El emprendimiento de tecnología despega en Colombia

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En el país, especialmente en Bogotá, se ha generado un ecosistema de emprendimiento enfocando en la tecnología que despierta cada vez más interés entre los inversionistas nacionales y extranjeros. Les contamos en qué consiste este boom y quiénes son algunos de sus protagonistas.

Daniel Guzmán tiene clara la distancia que recorre todas las noches entre su casa en Suba Compartir y la sede de SectorTIC, el lugar en donde estudia programación en Bogotá, en la calle 103 con carrera 18: son 10 kilómetros, que engulle en su bicicleta en 35 minutos a la ida, y en 25 minutos cuando regresa a su casa a las 10 de la noche. No le parece un mal tiempo, y ese trajín diario lo asume como parte del entrenamiento para cumplir una de sus dos metas: participar en alguna carrera importante de ciclismo. Mientras la concreta, y mientras ataca con su cicla las inhóspitas calles bogotanas, sueña con la bicicleta profesional de ruta que ya le está armando el dueño de un almacén de bicicletas, a cambio de su primer trabajo como programador.

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Guzmán convenció al dueño de una venta de bicicletas de su barrio de que le diera una cicla profesional a cambio de crearle el sitio web del almacén. Él aceptó, y le va armando la bicicleta a medida que ve los resultados en el sitio web que Daniel está montando. Nada mal, si se tiene en cuenta que Guzmán no tenía ni idea de programación cuatro meses atrás, cuando empezó a estudiar en SectorTIC para alcanzar su segunda meta: convertirse en programador de software.

Guzmán tiene 21 años. Después de terminar el colegio y prestar el servicio militar ha venido haciendo diversos trabajos como independiente, por ejemplo, diseñando tatuajes. Pero no planea estudiar una carrera completa; él prefiere adquirir en pocos meses las habilidades necesarias para conseguir trabajo como programador. Está haciendo un curso de seis meses en PHP, un lenguaje de programación usado ampliamente en el desarrollo de sitios web.

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Guzmán nos contó que la idea del negocio de la bicicleta se la dio César Forero, director de SectorTIC, un sitio que pretende sacar en pocos meses nuevas camadas de programadores que ayuden a cubrir el gran déficit que hay en el país, en donde una dinámica generación de emprendimientos de tecnología requieren con urgencia nuevos programadores para sus proyectos. Las cifras son dramáticas. Según Forero, menos del 2 por ciento de las 310 mil personas que se gradúan cada año como profesionales en Colombia son programadores de software, pese a que una encuesta reciente realizada por la empresa Bunny Inc. –entre 1.250 programadores– mostró que en Colombia un desarrollador de software se gana entre 2,5 y 10 millones de pesos mensuales.

Lo paradójico del bajo interés de los jóvenes colombianos por la programación es que coincide con el boom que se está dando en el país de emprendimientos basados en tecnología, los cuales requieren cada vez más gente capacitada en PHP, Java y .Net, entre otros lenguajes. Compañías como Tappsi, Bunny Inc., Aldeamo, PuntoRed, PayU, Platzi, WideTech, Colchones REM, LentesPlus, Lulo y 1Doc3, fundadas por emprendedores colombianos, están generando en el país, especialmente en Bogotá, un ecosistema de emprendimientos de tecnología que despierta un interés creciente entre los inversionistas nacionales y extranjeros.

Varios factores han contribuido para que se dé este auge, según René Rojas, presidente de HubBOG, una compañía bogotana que les ofrece a los emprendedores mentoría, acceso a inversionistas, capacitación y espacios de coworking: “Uno de los más importantes es el crecimiento de la infraestructura de acceso a Internet para todas las clases sociales. Hoy tenemos una cobertura bastante buena de banda ancha que nos pone al nivel de países desarrollados. De otro lado, las iniciativas de emprendimiento del Gobierno han impulsado el desarrollo de estos nuevos ecosistemas. Además, el mejoramiento de la seguridad en el país ha afectado positivamente a esta industria”.

