Probando Gnome 3, el nuevo escritorio para Linux

Captura de Pantalla de Gnome3
Cortesía de Tuxcolombia via Flickr
El pasado 6 de abril fue liberado finalmente Gnome 3, el cual es la nueva generación del escritorio Gnome, y promete proveer un escritorio en Linux completamente nuevo y moderno adaptado a las tecnologías de hoy.
Búsqueda en el escritorio de Gnome Shell. Imagen: Tuxcolombia (vía Flickr).

El pasado 6 de abril fue liberado finalmente Gnome 3 como lo informamos en las buenas noticias del software libre, el cual es la nueva generación del escritorio Gnome, y promete proveer un escritorio completamente nuevo y moderno para Linux adaptado a las tecnologías de hoy.

Aparte de la reescritura de las librerías GTK, que son como los ladrillos en los que se construyen las aplicaciones gráficas en Gnome, el elemento que ha causado mayor expectativa y a la vez controversia por sus cambios radicales ha sido Gnome Shell, la interfaz de usuario que remplazaría el escritorio tradicional de Gnome 2.x. Algunos críticos lo han destrozado, otros han sido  más benevolentes con él e incluso a algunos les ha gustado. Viendo tanta diferencia de opiniones, quise probar de primera mano esta nueva interfaz para poder finalmente dar las propias.

Antes que nada tengo que decir mi escritorio favorito siempre ha sido  KDE, con este inicié mi camino en Linux, pero tuve que dejarlo cuando se liberaron las primeras versiones de KDE4. Ahí empecé a trabajar con Gnome como mi escritorio principal en la espera de darle una segunda oportunidad a KDE, que como pinta la versión 4.6, ha llegado al punto de madurez para incorporarla nuevamente a mi equipo de combate, pero esa es otra historia. El punto es que, viendo la experiencia de KDE, este tipo de cambios tan radicales puede ser impredecible, y muchos usuarios puede que terminen migrando a otro escritorio que les brinde mayor funcionalidad. Solo el tiempo dirá si el equipo de Gnome tomó las decisiones adecuadas.

Empezaré aquí indicando las condiciones de la prueba, que dicho sea de paso, dista mucho de ser un ‘benchmark’; es más una prueba puntual, y mis conclusiones de seguro están sesgadas por mi formación y experiencia previa con KDE y Gnome, y seguramente por mis hábitos de trabajo, pero prometo ser lo más imparcial y sincero que pueda.

Para realizar la prueba utilicé una Live Distro basada en Fedora, la pueden bajar aquí. En este caso, opté por usar Unetbootin para crear un pendrive USB autoarrancable, en vez de quemar un CD, aunque esta última opción también es válida. Hay que anotar que también hay una Live Distro de OpenSuse que pueden bajar desde el mismo enlace. Aunque existen guías para instalar gnome 3 en Ubuntu y otras distribuciones, no lo aconsejo, ya que en el caso de Ubuntu 11.04 está basado en Gnome 2.x y una combinación de estas librerías con las de Gnome 3 puede terminar dejando el sistema inutilizable. Ya están advertidos, pero si están interesados en hacerlo aquí les dejo el link.

Una vez creada la Live Distro en una memoria USB de al menos 1 GB solo se requieree reiniciar el equipo con la memoria conectada e indicarle con F12 (en mi caso, la tecla depende del equipo. Pruebe con F2, F10, o Esc en el arranque) que iniciará desde la memoria. y pocos segundos después estaba interactuando con Gnome Shell.

Lo primero que hay que advertir es que la distro Live que estoy usando es muy básica: no tiene instalador (para instalar en forma permamente en el disco duro), tampoco tiene programas esenciales (para mí) como LibreOffice o Gimp, pero tiene lo suficiente para probar la interacción del usuario con los diferentes programas.

