ENTER.CO habló con Elisabeth Restrepo, directora del Centro de Desarrollo Tecnológico Innterfaz, quien nos contó cómo surgió esta investigación, qué tecnologías se usaron, qué hallazgos encontraron y qué significa todo esto para la salud humana.

Todo comenzó cuando María Valentina Suárez, una estudiante de maestría interesada en temas de salud, propuso estudiar microplásticos en seres humanos. En la literatura científica solo había antecedentes en Italia, Alemania y China. En Latinoamérica, nadie lo había intentado. Para lograrlo, se aliaron con el Hospital de Caldas y conformaron un equipo interdisciplinario.

El estudio incluyó 12 mujeres embarazadas. Se analizaron placentas de partos naturales y por cesárea, bajo distintos protocolos. Se tomaron muestras del lado materno, fetal y del cordón umbilical. Cada muestra fue sometida a un proceso químico y luego examinada con microscopios electrónicos de barrido.

“Una micra es mil veces más pequeña que un milímetro. No se puede ver a simple vista, por eso usamos tecnología de ultra alta resolución”, explicó Restrepo. Los equipos permiten detectar partículas tan pequeñas como las usadas en nanotecnología.

Tecnología, salud y ciencia hecha en Colombia

Las muestras fueron tratadas con soluciones como KOH o peróxido de hidrógeno. Posteriormente, se aplicaron técnicas fisicoquímicas para determinar el tipo de polímero y su tamaño. Se identificaron microplásticos en todas las zonas analizadas. Las partículas estaban presentes en el entorno del feto, en el cordón umbilical y en el tejido que conecta con la madre.

“Los microplásticos ingresan por vías respiratorias y orales. Están en el aire, el agua y los alimentos. Al entrar al cuerpo, se bioacumulan”, explicó. Restrepo enfatiza que esto ocurre en todas las personas. Lo nuevo aquí es comprobar que estas partículas llegan al cuerpo antes del nacimiento.

Modelos predictivos con inteligencia artificial desde Manizales

A partir de estos resultados, el equipo amplió el estudio a más de 230 casos. El objetivo actual es establecer si hay relación entre los microplásticos y complicaciones como preeclampsia o partos prematuros. También están diseñando modelos predictivos con apoyo de expertos en machine learning de la misma universidad.

“El análisis de datos nos permite proyectar riesgos y correlaciones. Estamos construyendo herramientas estadísticas y predictivas”, dijo. Aunque aún están en fase exploratoria, esta línea abre posibilidades para entender mejor los efectos de los contaminantes invisibles.

Además del valor científico, el trabajo evidencia un problema que ya no se limita a los océanos. El uso generalizado del plástico y su lenta degradación han convertido a los microplásticos en parte del entorno. Están en el pescado, en la sal, en el arroz, en los pulmones e incluso en la sangre. “Antes la leche se empacaba en botellas de vidrio. Hoy todo viene en plástico”, recuerda.

Regular lo invisible: el reto político y social

Frente a este escenario, Restrepo advierte que no se trata de cambiar hábitos individuales. La transformación debe ser colectiva. Involucra a la industria, los gobiernos, la academia y la sociedad. No se puede reemplazar el plástico de un día para otro, pero sí hay espacio para regular su uso y buscar alternativas.

Necesitamos desarrollar empaques biodegradables y mejorar la calidad del aire. Esto no es solo responsabilidad de un país. Compartimos el aire y el agua, por eso debe ser un esfuerzo conjunto”, sostuvo.

La investigación también resalta el papel de la mujer en la ciencia. Fue liderada por tres investigadoras: una profesora, una estudiante de maestría y otra de doctorado. En el grupo, más del 40 % son mujeres. Todas comprometidas con un trabajo riguroso y de alto impacto.

“Cada vez más mujeres se interesan por estos temas. Estamos presentes, lideramos proyectos y demostramos capacidad”, dijo Restrepo, quien lleva años impulsando proyectos de innovación con aplicación social e industrial.

“María Valentina Suárez, que es la estudiante de maestría, también la codirige otra chica que es estudiante de doctorado, Valentina Naranjo, y yo también hago parte. Entonces dentro del grupo somos tres mujeres que trabajamos comprometidas, que nos gusta la ciencia, que nos gusta la investigación y pues esto muestra las capacidades y cómo ha mejorado la inclusión de las mujeres en la ciencia”, dijo Restrepo.

Para la científica, el mayor desafío es seguir investigando. Hacerle seguimiento a las madres, a los recién nacidos y entender los posibles efectos a largo plazo. “Este tipo de hallazgos se logran con inversión en ciencia. Necesitamos más recursos, más centros de investigación, más apoyo para las universidades”.

Desde Manizales, este estudio demuestra que la ciencia hecha en Colombia puede abrirle los ojos al mundo. Que el conocimiento también nace en casa, aunque el plástico nos acompañe desde antes de abrir los ojos.

Imagen: Archivo Particular

Digna Irene Urrea

Digna Irene Urrea

Comunicadora social y periodista apasionada por las buenas historias, el periodismo literario y el lenguaje audiovisual. Aficionada a la tecnología, la ciencia y la historia.

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