Rojas afirmó: “Hoy en día recibo permanentemente en HubBOG a inversionistas de todas partes del mundo dispuestos a invertir en startups creadas en Colombia y en Latinoamérica para servir al mercado latinoamericano, que está muy desatendido. Ya hay 320 millones de latinos conectados a Internet, de los 612 millones de habitantes que tiene la región; es una cifra incluso más grande que la de Estados Unidos, que tiene 270 millones de personas conectadas a la Red. Y a diferencia de E.U., en Latinoamérica todavía hay una gran escasez de nuevos servicios para esas personas, así que en nuestra región la oportunidad de mercado es enorme”.

El Ministerio de TIC, que durante casi cinco años fue liderado por Diego Molano Vega, ha sido clave en este proceso, a través de iniciativas como Apps.co, Vive Labs y Crea Digital. “En el 2010, las exportaciones de contenidos digitales del país eran de 9 millones de dólares anuales; hoy estamos en 50 millones de dólares”, dice María Carolina Hoyos Turbay, viceministra de TIC, quien agregó: “Hemos invertido 44 mil millones de pesos en el emprendimiento digital, y este año invertiremos 25 mil millones de pesos más”.

Bogotá, el motor tecnológico del país

¿Que los negocios no prosperan en medio del caos? Eso es lo que dicta el sentido común, pero el caso de Bogotá muestra que la mentalidad de los emprendedores colombianos es a prueba de todo, y que a veces incluso se alimenta de circunstancias que otros verían como negativas.

Pese a las desastrosas alcaldías de la izquierda en los últimos años, en Bogotá se está consolidando un ecosistema de emprendimiento en el sector de tecnología que no tiene precedentes en el país. En medio del caos, la corrupción, la falta de cultura ciudadana, la inseguridad, los problemas de movilidad y los elevados precios, está floreciendo una nueva generación de emprendimientos de tecnología que está creando miles de nuevos empleos en la ciudad.

“Para un emprendedor, ese aparente desorden es una oportunidad; incluso le ayuda a tener más ideas para solucionar problemas”, nos dice Jaime Arbeláez en una entrevista telefónica desde la sede en Nueva York de su empresa WideTech (widetech.co/es). Esa oficina es la cabeza de playa de WideTech en el mercado estadounidense, al cual incursionó hace un año y medio, luego de consolidarse en Colombia y otros países de la región. Esa compañía ofrece productos de geolocalización y monitoreo remoto para control de transporte de carga o de pasajeros, equipos de ventas y despachos de taxis, entre otros. “Bogotá no ha llegado ni al 1 por ciento de lo que está en capacidad de ofrecer por las oportunidades que tiene, por las universidades que hay, por la recursividad de las personas y por el afán de su gente por inventarse y crear”, agrega Arbeláez.

Un buen ejemplo de cómo un emprendedor encuentra oportunidades en medio del caos es Tappsi. Andrés Gutiérrez estudió administración de empresas en Los Andes, y luego se fue a trabajar a Estados Unidos. Al regresar al país, conoció a Juan Salcedo, y un día en el que con mucha dificultad lograron conseguir un taxi por teléfono en el centro de Bogotá, comenzaron a quejarse con el conductor. “Después de escucharnos como media hora, él nos explicó cómo funciona el servicio de radioteléfono, y nos hizo entender que este también representa un padecimiento diario para los taxistas, pues los obliga a correr como locos para adueñarse de los clientes. Caímos en cuenta de que el problema estaba en esa tecnología obsoleta, y supimos que una aplicación móvil podría cubrir esa necesidad”, dice Gutiérrez, cofundador de Tappsi junto con Juan Salcedo. Eso fue en el 2012. Hoy, Tappsi es utilizada por 20 mil taxistas en la ciudad, lo que la convirtió en la compañía con más taxis afiliados en Bogotá.

Un informe publicado en el 2014 por la firma Endeavor, que apoya emprendimientos exitosos para que se transformen en empresas de alto impacto, confirma que Bogotá está pasando por un buen momento en materia de emprendimientos de tecnología: se han fundado 150 compañías de tecnología solo entre el 2009 y el 2013, las cuales han generado 2 mil empleos en la ciudad.

