«Compartir no es delito», la frase que recorre internet por estos días

Diego Gómez, un biólogo egresado de la Universidad del Quindío, fue acusado en 2013 de violación de derechos de autor. ¿La razón? Encontró en Facebook una tesis de maestría de la Universidad Nacional de 2006 y la subió a internet.

Por este acto, Gómez ha enfrentado un juicio de más de tres años que este miércoles dio un giro bastante positivo para quienes creemos en el acceso libre al conocimiento: Gómez fue absuelto en primera instancia. De acuerdo con la Fundación Karisma, la organización civil que ha acompañado a Gómez en este proceso, no solo ganó la idea de que compartir no es un delito (De allí el hashtag que por estos días inunda las redes sociales: #CompartirNoEsUnDelito), sino que lo sucedido es un llamado a abrir el debate acerca de cómo circula la ciencia y sobretodo sus datos.

El acceso libre y abierto

En una columna de 2014, Carolina Botero Cabrera -abogada experta en derechos de autor en entornos tecnológicos e integrante de la Fundación Karisma- explicaba que el auge del ‘acceso abierto’ busca evitar que el conocimiento científico (que cambia vidas e impacta el desarrollo) quede atrapado por años en las lógicas de las publicaciones y los reconocimientos egoístas.

Además, Botero argumentaba por qué lo que hizo Gómez no es un delito y considerarlo de esta forma resulta ilógico: «Diego no plagió la obra, no hizo “piratería”, nunca tuvo ánimo de lucro, solo la compartió con fines académicos. Si los jueces se quedan en la letra del código, sin mirar lo que los abogados llamamos “antijuridicidad”, van a procesar a muchos Diegos. Eso, al final, no puede estar bien…».

Así las cosas, la posibilidad de que Gómez pudiera enfrentar de cuatro a ocho años de cárcel, más multas, es hasta cierto punto ‘antiprocedente’; y hoy no nos queda más que felicitar al equipo de la Fundación Karisma, a los abogados del caso -Claudio Zambrano, Luis Bernardo Alzate y Germán Realpe (este último es columnista de ENTER.CO)- por su defensa; y por supuesto a Diego, que ha sido claro en manifestar: “el derecho de autor asume lógicas de mercado alejadas del propósito central de la investigación científica, que es dar a conocer y multiplicar el conocimiento para el desarrollo humano”.

Entre otras cosas ¿De qué era la tesis?

Como lo dijimos previamente, Diego Gómez es biólogo y la tesis que compartió era sobre biodiversidad. Su pasión y la de su grupo de investigación en la Universidad del Quindío era precisamente este tema, y al no encontrar en la biblioteca de su universidad textos de herpetología (rama de la zoología que estudia a los reptiles y anfibios), buscaba en internet la información más especializada que encontraba para compartirla con sus compañeros.

Sin embargo, el fondo de la discusión no es que la Universidad del Quindío carezca de libros, sino que -tal y como lo afirma Carolina Botero- «para ser serios en materia de biodiversidad, nuestros científicos deben contar con esta información» y hoy en día todavía nos enfrentamos a la pregunta ‘¿cómo hacer para que el saber y los conocimientos sobre las especies que conforman la biodiversidad sean también información pública?’. El Sistema de Información en Biodiversidad (SIB) es un gran adelanto, pero hace falta más.

Por amigos que trabajan en el Congreso de la República me enteré de un proyecto de ley en la Cámara de Representantes (Proyecto de Ley 208 de 2016c) que pretende crear una ‘Mediateca Nacional’. Esta sería una institución pública, abierta y gratuita que albergue de manera análoga y digital toda la información que se deriva de nuestra biodiversidad y ancestralidad (usos, saberes y prácticas ancestrales y campesinas). La información sería traducida a paletas de color, bancos de texturas, sonidos y formas, fotografías en alta resolución, videos, documentos científicos, entre otros formatos. Interesante ¿no?

Imagen: Fundación Karisma.

Ana María Luzardo

Ana María Luzardo

Nunca me imaginé escribiendo sobre tecnología, ya que mi vida transcurría entre textos de sociología y política, caminatas a las montañas del Quindío y danzas afro. Sin embargo, amo la multiculturalidad y -debido a que no hay nada más entretenido, colorido y diverso que la relación del ser humano con la tecnología- qué mejor lugar para percibir y vivir esa diversidad que ENTER.CO. Soy comunicadora social-periodista de la Universidad del Quindío.

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2 comments

  • estaba pensando en entrar a un almacén, coger algunas cosas y salir sin pagar, y luego darle a otro parte d elo que hubiera agarrado. no es un delito; al fin noc uenta si esas cosas que yo estoy ‘compartiendo’ eran mías o no.
    Tampoco está mal que aunque haya productoras de cine que gastan milliones de dólares en hacer una película, llegue otro y se meta en sus servidores, y ponga disponible al público la película. serían muy egoístas los del estudio si pretendieran cobrar para que la gente la vea. no es como si esos millones los hubioeran invertido precisamente para obtener una ganancia. esa forma de pensar es muy egoísta
    y `pues los que roban documentos confidenciales y los ponen en la red, pues pensemos que no es que violen el derecho de confidencialidad y que se hayan metido a un sistema por la fuerza, como documentos sobre planes militares, o códigos fuentes de programas o cosas así. recordemos que los que lo publican ,lo hacen sin cobrar nada a cambio, y no está mal porque no selucran de eso

    la verdad me parece una babosada tanto los argumentos de un lado como del otro. los que dicen sí tiene derecho, lo hacen repitiendo una cosa en la que repetirían lo mismo sin importar qué se hubiera publicado, sino porque es lo que hay qué repetir sin siquiera pensar. por otro lado, el daño hecho.. entioendo que fue una cosa relacionada con biodiversidad. la verdad, puedo asumir que hay cientos de tesis de ensayos filosóficos que hablan de la biodiversidad con palabras bonitas, cuando la gente no quiere investigar de verdad y sólo hace una cosa que sirva par llenar varias páginas y presentar un doucmento. qué tan original es el trabajo presentado? qué tanta es la afectación? por cierto, sí sabían que hay cosas que el derecho de autor sí permite, comoc itar cierta cantidad (no copiar todo el dicumento) y que si era algo tan valioso que el mundo debía conocer pudiera haber citado el trabajo original?

    la cuestión es que así como hemos escuchado en varios lados y aplicado en varios contextos, nos e trata de blanco o negro. sí, estuvo mal; no era su trabajo, él no dispone de ese trabajo como se le dé la gana, y para dar a conocer o para referenciar, se puede, pero hay reglas. perfe4ctamente hubiera podido redactar con sus palabras un resumen o la idea principal, o copiar citas textuales dando a conocer al autor, o describir con sus palabras las ideas (pero qué mamera ponerse a eso), pero depronto por el otro lado también están exagerando. qué tanto aporta la tesis de la que hablan. qué tan original era; no había ya trabajos previos sobre eso? y para muchas personas.. mamertos babosos que simplemente repiten y a lo mejor ni saben en qué consiste el trabajo publicado (yo no lo sé tampoco, y por eso tampoco salgo a patalear sin siquiera saber de qué se trata el asunto).. cojan oficio.

  • estoy pensando que tal vez lo que sí hace falta es educación al respecto. no tanto sobre biodiversidad, sino sobre derechos de autor. qué es lo que se puede o no hacer. cómo se trabaja con el trabajo de otrs. a qué se tiene derecho y qué no. eso lo deberían enseñar en las universidades si esperan que los estudiantes hagan investigaciones basadas en trabajos previos, pero en los que aparentemente no saben cómo se manejan. entonces deberían enseñarlo

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