Una nube de polvo del Sahara ha sido detectada sobre el norte del país, confirmó el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam).
Se trata de una concentración baja que, por ahora, no representa un riesgo para la salud ni altera la calidad del aire.
Este fenómeno ocurre cada año, entre junio y agosto, debido a los vientos que cruzan el Atlántico.
El polvo sahariano está formado por diminutas partículas minerales que nacen en el desierto más grande del mundo.
Viajan miles de kilómetros impulsadas por los vientos alisios y, en ocasiones, alcanzan el Caribe, Centroamérica y América del Sur.
Colombia, especialmente la región Caribe, suele verse afectada por su llegada en temporada seca.
La jefa de la Oficina de Pronósticos y Alertas del Ideam, teniente coronel Carolina Rueda, aseguró que la nube no es densa ni extensa.
“No tenemos una activación que sea significativa ni que genere una alerta para el país”, explicó.
Aun así, el organismo mantiene un monitoreo constante sobre la evolución del fenómeno.
El polvo del Sahara puede influir en la salud pública cuando su concentración es alta.
Las partículas más finas, conocidas como PM10 o PM2.5, pueden ingresar al sistema respiratorio y agravar enfermedades preexistentes.
Niños, adultos mayores y personas con afecciones pulmonares suelen ser los más vulnerables.
Según estudios de la Organización Mundial de la Salud, la exposición prolongada a estas partículas puede causar irritación, tos o dificultad respiratoria.
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También se ha vinculado con aumentos en hospitalizaciones por asma y otras enfermedades respiratorias en zonas afectadas.
Sin embargo, estos efectos solo se presentan cuando las nubes son densas y persistentes.
En Colombia, los impactos más frecuentes se registran en ciudades costeras como Santa Marta, Barranquilla y Riohacha.
Durante eventos más intensos, se han reportado disminuciones en la visibilidad y aumentos en los niveles de contaminación del aire.
A pesar de ello, el Ideam señala que en este momento no hay razón para emitir advertencias a la población.
Además de sus efectos sobre la salud, el polvo sahariano puede tener impactos ambientales.
Varios estudios han demostrado que actúa como fertilizante natural al transportar fósforo y hierro hacia selvas y océanos.
Este material contribuye a la productividad de ecosistemas marinos y ayuda a la regeneración de suelos tropicales.
Al mismo tiempo, la presencia del polvo influye en el clima.
Al reflejar la luz solar, puede reducir las temperaturas superficiales y limitar la formación de tormentas tropicales.
Sin embargo, su efecto climático varía según la intensidad y altura de la nube.
El Ideam recomienda a la ciudadanía estar atenta a los boletines oficiales en caso de un aumento en la concentración de polvo.
En episodios fuertes, se sugiere limitar la exposición al aire libre, cerrar puertas y ventanas, y utilizar mascarillas en exteriores.
Personas con enfermedades respiratorias deben estar en contacto con su médico ante síntomas inusuales.
La llegada del polvo del Sahara no es un evento extraordinario, pero sí requiere vigilancia.
Se espera que, con la temporada seca, nuevas masas de aire sigan atravesando el Atlántico.
Por ahora, Colombia se mantiene en estado de observación, sin señales de alerta inmediata.
Imagen: Generada con IA