Tiro al aire: el dilema de la puerta trasera

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Opinión ENTER.CO

El futuro de la privacidad de todos nosotros, los seres humanos que usamos tecnología, estuvo a punto de ser decidido en una corte de California y en el Congreso de Estados Unidos. Y es posible que el resultado final hubiera dejado descontentos a muchos.

A comienzos de febrero, el FBI le pidió a Apple que hiciera una nueva versión del sistema operativo del iPhone. Así de extraño como suena: la agencia quiere que el iPhone 5c usado por uno de los atacantes en la masacre de San Bernardino, en California, no se bloquee cada vez que se introduce la clave errada un determinado número de veces.

Apple respondió, a través de su presidente, Tim Cook, que hacer algo así “crearía una puerta trasera” para todos los equipos. Esas puertas traseras permiten acceder a la información de los computadores o smartphones. Son un costoso botín, que es vendido copiosamente en mercados dentro y fuera de la ley y pagado generosamente por ladrones y policías por igual.

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La ‘apertura’ de una puerta trasera pone en riesgo a todos los iPhone.

La situación es un dilema: no hay solución en la que todos ganen. Es cierto que se trata de un caso de terrorismo, que resolverlo es importante para la nación estadounidense y que las órdenes judiciales para recuperar la información fueron obtenidas legalmente. Pero también es cierto que la privacidad de las comunicaciones es un derecho fundamental, consagrado en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, y que nadie tiene derecho a que le sea vulnerada su correspondencia sin una buena razón.

Como con todos los dilemas, elegir un lado es difícil. Cualquier decisión que se tome aquí va a hacer que el mundo sea un lugar menos seguro: o los agentes del orden se quedan sin una valiosa herramienta para enfrentar a los criminales, o las comunicaciones de todos nosotros van a ser más vulnerables.

La situación es un dilema: no hay solución en la que todos ganen

De hecho, es difícil confiar del todo en cualquiera de las dos partes. El FBI, y en general las autoridades de policía, tienen un pésimo récord a la hora de proteger la privacidad de los ciudadanos. Y es innegable que la posición de Apple huele un poco a maniobra de mercadeo, así Tim Cook lo niegue mil veces. Al final, su postura le conviene en la pelea que tiene cazada con Google, en la que acusa a su principal competidora de hacer dinero con la vida privada de sus usuarios.

Con todo, quizás los ciudadanos perdemos menos si Apple gana este pleito. Seguro que a las autoridades se les hace el trabajo un poco más difícil, pero no es una pérdida irremediable. Como escribió hace poco Avivah Litan, una analista de Gartner, “el reto cotidiano de la inteligencia moderna es conectar datos que vienen de fuentes humanas, inteligencia de señales, inteligencia visual, financiera, ciberinteligencia…”. Si falta uno de esos recursos, igual están los demás. Ese es el trabajo de los agentes de seguridad: completar el rompecabezas.

En cambio, si nuestras comunicaciones son un poco más vulnerables que antes, los usuarios de a pie no tenemos cómo llenar ese vacío. Las puertas traseras no se pueden abrir y cerrar a discreción. Una vez se encuentran, son casi que de acceso público, al menos hasta que son ‘parchadas’.

Incluso si todo se hiciera con altísima seguridad y se borrara de modo que no fuera técnicamente posible rastrear alguna huella, las personas que desarrollaron la puerta trasera sabrán cómo se hace. Aun si estas personas lo olvidaran, la misma noticia de que es posible hacerlo seguro animará a algunos hackers a buscar sus propias herramientas. Y el que busca, encuentra (y se hace rico en el mercado negro).

Sin importar cómo termine este debate, la pelea tendrá varios ‘rounds’ más. Este es un mundo de terroristas que usan smartphones, pero tiene leyes de bandoleros que se mandan telegramas.

Imagen: ‘BeeBright’ vía Shutterstock.

Tiro al aire’ es mi columna mensual en la revista ENTER.CO

José Luis Peñarredonda

José Luis Peñarredonda

Un día me preguntaron sobre mis intereses y no supe por dónde empezar. Decidí entonces ponerlos en orden y dibujé un diagrama de Venn para agruparlos a todos: Internet, cine, periodismo, literatura, narración, música, ciencia, fotografía, diseño, política, escritura, filosofía, creatividad... Me di cuenta de que en toda la mitad de ese diagrama, en el punto en el que todos estos círculos confluyen, está la tecnología. Eso me llevó a ENTER.CO. Estudié Periodismo y Filosofía en la U. del Rosario. PGP: http://bit.ly/1Us3JoT

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