“El emprendimiento de tecnología en Bogotá se encuentra en el nivel más alto de su historia. En cinco años la creación de nuevas empresas aumentó en 200 por ciento frente a los 15 años anteriores”, según el informe. Y al tomar el período 1992-2013, el estudio muestra que 230 compañías de tecnología generaron 6 mil nuevos empleos en la ciudad.

Lo más interesante es que en Bogotá se ha consolidado una red de conexiones entre estas compañías; según Endeavor, eso está permitiendo que los emprendedores exitosos multipliquen y repliquen su impacto, para así contribuir al crecimiento y fortalecimiento del ecosistema de emprendimiento de tecnología de Bogotá. Según Endeavor, algunos emprendedores están ayudando a los otros al actuar como mentores, al financiar nuevas compañías y al servirles de inspiración.

“El éxito de un emprendedor es un gran triunfo personal. Pero cuando ese emprendedor contribuye e influencia el ecosistema, él multiplica su éxito, impactando de manera significativa el desarrollo económico y social de una ciudad o región. Con cada éxito alcanzado, el capital humano y financiero disponible para empresas nuevas se multiplica y se crea un entorno estimulante que motiva a las nuevas generaciones de emprendedores. Además, los ecosistemas de emprendimiento exitosos permiten que los emprendedores tengan acceso a los recursos que requieren, como talento, financiación, acceso a consumidores y conocimiento, y así se constituyen compañías que generan empleo y valor a sus comunidades”, dice el informe de Endeavor.

El informe cita a Silicon Valley, en California, como el ejemplo perfecto de un ecosistema de emprendimiento exitoso. “Aunque parecería que su éxito es algo natural y característico de su entorno, su ventaja competitiva en el mundo se debe a 50 años de acumulación de talento de muy alta calidad y de recursos necesarios para el crecimiento de nuevas empresas”, dice Endeavor.

El efecto multiplicador del emprendimiento

Los expertos en emprendimiento, y lo que recomiendan libros recientes como The Lean Startup (de Eric Ries) y el Manual del Emprendedor (de Steve Blank y Bob Dorf), las biblias de los nuevos emprendedores de tecnología, es que no se salga al mercado con productos completamente terminados –que toma mucho tiempo desarrollar–, sino con prototipos sencillos –creados rápidamente– que permitan evaluar la demanda que podría existir para un nuevo producto o servicio. En 1992, a los 14 años, sin haber leído estos libros y teorías (que no existían), el bogotano Alex Torrenegra parecía tener claro este concepto.

En esa época, Torrenegra puso un aviso en la ventana de su casa en Bogotá, en el cual ofrecía pasar trabajos a computador. Lo que no sabían las personas que se acercaron a preguntar por el servicio era que él ni siquiera tenía un PC. Simplemente estaba midiendo qué tan grande podría ser la demanda de ese servicio en su barrio, y cuánto estaban dispuestas a pagar las personas, para así calcular si podría pagar la cuota mensual de un préstamo bancario que planeaba pedir para comprar el PC con el que estaba obsesionado (él era un colegial menor de edad y el banco no podía darle el préstamo, pero la gerente de la sucursal a la que acudió quedó tan descrestada con el joven que le hizo el préstamo de su propio bolsillo).

¿Cómo les explicaba a los interesados que no les podía hacer el trabajo? “Les decía que tenía una cola de dos meses de trabajos para pasar a computador”, nos contó Torrenegra en una videoconferencia desde la sede de su empresa Bunny Inc. en San Francisco, pocas horas antes de partir hacia Japón en un viaje de tres meses que él y nueve personas más de su equipo realizarán para preparar su incursión en el mercado nipón. Bunny Inc. (bunnyinc.com) es una firma líder en su campo: las compañías que necesitan voces para comerciales, doblajes de películas y audiolibros, entre otros, emplean los avanzados algoritmos de software de Bunny Inc. para encontrar los mejores profesionales disponibles en el planeta para esos proyectos.

