Las mejores apps colombianas que aún no conoces (I): Rappi

Rappi
Rappi
Una tienda en pantalla.

Si eres de los que cada tanto se antoja de una chocolatina o un helado y sale a la tienda a buscarlo, Rappi es la app para ti. Este servicio se especializa en esas pequeñas compras: te permite pedirlas desde tu móvil Android o iOS y te las lleva a donde estés.

Su navegación semeja una especie de góndola de supermercado, pero solo con esos pequeños antojos. La gente navega las vitrinas y pone los productos en una canasta con sus dedos; y si algo no está disponible, aun puedes pedirlo. “En Rappi se puede pedir hasta el mango de la esquina: la app tiene una opción para indicarle al domiciliario qué producto quiere el usuario y dónde lo puede conseguir”, cuenta Felipe Villamarín, fundador y gerente de Rappi.

Si esto te suena familiar de otras apps, es porque Rappi usa la misma tecnología, llamada Grability, que ya está presente en varias de las mejores apps colombianas. Con ella, el estudio digital Imaginamos también ha desarrollado apps propietarias para cadenas minoristas, como Drogas La Rebaja o la española El Corte Inglés.

Su crecimiento ha sido explosivo. Villamarín dice que incluso tuvo varias veces que ponerse el overol y salir a entregar pedidos. “A veces no dábamos abasto con los domiciliarios que teníamos”, cuenta. Para solucionarlo, cada semana reclutaban a 30 nuevas personas que cumplieran esa labor. Cada uno de ellos debía pasar una revisión de antecedentes y una prueba, además de recibir un entrenamiento.

En las seis semanas que lleva la app en el mercado, ha cosechado 12.000 usuarios, con todo y que su actual zona de cobertura es bastante reducida: entre las calles 72 y 100 y entre los Cerros Orientales y la Autopista Norte; y entre las calles 72 y 67, entre la carrera 11 y los Cerros.

Rappi
Rappi tiene convenios con algunos restaurantes.

El esquema es similar al de Uber: “ellos tienen una aplicación de domiciliario que les permite ver qué domicilios han sido pedidos en el área en el que están; los pueden reservar y hacerlos. Básicamente van a una tienda, compran lo que tengan que comprar y se lo entregan al usuario”, explica Villamarín. Cada sector tiene una oferta específica de productos, que depende de lo que se venda en cada uno de ellos.

Todo el dinero del domicilio y las propinas son para el domiciliario”. La app cobra un sobreprecio en sus productos para garantizar esa ganancia. “Rappi pretende hacer plata con publicidad de los productos: por ejemplo, un fabricante de bebidas puede pagarnos por hacer su producto salga primero en la app, o algunos restaurantes. Además, nos queremos convertir en el Nielsen del sector de ‘convenience’: esa base datos de cómo compra la gente, qué artículos y a qué horas, va a ser muy valiosa”, agrega el empresario

Bájala gratis en la App Store y en Play Store.

Lo mejor: su agilidad, conveniencia y un ‘espinazo’ tecnológico probado la convierten en una de las mejores apps colombianas.
Por mejorar: su reducida zona de cobertura y el hecho de que la disponibilidad de domiciliarios puede convertirse en un obstáculo para el crecimiento.

Imágenes: Rappi, captura de pantalla

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Muchas cosas han pasado desde que hicimos el primero de estos conteos, hace más de dos años. Colombia ha desarrollado un ecosistema emprendedor muy interesante, del que han salido varias aplicaciones que han encontrado mercado, tracción y reconocimiento.

Y eso se nota con estas nuevas apps, que salen al mercado mucho más maduras que sus antecesoras. Sus creadores, en su mayoría, ya tienen experiencia previa y ya pasaron por la ‘escuela’ de sus primeras ideas y sus primeros fracasos.

De hecho, esta vez fue mucho más fácil conseguir apps que se ajustaran a lo que estábamos buscando: que hubieran salido al mercado máximo el 1 de enero de 2015, que hubieran sido desarrolladas por colombianos –aunque no necesariamente en Colombia– y que ya tengan usuarios y tracción.

Por eso, desde hoy y durante toda esta semana ENTER.CO les contará cuáles son las mejores apps colombianas de 2015.

José Luis Peñarredonda

José Luis Peñarredonda

Un día me preguntaron sobre mis intereses y no supe por dónde empezar. Decidí entonces ponerlos en orden y dibujé un diagrama de Venn para agruparlos a todos: Internet, cine, periodismo, literatura, narración, música, ciencia, fotografía, diseño, política, escritura, filosofía, creatividad... Me di cuenta de que en toda la mitad de ese diagrama, en el punto en el que todos estos círculos confluyen, está la tecnología. Eso me llevó a ENTER.CO. Estudié Periodismo y Filosofía en la U. del Rosario. PGP: http://bit.ly/1Us3JoT

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