La ansiedad por la batería es, sin duda, el fantasma que persigue a cualquier comprador de vehículo eléctrico (EV). Más allá del precio, el rango y la red de carga, la pregunta que se cuela en la mente de todos es, ¿cuánto tiempo antes de que la batería muera?
Un estudio de Geotab, basado en los datos de 6.300 vehículos de flotas y consumidores, propone una radiografía inédita sobre este tema. Analizó más de 1.800 millones de días de uso real para mapear cómo, cuánto y por qué se degradan las baterías en distintos modelos, climas y estilos de carga.
El primer hallazgo es tranquilizador, la degradación promedio anual es de apenas 2,3 %. Esto significa que un EV con 240 km de rango pierde apenas 27 km en cinco años. No es una catástrofe. Es una pérdida asumible para el 99 % de los trayectos diarios.
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Ahora bien, no todo es tan uniforme, ya que modelos como el Nissan Leaf 2015, sin sistema de enfriamiento líquido, pierden capacidad al doble de velocidad que un Tesla Model S del mismo año. La gestión térmica y la química de la batería son determinantes, más allá del logo en el capó.
El estudio también destruye mitos, por ejemplo, que un vehículo muy usado necesariamente tiene la batería más desgastada. En realidad, el uso intensivo no se traduce en mayor degradación, a menos que venga acompañado de cargas rápidas frecuentes, que sí calientan y castigan el sistema.
La temperatura, por supuesto, es enemiga silenciosa, climas calurosos aceleran la pérdida de salud de la batería. Un auto eléctrico en Arizona envejece más rápido que uno en Noruega, incluso si ambos duermen en cochera. Las células de litio no llevan bien el sol abrasador.
También sorprende saber que las baterías, incluso al 0 % o al 100 %, no están realmente vacías ni llenas. Los fabricantes aplican “búferes” invisibles para evitar operar en los extremos, donde el deterioro se multiplica. En algunos modelos como el Chevrolet Volt, estos márgenes incluso se ajustan dinámicamente con la edad del vehículo.
El tipo de carga, por último, marca la diferencia. Aunque el Nivel 2 es óptimo, el uso ocasional de cargadores rápidos DCFC es tolerable. Pero si se abusa de ellos, especialmente en condiciones climáticas extremas, la degradación se dispara. La prisa, literalmente, mata a la batería.
Imagen: Archivo ENTER.CO