Recientemente, la Asociación GSM lanzó un informe donde determinan que el número de propietarios de al menos un celular inteligente en todo el mundo ha alcanzado la asombrosa cifra de 4.300 millones para finales de 2022. Esto representa más de la mitad de la población mundial, lo que subraya el crecimiento exponencial del acceso a Internet a través de dispositivos móviles en la última década.
Sin embargo, aún cuando esta cifra refleja un progreso significativo, la universalidad del uso de teléfonos inteligentes todavía está lejos de hacerse realidad. El informe revela que la adopción del celular es desigual en diferentes regiones del mundo. Mientras que en los países más ricos su presencia se ha consolidado en gran medida, en otras partes del mundo, especialmente en regiones menos desarrolladas, el uso de estos dispositivos sigue siendo limitado.
Sorprendentemente, todavía hay 600 millones de personas que utilizan teléfonos móviles básicos, lo que pone de evidencia la persistencia de la brecha digital a nivel global. La disparidad en el acceso a Internet también es evidente, ya que aproximadamente 3.400 millones de personas en todo el mundo aún no están conectadas. Esta desconexión afecta particularmente a las zonas interiores, con un 38% de personas que viven en estas áreas sin acceso a dispositivos conectados.Por ejemplo, África subsahariana y el sur de Asia son las regiones más afectadas, con un 59% y un 52% de la población respectivamente que carece de acceso a Internet.
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Los retos para cerrar esta brecha digital son complejos. La falta de habilidades digitales, el analfabetismo y las preocupaciones sobre la seguridad en línea son parte de los obstáculos para avanzar hacia el acceso a internet en muchas regiones del mundo.
Así mismo, se evidencia disparidad en la conectividad. La mayoría de los usuarios en algunas áreas están satisfechos con la conectividad 3G en lugar de 4G. Esto refleja la necesidad de una mayor inversión en infraestructura digital en dichas regiones.
A pesar de los avances notables, queda mucho por hacer para garantizar que el acceso a Internet y la tecnología sean verdaderamente universales y accesibles para todos. La comunidad internacional y las partes interesadas en el ámbito de la tecnología deben redoblar sus esfuerzos para superar las barreras que impiden que millones de personas se beneficien plenamente de las ventajas de la conectividad digital en la era moderna.
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