Lo primero que vamos a notar es la ausencia de una barra de tareas inferior. En su lugar, una especie de dock lateral que solo es visible cuando movemos el cursor a la esquina superior izquierda (Activities) o presionamos la tecla Super (Logo de win). El otro cambio se da en los escritorios virtuales: por defecto hay dos, pero el número va aumentando de manera dinámica conforme arrastramos aplicaciones hacia ellos de tal forma que siempre hay uno vacío. Estos escritorios solo son visibles cuando vamos con el cursor a la esquina superior izquierda.

El cambio entre aplicaciones abiertas es por ende muy diferente al escritorio clásico de Gnome; hay que mover mucho el cursor, a menos que usemos una pantalla táctil,  aunque podemos seguir usando la combinación Alt+Tab para navegar entre ventanas abiertas. La forma de hacerlo visualmente es ir hacia el botón activities, lo que nos mostrará en el centro un ‘exposé’ de las ventanas abiertas en el escritorio virtual actual, a la izquierda el dock, llamado ‘Dash’, y a la derecha los escritorios virtuales abiertos.

¿Qué sucede si suelo trabajar con muchas ventanas? En la medida en que aumenta el número de ventanas, el tamaño de los íconos en el dock se hace más pequeño, lo que dificulta su identificación. Al mismo tiempo, si tenemos muchas ventanas dispersas en distintos escritorios, en algunos casos se puede hacer difícil su identificación a simple vista (para los que usan un número reducido de ventanas esto no representa mayor problema).

Otra de las grandes críticas ha sido la desaparición de los botones maximizar y minimizar  en las ventanas, y tengo que decir que con la interacción que he tenido con Gnome Shell no se echan mucho de menos, ya que soy un usuario asiduo del botón minimizar para cambiar entre aplicaciones.

Lo bueno:

  • La estabilidad es un punto a favor de Gnome 3. Corre fluidamente y con un consumo de memoria aceptable (menos de 300 MB en mi sistema), aún ejecutando varias aplicaciones, por lo que podemos decir que el equipo de Gnome  3 se ha esforzado por presentar un producto bastante estable.
  • Los cambios en la interface redundan en un mayor aprovechamiento del espacio en monitores pequeños y les da un nuevo impulso a los escritorios virtuales que ya existían desde hace rato en la mayoría de los escritorios Linux, pero que muchos usuarios no usaban finalmente. Yo suelo tener solo tres escritorios, de los cuales ocupo dos para dividir actividades cuando tengo muchas ventanas abiertas.
  • Mayor cantidad de aplicaciones soportadas (compatibles con GTK3). A diferencia de KDE4, que tardó en portar muchas de sus aplicaciones a las nuevas librerías Qt4, con Gnome 3 la trancisión parece ser más suave.

Lo malo:

  • El equipo de trabajo de Gnome-Shell lo deja muy claro: personalización mínima. Prácticamente lo único que se puede cambiar es el fondo de escritorio, y ni los íconos, colores o elementos de Gnome-Shell son modificables. Esto puede ser un poco frustrante para los que nos gusta dejar el escritorio a nuestro gusto. Tengo la esperanza de que esto se vaya corrigiendo con el tiempo, ya sea con la implementación de un gestor de temas o por medio de una interface a dconf (el editor de configuraciones que reemplaza a gconf).
  • No hay posibilidad de agregar applets, por ejemplo el applet del clima. Suelo agregar algunos applets al panel, como el applet del clima y el manejador de dispositivos extraíbles. No fue muy emocionante saber que de momento no hay forma de agregar estas herramientas. Recordemos: personalización mínima.
  • Otro problema de usabilidad es el desmontaje  de dispositivos extraibles como memorias usb, cd-rom etc, anteriormente cuando se conectaba uno de estos dispositivos aparecía un icono en el escritorio, desde donde se podía extraer fácilmente haciendo click, derecho, también exisitia una app que se podía agregar al panel si no se quería estar accediendo al escritorio, lógicamente también se podían extraer desde nautilus, pero con los cambios con Gnome Shell solo ha quedado esta última opción, alguno podrá decir que no tiene ninguna ciencia abrir nautilus para desmontar un dispositivo extraíble, pero eso precisamente implica un paso adicional si no tienes abierta una ventana de Nautilus, y aún más, se corre el riesgo de desenchufar accidentalmente uno de estos dispositivos ya que no existe (aparte de Nautilus) ninguna indicación cuando tenemos estos elementos montados.

