En muchas ciudades del país se volvió habitual que un pasajero comparta su recorrido antes de iniciar un viaje en una aplicación. Ese gesto sencillo explica mejor que cualquier concepto cómo la seguridad se convirtió en una tarea compartida entre tecnología y hábitos cotidianos. El estudio de inDrive con Cifras y Conceptos, que encuestó a 1.516 personas en cinco ciudades, muestra que el monitoreo y la geolocalización en tiempo real son hoy el soporte más confiable para quienes se mueven en plataformas digitales.
La percepción favorable es contundente, pues según el documento, el 55 % de los pasajeros calificó como muy buenas las herramientas tecnológicas enfocadas en seguridad. Esa valoración se refleja también en conductores y usuarios. El 35 % de los pasajeros y el 41 % de los conductores eligieron la geolocalización como la función que más protección ofrece. Además, el 53 % de los usuarios aseguró que compartir la ruta con un familiar o amigo aumenta su sensación de tranquilidad durante el trayecto.
Aunque estos indicadores hablan de avances importantes, el informe también expone una realidad que no se disimula con un mapa en la pantalla. El 74 % de los conductores y el 29 % de los pasajeros evita ciertas zonas u horarios por motivos de seguridad. Las madrugadas y los sectores identificados como riesgosos siguen marcando los límites de operación. La tecnología acompaña, pero no elimina la desconfianza que impone el entorno urbano.
El tema que más influye en esta percepción es el robo y el hurto. El 26 % de los usuarios declaró que este delito es su mayor preocupación al usar plataformas de movilidad. Entre los conductores que han tenido incidentes, también es la situación más frecuente. El estudio explica que la percepción de riesgo es mayor que la cantidad de casos registrados, lo que demuestra que el temor tiene un peso propio más allá de la experiencia directa.
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El informe también detalla tensiones que se presentan dentro del servicio. Los conductores mencionan agresiones verbales y usuarios en estado de alicoramiento como situaciones que afectan el ambiente del viaje. Los pasajeros hablan de conducción peligrosa en el 15 % de los casos y de placas que no coinciden con las registradas en la aplicación en el 14 %. Son problemas que no se solucionan solo con un botón de emergencia, porque son el resultado de comportamientos que requieren control, formación y reglas mejor aplicadas.
Las solicitudes de los ciudadanos confirman esa necesidad. El 38 % de los pasajeros pide una verificación más estricta de antecedentes de los conductores. El 25 % de los conductores exige controles rigurosos para los pasajeros. Esa doble demanda muestra que el ecosistema necesita filtros más sólidos para reducir los riesgos que afectan la experiencia por ambos lados.
A esto se suma una coincidencia reveladora. El 31 % de los usuarios y el 29 % de los conductores cree que una mayor presencia policial mejoraría la seguridad del sistema. La ciudadanía espera una integración más fuerte entre plataformas y autoridades, ya que la tecnología ofrece trazabilidad y monitoreo continuo, pero necesita respaldo institucional para cerrar las brechas que permanecen abiertas.
El estudio confirma que el monitoreo en tiempo real es una herramienta clave y que logró construir confianza. Sin embargo, también deja claro que la seguridad en la movilidad urbana sigue siendo una construcción colectiva que va más allá del mapa y del trayecto digital.
