En Colombia, uno de cada cinco compradores online ya toma su decisión de compra dentro de una red social. Pero lo que inicia como un impulso en Instagram o TikTok, muchas veces se estanca por miedo al fraude. La banca parece haber encontrado una fórmula para cerrar ese ciclo de compra con respaldo, trazabilidad y crédito inmediato.
No se trata de que los bancos compitan con las redes, sino de que se conviertan en el espacio donde las ventas sociales se concretan con seguridad. Empresas como Aper están detrás de esta transformación, integrando marketplaces y financiación embebida en las aplicaciones bancarias.
Colombia vive un momento clave para el comercio digital. El 93% de los usuarios navega diariamente por redes sociales, con un promedio de más de 3 horas al día. Según Tiendanube, el 20% de las ventas online ya se originan en plataformas sociales.
Esta nueva realidad ha llevado a que bancos y fintechs entiendan su rol más allá de ser solo intermediarios financieros. Están empezando a ver sus apps como vitrinas digitales, donde se puede descubrir, comprar y financiar productos que nacieron como un “me gusta”.
“El boca a boca se volvió digital. Hoy confiamos en las recomendaciones de otros usuarios en redes, pero queremos cerrar la compra en un lugar que nos dé garantías”, explica Natalia Suniga, experta en marketing digital y exdirectiva de TikTok.
El auge del social commerce no es una moda: es un mercado en expansión. Según Research and Markets, en 2025 moverá 1.220 millones de dólares en Colombia, con un crecimiento anual del 12,3%. Pero esta expansión también atrae a los estafadores.
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Ahí es donde entran soluciones como las de Aper, que permiten a los bancos convertirse en garantes del proceso. Su modelo propone integrar marketplaces dentro de las apps bancarias, con validación de identidad, antifraude y acceso a crédito al instante.
“Los bancos tienen una oportunidad histórica. Pueden convertirse en ese puente entre el entusiasmo social y la compra segura, ofreciendo además promociones, fidelización y pagos a plazos”, comenta Florencia Trotta, directora de Comunicaciones de Aper.
Entre sus soluciones destacan: marketplaces de marca blanca integrados al entorno bancario, programas de lealtad con cashback o puntos, y herramientas de autenticación para evitar fraudes. Todo en el mismo lugar donde los usuarios ya manejan su dinero.
Uno de los ejes con más potencial es la financiación embebida. Esta herramienta permite que, justo al momento de comprar un producto visto en redes, el usuario pueda acceder a opciones de crédito inmediato dentro del app del banco.
“El crédito embebido elimina las fricciones. El usuario no necesita abandonar la app para obtener financiación. Puede decidir pagar a cuotas o acceder a beneficios en tiempo real, justo cuando tiene la intención de compra más alta”, dice Trotta.
Esta capacidad de actuar en el instante es clave para un entorno donde las decisiones se toman en segundos. Si un banco permite comprar con un clic, pagando después, mientras garantiza seguridad y soporte, puede marcar una diferencia competitiva real.
Más que una tendencia, esto apunta a una nueva forma de comercio digital. Una que combina el poder inspirador de las redes con la confianza institucional de la banca. Y en ese cruce, se están definiendo las reglas del consumo digital del futuro.
Para los bancos colombianos, no se trata de lanzar su propia red social, sino de integrarse de forma estratégica al recorrido del cliente digital. Convertirse en el paso final —y seguro— del viaje que comenzó en una historia o un reel.
El reto será mantener la confianza sin perder agilidad. Y en un país donde el temor al fraude aún es alto, ofrecer un entorno financiero que convierta la emoción en conversión puede ser el verdadero diferencial en el nuevo comercio social.
Imagen: Archivo ENTER.CO