El avance acelerado de la inteligencia artificial, la biotecnología y otras tecnologías emergentes está dando forma a profesiones que, hasta hace poco, solo existían en la ciencia ficción. Lo curioso es que muchos de esos trabajos ni siquiera tienen un nombre oficial, pero los expertos coinciden en algo, aparecerán mucho antes de lo que imaginamos.
Un estudio del Institute for the Future (IFTF), respaldado por Dell Technologies, estima que el 85% de los trabajos que existirán en 2030 todavía no han sido inventados. La cifra, que circula desde hace varios años, se mantiene vigente y sirve como una alerta sobre la necesidad de formar talento que pueda enfrentar desafíos desconocidos.
El fenómeno no es exclusivo de las grandes potencias. En América Latina, la digitalización y la adopción acelerada de tecnologías emergentes están generando una demanda de profesionales con habilidades que van más allá del conocimiento técnico tradicional.
El más reciente informe sobre el Futuro del Trabajo, elaborado por el Foro Económico Mundial, destaca que entre las habilidades más relevantes en los próximos años estarán el pensamiento crítico, la resolución de problemas complejos, la creatividad y la capacidad de aprender de forma continua.
De hecho, se proyectan nuevos perfiles laborales como:
- Especialista en ética de algoritmos
- Diseñador de experiencias en entornos virtuales
- Curador de datos sintéticos
- Desarrollador de inteligencia artificial aplicada a la salud
- Ingeniero de biotecnología personalizada
En Colombia, el panorama no es muy diferente. Según el Ministerio de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones, el déficit de talento en el sector tecnológico supera las 200.000 vacantes. Una brecha que no solo responde a la falta de especialistas técnicos, sino también a la necesidad de profesionales con capacidad de adaptación y pensamiento analítico.
El informe Digital Talent Trends 2024, de la firma de consultoría Korn Ferry, advierte que América Latina podría enfrentar una escasez de 10 millones de profesionales capacitados en áreas digitales para 2030, si no se toman medidas urgentes en educación y formación.
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La buena noticia es que, a pesar de la incertidumbre, la preparación es posible. Diversas instituciones educativas, centros de formación y academias tecnológicas están incorporando metodologías enfocadas en habilidades transferibles, pensamiento lógico y resolución de problemas, más allá de los conocimientos específicos de una tecnología que, posiblemente, será obsoleta en pocos años.
Un ejemplo de esa tendencia es el modelo de formación de Holberton School, presente en varios países de América Latina. Aunque su enfoque principal es la programación y el desarrollo de software, su metodología se centra en entrenar la lógica, el pensamiento computacional y la capacidad de aprender de manera autónoma.
En un mercado laboral donde lo único seguro es el cambio, la posibilidad de aprender a aprender se perfila como el mayor activo. Y mientras los empleos del futuro siguen tomando forma, quienes se preparen para adaptarse estarán un paso adelante.
Imagen: Generada con IA