Colombia cerró 2024 con más de 9 millones de accesos fijos a Internet, un incremento de 210.000 conexiones respecto al año anterior según el Boletín Trimestral TIC. Aunque en cifras el crecimiento parece sostenido, el análisis revela que el país sigue avanzando con dos velocidades, una para los centros urbanos y otra, mucho más lenta, para las regiones periféricas. Así va el 5G en Colombia.
Bogotá lidera el acceso con 29 conexiones fijas por cada 100 habitantes. Le siguen Antioquia con 23 y Quindío con 22. Más allá de los números, esta concentración subraya una realidad que persiste año tras año: el grueso de la infraestructura digital continúa girando alrededor de las grandes capitales mientras el resto del país navega con dificultades o simplemente no navega.
El Ministerio TIC afirma que sigue trabajando por cerrar la brecha digital, pero el ritmo del despliegue parece insuficiente frente a las necesidades reales. Las regiones apartadas siguen dependiendo del Internet móvil como única alternativa de conectividad, lo que abre otra discusión clave: el papel de las tecnologías móviles en la inclusión digital.
Con más de 49 millones de accesos móviles al cierre del año, el 94 por ciento de los colombianos ya accede a Internet desde sus celulares. Esta cifra, que hace un año era del 91 por ciento, confirma el peso creciente de los dispositivos móviles como puerta principal a la red en el país. Sin embargo, no toda conexión garantiza acceso de calidad ni condiciones equitativas.
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El informe señala que el 84 por ciento de estas conexiones funcionan bajo tecnología 4G y que el 7,7 por ciento ya utiliza 5G, que en solo un año sumó más de dos millones de accesos. Aunque esto podría interpretarse como una señal de modernización, también evidencia una brecha tecnológica que se abre entre quienes pueden pagar por servicios de última generación y quienes apenas acceden a una señal básica.
La masificación del 5G plantea una paradoja. Por un lado, permite mejorar la velocidad, reducir la latencia y habilitar servicios avanzados como la telemedicina o el aprendizaje remoto en tiempo real. Por otro, su despliegue depende de infraestructura costosa que no llega con la misma rapidez a todos los territorios ni beneficia a todos por igual.
El precio promedio del gigabyte bajó a $1.745, lo que puede considerarse un avance en términos de asequibilidad. Aun así, el acceso a Internet sigue condicionado por el tipo de plan, la ubicación geográfica y el poder adquisitivo. Dos de cada diez líneas móviles corresponden a planes pospago, lo que sugiere que una mayoría navega con restricciones en prepago y sin estabilidad en el servicio.
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Colombia mejora en velocidad de descarga, supera los 227 megabits por segundo en promedio y acumula más líneas móviles que habitantes. Sin embargo, estas cifras no reflejan del todo la calidad del acceso ni el aprovechamiento real de la conectividad. El reto no es solo técnico, es estructural y social.
El país avanza, pero no al mismo ritmo ni en las mismas condiciones para todos. El 5G crece mientras muchos municipios aún claman por una conexión estable. La equidad digital sigue siendo una promesa pendiente y el verdadero indicador del progreso será el día en que los beneficios del ecosistema digital no dependan del lugar en que se nace o del ingreso que se tenga.
Imagen: Archivo ENTER.CO