Científicos crearon robots biológicos ¿Para qué?

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Científicos de la Universidad Tufts han creado robots biológicos a partir de células traqueales humanas. Los robots llamados Anthrobots son multicelulares, que varían en tamaño desde el ancho de un cabello humano hasta la punta de un lápiz afilado. ¿Para qué sirven?

Según la universidad estadounidense, los robots pueden moverse a través de una superficie y se ha descubierto que estimulan el crecimiento de neuronas en una región dañada en una placa de laboratorio.

Los robots fueron creados para autoensamblarse y demostraron tener un notable efecto curativo en otras células. El trabajo surge de investigaciones anteriores en los laboratorios de Michael Levin, profesor de biología de Vannevar Bush, y Josh Bongard de la Universidad de Vermont, en las que crearon robots biológicos multicelulares a partir de células de embriones de rana llamados Xenobots, capaces de navegar por pasillos, recolectar material, registrando información, curándose a sí mismos de una lesión e incluso replicando durante algunos ciclos por sí solos.

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En ese momento, los investigadores no sabían si estas capacidades dependían de que derivaran de un embrión de anfibio, o si los biobots podrían construirse a partir de células de otras especies.

Los científicos descubrieron que se pueden crear bots a partir de células humanas adultas sin ninguna modificación genética y demostró que tienen algunas capacidades más allá de lo observado con los Xenobots.

¿Cómo se crean los antropobots?

Cada Anthrobot comienza como una sola célula, derivada de un donante adulto. Las células provienen de la superficie de la tráquea y están cubiertas por proyecciones parecidas a pelos llamadas cilios que se mueven hacia adelante y hacia atrás. Los cilios ayudan a las células traqueales a expulsar pequeñas partículas que llegan a las vías respiratorias del pulmón.

Todos experimentamos el trabajo de las células ciliadas cuando damos el paso final de expulsar las partículas y el exceso de líquido al toser o aclararnos la garganta. Estudios anteriores realizados por otros autores habían demostrado que cuando las células se cultivan en el laboratorio, forman espontáneamente pequeñas esferas multicelulares llamadas organoides.

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Los investigadores desarrollaron condiciones de crecimiento que alentaron a los cilios a mirar hacia afuera en los organoides. A los pocos días empezaron a moverse, impulsados ​​por los cilios que actuaban como remos.

Notaron diferentes formas y tipos de movimiento: la primera característica importante observada en la plataforma biorrobótica. Levin dice que si se pudieran agregar otras características a los Anthrobots (por ejemplo, aportadas por diferentes células), podrían diseñarse para responder a su entorno, viajar a través del cuerpo y realizar funciones en él, o ayudar a construir tejidos diseñados en el laboratorio.

 

Digna Irene Urrea

Digna Irene Urrea

Comunicadora social y periodista apasionada por las buenas historias, el periodismo literario y el lenguaje audiovisual. Aficionada a la tecnología, la ciencia y la historia.

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