El desarrollo de videojuegos dejó de ser un pasatiempo de nicho para convertirse en una industria global que mueve miles de millones de dólares. En 2024, según Statista, este mercado alcanzará un volumen de negocio de USD $282.300 millones y proyecta crecer hasta los USD $363.200 millones en 2027. En Colombia, quienes ya trabajan en este campo reciben, en promedio, un salario mensual de COP 3,4 millones, con posibilidades de llegar a 8 millones.
Con motivo del Día Mundial del Videojuego, que se celebra el 29 de agosto, surge la pregunta clave: ¿qué deben estudiar los jóvenes para ingresar a esta industria? Norberto Cristancho, director del programa de Ingeniería Multimedia de UCompensar, asegura que esta carrera es una de las rutas más completas para quienes sueñan con diseñar y producir videojuegos.
“Un ingeniero multimedia aprende todo el proceso de desarrollo: desde la programación, que es la parte invisible del juego, hasta el diseño, la animación, la realidad virtual y la edición de audio. Es una formación integral que prepara al estudiante no solo para hacer videojuegos, sino para desempeñarse en múltiples áreas digitales”, explica Cristancho.
¿Qué tener en cuenta?
El primer paso es dominar la programación y el desarrollo de software. Lenguajes como C++, C# y Java son la base para dar vida a las mecánicas de un juego. Los estudiantes deben familiarizarse con motores como Unity y Unreal Engine, que concentran gran parte de los proyectos de la industria global. También es necesario comprender la arquitectura de sistemas y la integración de componentes como gráficos, físicas y sonido.
Otro eje central es el diseño de videojuegos. Aquí no basta con tener una buena idea: se trata de aprender a construir experiencias jugables que enganchen. Esto incluye diseñar niveles, definir la progresión de la historia y equilibrar los retos para mantener la atención del jugador. La jugabilidad es, en últimas, lo que define si un videojuego es recordado o pasa desapercibido.
La parte visual requiere una formación sólida en diseño gráfico y animación. Quienes eligen este camino deben dominar herramientas como Blender, Maya y Photoshop para modelar personajes y escenarios. La animación 2D y 3D permite dar movimiento a esos elementos y generar la coherencia estética que caracteriza a los títulos más exitosos.
La realidad virtual y aumentada son campos en expansión que abren oportunidades para los nuevos talentos. La industria demanda profesionales capaces de diseñar experiencias inmersivas en dispositivos como Oculus Rift, HTC Vive y Microsoft HoloLens. El reto es distinto al de los videojuegos tradicionales: aquí la interacción con el entorno y la percepción del jugador cambian por completo.
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Un apartado que suele subestimarse es el audio y el diseño de sonido. La música, los efectos y la ambientación sonora determinan el nivel de inmersión del jugador. Dominar programas como Pro Tools o Ableton Live permite crear atmósferas sonoras que potencian las emociones y la narrativa dentro del videojuego.
Finalmente, el desarrollo de videojuegos exige un alto nivel de trabajo en equipo y gestión de proyectos. Ningún título surge de manera individual: programadores, diseñadores, artistas y productores deben coordinarse para cumplir tiempos y objetivos. Herramientas como Jira o Trello ayudan a organizar estas dinámicas y garantizan que los proyectos avancen con fluidez.
Según Cristancho, la Ingeniería Multimedia ofrece un campo laboral más amplio de lo que muchos imaginan. Además de la creación de videojuegos, un egresado puede trabajar como desarrollador y analista de software, diseñador multimedia, editor de sonido o animador gráfico. “Es una formación que conecta lo creativo con lo técnico, lo que le da a los jóvenes más posibilidades de crecer en la industria tecnológica”, afirma.
Imagen: Archivo ENTER.CO