Torrenegra –de 37 años– y su esposa Tania Zapata son mencionados en el estudio de Endeavor como dos de los emprendedores que más impacto han tenido en la gestación del ecosistema de emprendimiento de tecnología en Bogotá. Según el estudio, en el año 2000 ese ecosistema solo tenía 25 compañías fundadas en la ciudad, y estas tenían muy pocas conexiones entre sí. A finales de ese año, Torrenegra y Zapata fundaron Torrenegra Labs., una firma dedicada a la creación e incubación de compañías de base tecnológica. Desde entonces, dice Endeavor, “ellos invirtieron y apoyaron el crecimiento de una red de empresas que han contribuido a fortalecer el ecosistema de emprendimiento tecnológico de la ciudad”.

Endeavor se tomó el trabajo de mapear las conexiones que hay entre las nuevas compañías de tecnología en Bogotá. Torrenegra Labs. está conectada con 22 de ellas, y el estudio la menciona como ejemplo de lo que llama el ‘Efecto Multiplicador’, el cual se refiere a que algunos emprendedores exitosos multiplican su impacto al inspirar, invertir y dar mentoría a emprendedores de generaciones más jóvenes, y de esa forma contribuyen al crecimiento del ecosistema.

El informe de Endeavor ofrece un buen ejemplo de cómo funciona este efecto multiplicador: Torrenegra y Zapata fundaron Bunny Inc. Luego Torrenegra invirtió en WeHostels, una compañía para reserva en línea de hostales o albergues, y él y Zapata fueron mentores de las personas que crearon la aplicación para reserva de taxis Tappsi. A su vez, Juan Salcedo y Andrés Gutiérrez, fundadores de Tappsi, fueron mentores de los fundadores de Tienetienda.com. Por su parte, Luis Molina y Juan Salcedo, ex empleados de Bunny Inc., fueron mentores de los emprendedores que luego fundaron Laspartes.com y Letmego. Finalmente, Diego Sáez-Gil, Chris Piazza, y Lucas Lain, de WeHostels, fueron mentores de los fundadores de Solocontrata.me.

Qué los caracteriza

En Endeavor conocen bien a los emprendedores del país. Esta entidad internacional sin ánimo de lucro llegó a Colombia en el 2006 y en estos nueve años ha evaluado 1.500 compañías, en busca de aquellas con potencial para convertirse en empresas de alto impacto; solo 27 pasaron los exigentes filtros. En ese selecto grupo hay compañías de todos los sectores, como BodyTech y Mario Hernández, y varias de tecnología: Aldeamo, PayU, WideTech, PuntoRed, Bunny Inc., Aranda Software y Siigo.

¿Qué caracteriza a los emprendedores de tecnología en el país? Adriana Suárez, directora de Endeavor en Colombia, dice que suelen ser más jóvenes que los de otras industrias. “Muchos están recién salidos de la universidad y salen a emprender. En otros sectores es más común que las personas tengan una vida corporativa antes de ser emprendedores”, dice Suárez. Ella también menciona que están dispuestos a arriesgarse. “Hace ocho o 10 años no era habitual, pero hoy el emprendedor joven está más dispuesto a no emplearse y arriesgarse, o a veces se emplea pero al mismo tiempo empieza a desarrollar su propia idea”.

Alfredo Ángel, cofundador de Aldeamo, decidió que quería ser emprendedor a los 19 años, cuando todavía estaba en la universidad Javeriana estudiando ingeniería industrial. “Yo estaba trabajando en Procter & Gamble, haciendo las prácticas de la universidad, y renuncié para armar mi primera empresa. Mi mamá no me habló durante un mes. Ella no entendía cómo podía perder la oportunidad de trabajar en una multinacional. Muchos de mis amigos y familiares también lo veían mal; yo era el loco”.

