¿El fin del programador? Así conviven el no-code y los desarrolladores reales

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Diseñar una app, crear una página web o automatizar procesos ya no requiere saber programar. Las herramientas no-code permiten a cualquier persona construir productos digitales sin escribir una sola línea de código. Esto ha abierto un nuevo escenario en el mundo del desarrollo: uno donde los programadores conviven con quienes no lo son.

Plataformas como Bubble, Glide, Webflow, Airtable o Zapier han ganado fuerza en startups, marketing y diseño. Prometen rapidez, bajos costos y autonomía para quienes necesitan soluciones funcionales sin depender de un equipo técnico. Incluso han surgido nuevas profesiones como los “no-code makers”, que dominan estas plataformas.

Pero a pesar del auge, las limitaciones del no-code son evidentes, ya que estas herramientas funcionan bien para tareas específicas o productos pequeños. Sin embargo, cuando se requiere escalar, integrar sistemas complejos o trabajar con grandes volúmenes de datos, el desarrollo tradicional sigue siendo irremplazable.

“No se trata de reemplazar al programador, sino de abrir más puertas a la creación digital”, dice un reporte de Harvard Business Review. El no-code facilita la validación rápida de ideas, pero no ofrece la misma profundidad ni flexibilidad que el código. En muchas ocasiones, ambos mundos deben trabajar juntos.

El programador profesional no desaparece, se transforma; hoy, incluso los desarrolladores usan herramientas no-code para ganar velocidad en etapas iniciales. La clave está en saber cuándo una solución sin código es suficiente y cuándo hace falta construir desde cero.

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Además, programar no es solo ejecutar funciones, es entender la lógica detrás del software, diseñar arquitecturas robustas y resolver problemas complejos. El conocimiento técnico permite innovar, automatizar y controlar por completo lo que se está creando, algo que el no-code aún no permite.

El peligro de depender solo del no-code puede ser arriesgado, pues se corre el riesgo de construir soluciones que no escalen o que sean difíciles de mantener. También se depende totalmente de las plataformas utilizadas, lo que puede limitar la propiedad del producto y su evolución a futuro.

El código sigue siendo el lenguaje del futuro, pues quienes lo dominan tienen acceso a un campo laboral amplio, creativo y bien remunerado. Y aunque el no-code puede facilitar el ingreso a la tecnología, no sustituye la profundidad que ofrece una formación real como desarrollador.

Para quienes buscan ir más allá y adquirir habilidades técnicas sólidas, programas como los de Holberton Coderise representan una oportunidad concreta. El próximo 2 de junio inicia una nueva cohorte del programa Full Time de Desarrollo de Software, una formación intensiva basada en retos reales, proyectos colaborativos y aprendizaje práctico.

El modelo es remoto, con sesiones diarias en vivo, metodologías de trabajo entre pares y una dedicación mínima sugerida de 48 horas semanales. No otorga títulos formales, pero entrena a los participantes con estándares internacionales, pensados para el mercado global y exigente de la industria del software.

Imagen: Archivo ENTER.CO

Digna Irene Urrea

Digna Irene Urrea

Comunicadora social y periodista apasionada por las buenas historias, el periodismo literario y el lenguaje audiovisual. Aficionada a la tecnología, la ciencia y la historia.

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