Por primera vez en décadas, el sueño del Metro en Bogotá no parece una promesa repetida. Según el más reciente reporte de la Alcaldía, las obras de la Línea 1 alcanzaron un 67,17 % de avance a octubre de 2025, un ritmo sostenido que, de acuerdo con el alcalde Carlos Fernando Galán, ha mantenido un crecimiento de más del 2 % mensual en los últimos tres meses. En la práctica, esto significa que el proyecto más grande en la historia de la capital ya superó dos tercios de ejecución y que el inicio de su operación comercial está cada vez más cerca.
Hoy Bogotá no solo tiene viaductos que ya dibujan el trazado del Metro sobre la ciudad; también cuenta con tres de los 30 trenes que harán parte de la primera línea, todos ya en el país y listos para las pruebas iniciales. Son los primeros indicios tangibles de un cambio que muchos bogotanos esperaban desde hace generaciones.
La Línea 1 recorrerá 23,9 kilómetros desde Bosa hasta la calle 72 con Caracas, conectando nueve localidades: Bosa, Kennedy, Puente Aranda, Los Mártires, Antonio Nariño, Santa Fe, Teusaquillo, Chapinero y Barrios Unidos. Su estructura se levanta principalmente sobre un viaducto elevado, visible a lo largo de la avenida Villavicencio, la avenida Primero de Mayo, la NQS y la avenida Caracas.
Un avance que se empieza a sentir
En sectores como la Caracas con calle 72, el nuevo intercambiador vial ya está en funcionamiento y muestra cómo las obras empiezan a integrarse al resto de la movilidad capitalina. En el sur, las estaciones en construcción sobre la autopista Sur y la Primero de Mayo ya permiten imaginar la magnitud del sistema.
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El Patio Taller de Bosa, considerado el corazón del proyecto, también muestra progreso. Allí ya se construyeron las instalaciones de mantenimiento, las subestaciones eléctricas y una cochera de 25.000 metros cuadrados, donde se albergarán los trenes que seguirán llegando hasta octubre de 2026. A este complejo arribaron además cuatro vehículos multipropósito que viajaron más de 15.000 kilómetros desde China, una muestra de la logística detrás de la obra.
Más que una obra, un cambio de ciudad
El Metro no solo representa una mejora en transporte: implica una transformación urbana y ambiental. Con 8,5 kilómetros de viaducto construidos y la integración con el sistema TransMilenio, el proyecto promete reducir tiempos de viaje y emisiones contaminantes, dos problemas que por años han afectado la calidad de vida en Bogotá.
A pesar de los desafíos técnicos, los retrasos iniciales y la desconfianza acumulada tras décadas de promesas incumplidas, el avance actual marca un punto de inflexión. Por primera vez, el Metro de Bogotá es visible, medible y real.
Mientras los primeros trenes descansan en el taller de Bosa, miles de trabajadores continúan día y noche construyendo lo que, si todo sigue según lo previsto, será el eje de una nueva movilidad urbana para más de ocho millones de personas. El sueño parece, ahora sí, estar sobre rieles.