En eso coincide su compañero de aventura en Aldeamo, Hans Christian Boehlke, quien también es ingeniero industrial. “Hace 20 años usted sí o sí tenía que salir a trabajar en una empresa. A las mamás les fascinaba ir a las onces a decir ‘mi hijo trabaja en IBM, o en Procter & Gamble’. Incluso recuerdo que le conté a un profesor de Los Andes –a quien yo admiraba mucho– que estaba creando una empresa para hacer sitios web, a finales de 1994. Él solo me dijo ‘ah, está mamando gallo’ y siguió caminando”.

Pero eso ha cambiado, según Ángel. “El mito de lanzarse a ser emprendedor se está perdiendo, y esto ya se ve como una opción viable de vida. Si un joven de 19 años hoy le dice a su papá que quiere montar una empresa, el papá lo acepta un poco más. Y eso es el resultado, primero, de tener modelos locales de éxito. Cuando yo me lancé, yo decía: ‘Mire lo que está haciendo este señor de Amazon en Estados Unidos’. Hoy, uno dice: ‘Mire lo que hizo la gente de PayU, o lo que hicieron los de BodyTech’. Segundo: el Gobierno ya lo ve como una alternativa; se está invirtiendo mucho dinero en iniciativas para apoyar emprendimientos, y eso hace que el riesgo sea menor”.

Alan Colmenares, quien ha sido mentor de varias compañías colombianas, dice que los emprendedores tienen una especie de ‘determinación silenciosa’. “A veces son introvertidos, no hablan mucho, pero tienen una gran determinación que uno les nota en los ojos”, dice Colmenares, quien es director para Colombia de una aceleradora de Silicon Valley llamada The Founder Institute (fi.co).

José Fernando Vélez, cofundador de PayU, probablemente encaja en esa descripción, y también en la de emprendedor temprano. “Yo soy economista porque era muy tímido y dije: ‘si estudio sistemas, se me va reforzar la timidez, así que más bien voy a estudiar algo que me obligue a ser un poco más social’; por eso estudié economía, pero tengo pura vocación de ingeniero de sistemas”. Y agrega: “Lo de ser empresario se me dio naturalmente porque era muy bueno con la tecnología; desde el colegio ya armaba computadores y los vendía, y creaba páginas web”.

No todos los emprendedores que entrevistamos se lanzaron al ruedo recién salidos de la universidad. Jaime Arbeláez, un ingeniero de sistemas caleño, trabajó durante 17 años en varias compañías antes de volverse emprendedor, y dio ese paso porque otros caminos se cerraron. En el 2007, cuando tenía 36 años, la empresa de rastreo satelital en la que trabajaba canceló sus operaciones en Colombia. Pasaron seis meses sin que consiguiera una buena oferta de trabajo, así que con lo que le quedaba de la liquidación emprendió solo un viaje de dos meses por varios países asiáticos, entre ellos Japón, China, Taiwán y Corea, y al llegar traía en su equipaje la idea de una compañía de rastreo vehicular. En ella evitó cometer los mismos errores que había visto en las empresas para las que trabajaba; eso le permitió tener rentabilidad casi desde el comienzo.

Mayor capacidad de ejecución

Según Alan Colmenares, otro rasgo que ve en los emprendedores colombianos es su capacidad de ejecución. “Mucha gente dice que va a hacer esto o lo otro, pero no ha llegado a ejecutar nada. Ellos, en cambio, ya lo han logrado porque no se quedan esperando a que un experto les diga qué camino tomar, sino que empiezan a ejecutar”. Colmenares también destaca otro patrón en la mayoría de los emprendedores de tecnología exitosos del país: “generalmente hablan inglés, y la mayoría ha vivido fuera del país, lo cual les ha abierto la mente para mirar un panorama más amplio”.

Alfredo Ángel y Hans Christian Boehlke se conocieron en Oslo. Boehlke se había ido a estudiar un año allí (el padre de Boehlke es noruego) y Ángel se había mudado a esa ciudad para atender al principal cliente de su empresa Global Entrepreneurs. “Nos conocimos en una fiesta –recuerda Ángel– y la siguiente frase después de ‘qué quiere tomar’ fue: ‘¿Qué negocio vamos a montar en Colombia?’. Así nació Aldeamo (www.aldeamo.com), que inicialmente vendía ringtones para celulares, y que hoy se especializa en conectar a las empresas con comunidades específicas a través de la plataforma móvil de Aldeamo, usando canales que cualquier celular –por más básico que sea– pueda emplear (por ejemplo, SMS). La compañía tiene oficinas en varios países de la región, y en lugares tan distantes como Kenia y Emiratos Árabes Unidos.

