El anuncio que muchos esperaron durante años finalmente se materializó: Tesla inició operaciones oficiales en Colombia, convirtiendo al país en el tercer mercado suramericano con presencia directa de la marca. La compañía de Elon Musk llega con dos modelos para venta inmediata —el Model 3 y el Model Y— y con ellos abre un capítulo que podría redefinir la conversación sobre movilidad eléctrica en el país.
Desde hace más de un año circulaban algunos Tesla importados por terceros, pero su presencia era mínima y su mantenimiento dependía de soluciones improvisadas. Esa etapa terminó. Con el lanzamiento oficial, la marca promete soporte local, venta con garantía y disponibilidad formal de repuestos, un cambio significativo para quienes hasta ahora veían a Tesla como un lujo lejano.
Los precios y lo que significan para el mercado
El Model 3, el sedán más popular de la marca, llega en tres versiones. La más básica, con tracción trasera, cuesta $109.990.000. La variante Long Range AWD llega a $139.990.000, mientras que la versión Performance se ubica en $164.990.000. Más allá del precio, el vehículo destaca por su autonomía: entre 520 y 750 kilómetros, dependiendo de la configuración. La versión Performance, incluso, acelera de 0 a 100 km/h en 3,1 segundos, una cifra más propia de autos deportivos que de un sedán eléctrico.
El segundo modelo disponible es el Model Y, un SUV mediano que ha dominado ventas globales. En Colombia estará en dos versiones: $119.990.000 para la versión Rear-Wheel Drive y $144.990.000 para la versión Long Range AWD. Su autonomía oscila entre 500 y 622 km, cifras que lo convierten en uno de los SUV eléctricos con mejor rendimiento energético del mercado.
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La llegada de Tesla también abre preguntas que van más allá de los precios. Los vehículos están diseñados para cargar en estaciones de alta potencia (hasta 250 kW), una capacidad que hoy no es común en el país. Sin una red robusta de carga rápida, buena parte de la experiencia Tesla queda condicionada a la infraestructura existente. La marca no detalló si instalará supercargadores propios, pero su presencia será determinante si quiere replicar el desempeño que tiene en otros mercados.
Aun así, el ingreso de Tesla ya empezó a mover el tablero. Para los consumidores, significa opciones reales donde antes solo había curiosidad; para los competidores, presión para mejorar autonomía, precios y servicio; y para el país, un recordatorio de que la movilidad eléctrica no es un concepto del futuro, sino un cambio que avanza más rápido de lo que muchos imaginan.
El tiempo dirá si los Tesla se vuelven una escena común en las calles colombianas o si permanecen como un símbolo aspiracional. Por ahora, su llegada oficial marca un antes y un después para un mercado que empieza, por fin, a ponerse en sintonía con las grandes tendencias globales.
