La inteligencia artificial no solo escribe textos. También está transformando la manera en que se crean imágenes. Hoy basta con describir lo que imaginamos para que un algoritmo lo convierta en un retrato, un paisaje o un logotipo. Entre las opciones gratuitas más usadas aparecen ChatGPT y Gemini, dos herramientas que se parecen en la superficie, pero que ofrecen experiencias muy distintas al momento de generar imágenes.
Conviene aclarar que estas pruebas se realizaron con las versiones gratuitas, sin ningún tipo de suscripción. La comparación se basa en la experiencia real de uso bajo esas condiciones, que son las mismas a las que accede cualquier usuario sin pagar.
Durante las pruebas la diferencia se hizo evidente. Gemini entregó un retrato en cuestión de segundos, con una respuesta ágil y precisa, mientras que ChatGPT tardó varios minutos y al final no pudo generarla. Esa lentitud y el riesgo de quedarse sin resultado contrastan con la rapidez de Gemini, que parece optimizado para no perder tiempo.
La precisión del prompt, es decir las instrucciones que uno escribe, marca la experiencia. En Gemini mientras más claro sea el pedido mejor será la imagen. Si se pide un estilo realista, lo cumple; si lo que se busca es un logotipo definido, también lo produce. En cambio, ChatGPT obliga a interactuar varias veces antes de acercarse a lo esperado, y con la posibilidad de que ni siquiera entregue nada.
En tanto al realismo, cuando ChatGPT logra generar una imagen sus resultados son más detallados, con texturas y acabados más cercanos a lo que haría un render profesional. Gemini responde más rápido, aunque a veces sacrifica la precisión en los detalles y ofrece imágenes funcionales, pero no siempre perfectas.
Un ejemplo lo demuestra. Pedí un retrato hiperrealista con iluminación cinematográfica. Gemini lo produjo en segundos y cumplió, aunque los ojos tenían un aspecto ligeramente artificial. ChatGPT demoró varios minutos y al final no generó nada. En ese escenario la inmediatez de Gemini resulta más valiosa, mientras que la promesa de un acabado superior de ChatGPT se queda en el aire.
GEMINI/CHATGPT
Si lo que se busca es productividad, Gemini tiene ventaja. Es más útil para quienes necesitan varias imágenes rápidas, como creadores de contenido, diseñadores en búsqueda de referencias o comunicadores que requieren ilustraciones inmediatas. ChatGPT solo compite cuando se necesita una imagen con mayor realismo y el usuario está dispuesto a esperar, siempre y cuando el sistema logre producirla.
Otro aspecto a tener en cuenta es el uso. Gemini requiere instrucciones directas y detalladas, como un diseñador que entiende bien si recibe órdenes específicas pero improvisa poco cuando la petición es ambigua. ChatGPT permite ajustes a través de la conversación, lo que facilita explorar variaciones sin rehacer todo el pedido desde cero, aunque a costa de tiempo.
Al final la elección depende de lo que busque cada usuario. Gemini gana en velocidad y en la certeza de entregar resultados en su versión gratuita. ChatGPT ofrece más realismo, pero su lentitud y la posibilidad de que no produzca nada le restan atractivo.
En mi experiencia el balance es sencillo. Gemini funciona mejor para proyectos rápidos y prácticos. ChatGPT sigue siendo interesante, pero en la práctica gratuita se convierte en un experimento más que en una herramienta confiable. La competencia entre inmediatez y realismo apenas comienza y es probable que las mejoras no tarden en llegar.
Imagen: Montaje ENTER.CO