Lo feo:

  • La necesidad de tener aceleración 3D para todo. A diferencia de Gnome 2, en el que podemos trabajar perfectamente sin esta característica, para Gnome Shell la aceleración 3D es imprescindible, esto deja fuera equipos de más de 4 años, así  como algunos netbooks o tarjetas de video sin adecuado soporte de drivers. El sistema provee una interface en caso de falla, que para ser sinceros equivale a regresar a Gnome 1.x.
  • Veo aún cosas sin pulir en algunos elementos, por ejemplo, la ventana de abrir archivos en aplicaciones sigue sin permitir la opción de vistas en miniatura de archivos. Esto es un poco molesto, sobre todo cuando se trabaja con archivos de imágenes, que son mucho más fáciles de reconocer por la imagen previa que por el nombre.
  • El área de notificaciones, el cual se encuentra en la esquina inferior derecha,  es necesario llevar el cursor hasta la esquina para visualizar los mensajes. Estos aparecen durante unos segundos, pero al desaparecer no hay ninguna indicación para el usuario, salvo que se le ocurra mover el cursor a dicha zona. Sé que el enfoque de Gnome-Shell es evitarle distracciones al usuario, pero en el tiempo de prueba perdía varios mensajes instantáneos de Empathy que solo pude ver cuando moví el cursor a esta zona. Creo que aquí debe haber por lo menos un pequeño indicador que nos muestre que tenemos mensajes sin leer, sobre todo si apartamos la vista del monitor unos segundos y nos perdemos de los mensajes instantáneos.

Conclusiones:

Nos encontramos ante una iteración que puede oxigenar un poco los ecosistemas Linux, desde el punto de vista del usuario. La interfaz Gnome-Shell es diferente, pero con un poco de tiempo es posible acostumbrarse a ella. Hay cosas por mejorar como las mencionadas arriba, pero esto es parte del proceso de evolución natural del software libre.

A pesar de que considero que Gnome Shell lo suficientemente funcional como para encontrarlo en equipos de producción,  para mis necesidades personales no me aporta nada que no tenga con la configuración personalizada de Compiz con mi escritorio actual. Por el contrario, considero una alternativa a mi escritorio tradicional en el corto plazo.

Por otra parte, aunque el ingreso de Gnome 3 implica la gradual salida de Gnome 2.x, la mayoría de la  distribuciones por lo pronto han postergado la utilización del Gnome  Shell por defecto: Ubuntu, por ejemplo  ha desarrollado su propia interfaz llamada Unity; Linux Mint plantea seguir con su escritorio tradicional, con un solo panel basado en Gnome. De momento Fedora 15, próxima a salir al ruedo el 24 de mayo, es la más opcionada a incorporar Gnome Shell por defecto, no se ha confirmado si estará en OpenSuse 11.5, y lógicamente en el resto de las distros siempre existirá la opción de instalarlo desde los repositorios.

La recomendación es animarse a probarlo en modo Live Distro, que no hace ningún daño. Y, si después de las pruebas no nos resulta convincente, tenemos otras alternativas, como  KDE o LXDE. Después de sus pruebas, espero sus comentarios al respecto.

Colaboradores ENTER.CO

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Muchos periodistas y blogueros de Colombia, Latinoamérica y España colaboran esporádicamente con ENTER.CO, aportando su conocimiento y puntos de vista frente al acontecer tecnológico y de Internet.

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