Bogotá estrena los primeros buses articulados-duales eléctricos del mundo: así funciona su tecnología

Bogotá no solo se sube al bus de la transición energética, lo conduce; este martes el alcalde de Bogotá Carlos Fernando Galán, anunció la incorporación de 101 nuevos buses articulados-duales eléctricos a TransMilenio, una decisión que la consolida como referente latinoamericano en movilidad sostenible. Pero más allá de las cifras, ¿qué implica este avance tecnológico para el sistema y sus usuarios?

De esos 101 vehículos, 25 son una primicia mundial: buses articulados-duales eléctricos, que, combinan la capacidad de operar en troncales exclusivas y en vías mixtas gracias a su diseño flexible y tracción 100 % eléctrica. Incorporan baterías de última generación y sistemas de conducción adaptativa que optimizan el consumo energético según el tipo de vía.

El resto de la flota incluye 68 busetones y 8 padrones, todos completamente eléctricos. Estos buses no solo son cero emisiones, sino que incorporan elementos tecnológicos que priorizan el confort, la seguridad y la accesibilidad: puertos USB, cámaras, sensores de peso y espacios adaptados para personas con movilidad reducida o necesidades específicas.

La apuesta no es solo técnica. TransMilenio está incorporando nuevas formas de entender la experiencia del pasajero. Por ejemplo, se ha diseñado una señalización que diferencia entre viajes prioritarios, de cuidado o sin prioridad. Esto responde a una perspectiva de movilidad más inclusiva, sensible al contexto social y familiar de los usuarios.

También hay una intención clara de equidad en la operación. En el contrato se fijó una meta de al menos 10 % de mujeres al volante, un porcentaje bajo pero simbólico en un sector históricamente masculinizado. Es un paso necesario si Bogotá quiere ser coherente entre el discurso y la práctica de una ciudad inclusiva.

Te puede interesar: TransMilenio lanza nueva alternativa para la compra de pasajes digitales y escapar de filas: Así funciona

Sin embargo, la llegada de estos buses —programada para el primer semestre de 2026— no es una solución mágica. La congestión, los problemas de frecuencia, el deterioro de estaciones y los cuellos de botella en troncales siguen vigentes. La nueva flota debe ir acompañada de mejoras estructurales en la operación y en la experiencia de viaje.

Tampoco se puede ignorar que el mantenimiento de vehículos eléctricos requiere infraestructura especializada y una cadena logística que aún está en proceso de fortalecerse en Colombia. El éxito de esta apuesta dependerá en buena medida de la capacidad institucional para responder a esos desafíos.

Otro factor clave será el comportamiento ciudadano. De poco sirve tener buses de última generación si no se fomenta el respeto por los espacios priorizados, el uso adecuado de los sistemas tecnológicos y el cuidado del mobiliario urbano. La cultura ciudadana será tan determinante como la ingeniería.

Bogotá tiene hoy 1.486 buses eléctricos, y con los 101 nuevos superará los 1.580. Esto representa una cuarta parte del total de su flota en América Latina. Pero más que una cifra récord, el verdadero valor está en cómo esta transformación tecnológica se traduce en beneficios reales para los bogotanos.

Esta incorporación masiva de vehículos eléctricos no es un logro aislado, pues hace  parte de una estrategia que incluye renovación de concesiones, inversión en infraestructura y presión ciudadana por un transporte más digno.

Ahora bien, Bogotá avanza, sí, pero el reto está en sostener el ritmo, mantener la calidad y no dejar a nadie atrás. En movilidad eléctrica, como en política pública, el camino apenas comienza.

Imagen: Alcaldía de Bogotá

Digna Irene Urrea

Digna Irene Urrea

Comunicadora social y periodista apasionada por las buenas historias, el periodismo literario y el lenguaje audiovisual. Aficionada a la tecnología, la ciencia y la historia.

View all posts

Archivos