Andrés Albán también vivía fuera del país cuando le surgió la obsesión de crear su propia empresa: PuntoRed. Este ingeniero industrial de Los Andes hizo un MBA en la Universidad de Londres y luego se quedó seis años más trabajando en España. Allí se dio cuenta de que en Colombia había una gran oportunidad en el negocio de las recargas de celular –debido a la cantidad de usuarios prepago– si lograba habilitar las recargas en las cajas registradoras de los supermercados.

Con el tiempo, PuntoRed evolucionó hasta convertirse en una amplia plataforma que ha democratizado las transacciones electrónicas en el país, al llevarlas a personas que no están bancarizadas. Hoy, PuntoRed tiene 40 mil puntos de venta –en lugares como tiendas de barrio– en el 90 por ciento de los municipios del país. A través de esta red, entre otras aplicaciones, un millón de personas reciben subsidios del Estado, entre ellos los de personas de la tercera edad y los de Familias en Acción. Su impacto social le ha valido premios como el que le entregó en el 2013 la publicación MIT Technology Review, del Instituto Tecnológico de Massachusetts.

Según Andrés Colmenares, los emprendedores del país también son muy fuertes en talento y actitud. “Los puntajes que han sacado en The Founder Institute los emprendedores del país que han aplicado son igualitos y a veces mejores que los de emprendedores estadounidenses. La actitud y el talento crudo están ahí. Pero a veces les falta confianza en sí mismos”, dice.

Por su parte, René Rojas, de HubBOG, dice que entre los emprendedores de tecnología hay personas de 20 a 60 años, pero el promedio de edad está alrededor de los 30 años. Y en cuanto a preparación, muchos han pasado por las mejores universidades de negocios del mundo: “Tenemos egresados de Harvard Business School, del MIT, de Wharton y de Stanford, pero también hay personas que simplemente tienen una naturaleza emprendedora y terminan convertidos en emprendedores seriales”.

Uno de esos emprendedores seriales es Alex Torrenegra, quien vivía en Estados Unidos cuando decidió crear Bunny Inc. “Uno de mis ídolos es Bill Gates, quien se retiró de la universidad. Y alguna vez leí un artículo suyo que decía que habían encontrado una correlación entre el éxito en el emprendimiento tecnológico y haberse retirado de la universidad. Por eso decidí retirarme de la universidad no una, sino dos veces, para aumentar mis posibilidades”, dice Torrenegra medio en broma. “Me retiré en Colombia de La Salle, donde estudiaba lo que hoy es ingeniería mecatrónica, y en Miami, de administración de sistemas de información”. Eso no fue obstáculo para crear una plataforma de búsqueda de voces que han usado estudios como Pixar, y que le ha valido reconocimientos como el del innovador colombiano del 2012, entregado por el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT).

Artículo tomado de la edición impresa de la revista ENTER.CO

Imágenes: Peshkova, Deagreez (Vía iStock)

Javier Méndez

Javier Méndez

A mediados de los años 80 tuve un paso fugaz por la facultad de ingeniería de sistemas de la Universidad de los Andes, pero me tomó pocos meses descubrir que escribir código era mucho menos apasionante que escribir artículos. Desde entonces pienso que la tecnología es más divertida cuando se la disfruta desde afuera que cuando se la sufre desde adentro. Y aunque mis primeros pasos en el periodismo los di en la sección deportiva de El Tiempo, era cuestión de tiempo para que aterrizara en el mundo de la tecnología. Llevo 30 años escribiendo sobre tecnología, primero en El Tiempo, y ahora en la revista ENTER y EmpresarioTek.co. Puede seguirme en Twitter en @javiermendezz

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