Por qué hacer videos en YouTube es un pésimo negocio en 2023

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¿Recuerdan cuando ser YouTuber se pintaba como el negocio del futuro? Se veía a adolescentes y niños decir que cuando crecieran querían ser como su creador favorito. Y es que eso parecía una buena vida ¿No? Pasar todo el día jugando o hablando frente a una cámara, luego cobrar un cheque jugoso y pasarla bien.

Pues la realidad es que hacer videos para YouTube en 2023 es un pésimo negocio. Aquí les compartimos cuatro razones.

Cantidad, no calidad

YouTube no es una plataforma para impulsar la creatividad o la originalidad. Es una máquina de conseguir vistas rápidas. Por ese motivo hoy los canales que tienen un mayor índice de crecimiento son aquellos que pueden subir contenido de manera efectiva y rápida.

No estamos hablando de un video al mes o incluso cada quince días. Un canal de YouTube que hoy quiera crecer tiene que subir contenido varías veces a la semana o al menos una vez a la semana. Es un problema, porque al mismo tiempo YouTube prefiere los contenidos largos y los videos que superan los 15 minutos.

Y el problema es que, a menos que cuentes con editor o que tengas mucho tiempo libre es casi imposible cumplir con esta cuota. Sí, hay canales que suben contenido con mucha menos frecuencia, pero es porque ya cuentan con la cantidad de espectadores para soportar estos tiempos y que no se reduzca su visibilidad.

Hablar en YouTube es un campo de minas

Pero no solo esto, sino que hoy cualquier cosa que digas en YouTube puede resultar en que termines perdiendo la monetización.

Por ejemplo, hace poco YouTube cambió sus políticas de manera que si maldices en los primeros 30 segundos de un video puedes perder la monetización. Es una política que causó muchos problemas para creadores que ahora tenían que silenciar o editar este tipo de palabras, con el problema añadido de que puede afectar videos en el pasado.

No solo esto, sino que mencionar ciertos temas o palabras clave pueden significar que el video sea identificado como uno que no es apto para ser monetizado.

Monetizar en pesos y español es una terrible idea

El otro gran problema para crear contenido para YouTube es hacerlo en un país como Colombia. La razón está en que YouTube clasifica los anuncios de acuerdo a la audiencia que recibe el video. Esto significa que no importa tanto dónde se crea el video, sino quiénes lo ven.

Como resultado una persona que ve un video en los Estados Unidos genera más ingresos que alguien en Colombia, porque la publicidad paga más por ese video en USA que en Colombia. El problema, por supuesto, es que la audiencia que habla español tiende a ver más videos en inglés, mientras que las personas que hablan inglés no suelen ver videos en español.

YouTube es un negocio de engañar y repetir

Cualquiera que te venda la idea de que ser original en YouTube paga, te está mintiendo con descaro.

YouTube no busca videos originales, sino videos que vendan. Y el problema de esto es que para poder hacerlo hay que jugar a un concurso de hacer lo que otras personas están haciendo. Un ejemplo claro está en cómo crear miniaturas. Si revisan YouTube hoy los videos más populares de la plataforma usan rostros reaccionando a cosas (incluso para videos tutoriales). Está demostrado que este tipo de videos suelen atraer más visitantes que aquellos con miniaturas.

El resultado es una paradoja interesante. Por un lado, tienes que crear algo que te diferencia de las miles de personas que están haciendo lo mismo. Pero, al mismo tiempo, la mejor estrategia es copiar la misma estrategia de esta competencia. Es, además, un espacio en el que es muy fácil quemarse o frustrarse.

Imágenes: Montaje ENTER.CO

Jeffrey Ramos González

Jeffrey Ramos González

Mi papá quería que fuera abogado o futbolista. Pero en vez de estudiar o salir a la cancha, me quedé en la casa viendo 'Dragon Ball Z', jugando 'Crash Bandicoot' y leyendo 'Harry Potter'. Así que ahora que toca ganarse la 'papita' me dedico a escribir de lo que sé y me gusta. Soy periodista graduado de la Javeriana, escritor de ficción. He publicado en El Tiempo, Mallpocket, entre otras revistas.

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